Beatriz Zimmermann, la madre de las niñas canarias desaparecidas, con una de ellas en una imagen de archivo.

Beatriz Zimmermann, la madre de las niñas canarias desaparecidas, con una de ellas en una imagen de archivo.

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La desgarradora carta de Beatriz, madre de las niñas desaparecidas en Tenerife, a su exmarido Tomás

"Te pido, por favor, que no te mires a ti, que no me mires a mí, que las mires a ellas", dice la madre en la misiva para que el padre piense "con el corazón".

20 mayo, 2021 12:55

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Han pasado más de tres semanas desde aquel fatídico 27 de abril, día en que Tomás Gimeno, padre de Anna y Olivia, desapareció en Tenerife junto a sus hijas. Son ya 23 los días en los que Beatriz no ve, toca, juega, ni amanece junto a las pequeñas. Pesan como una losa. Abruman e inquietan. Agotada, con una investigación que se alarga más de lo esperado y sin ninguna hipótesis que coja fuerza, la madre rompe su silencio y se dirige directamente a su exmarido, le pide que piense con el corazón. Que recapacite. Le tiende la mano. Le ruega que vuelva.

“Tomy, te escribo esta carta porque necesito que pienses con el corazón y no con la mente. Y lamentablemente el único medio es este. No sé dónde están”, arranca.

Sin rastro de su paradero y con pocas pistas hasta la fecha, la investigación policial tiene aún todas las hipótesis abiertas. Han registrado ya cinco veces la casa de Tomás, dos con perros rastreadores. Y hay dos escenarios clave están siendo analizados: el coche y el barco, encontrado a la deriva un día después de la desaparición. Aunque las últimas actuaciones policiales dibujan la posibilidad de que algo malo haya podido pasarle a las menores, el entorno de las niñas siempre ha mantenido intacta la esperanza de volver a verlas. “Sé que las quieres más que a ti mismo. Sé que jamás les harías daño (…). No se trata de nosotros Tomy, se trata de ellas”.

Abatida y cansada, firme en el final feliz, aunque cada día con menos fuerza, Beatriz se muestra rota cuando visualiza su realidad presente, la impotencia de no tenerlas. “Míralas, tú que puedes... acarícialas, bríndales el amor que siempre vieron en ti, no les falles. Pero no les arrebates ese derecho que tienen de disfrutar del amor de una madre”, continúa.

Un texto que nace de las entrañas de Beatriz, una madre coraje, y hasta ahora callada, que está moviendo cielo, mar y tierra. Necesita una señal. Tomás sabe cómo contactar con ella. A continuación, la misiva íntegra:

Tomy,

Te escribo esta carta porque necesito que pienses con el corazón y no con la mente. Y lamentablemente el único medio es este. No sé dónde están. Sólo sé que tenemos un gran amor en común: nuestras hijas. Sé que las quieres más que a ti mismo. Sé que jamás les harías daño, he defendido eso siempre y nunca lo he puesto en duda.

Lo nuestro no funcionó por diversas razones, pero eso no significa que nos tengamos que hacer tanto daño y sé que deseas lo mejor para ellas. Olivia y Anna son lo más bonito que nos ha pasado y siempre estaremos unidos por ellas.

Ambas nos quieren y necesitan Tomy, a los dos. Sé que las adoras, que quieres darles lo mejor. Necesitarán a su padre y a su madre. Nos necesitan fuertes y unidos durante los buenos y malos momentos que les tocará vivir. No se trata de nosotros Tomy, se trata de ellas.

Míralas, tú que puedes... acarícialas, bríndales el amor que siempre vieron en ti, no les falles, sé que lucharás por darles la mejor vida al igual que yo. Pero no les arrebates ese derecho que tienen de disfrutar del amor de una madre.

Esto va más allá de lo que haya pasado entre tú y yo. 
Te pido, por favor, que no te mires a ti... que no me mires a mí... que las mires a ellas. Nos reclaman como padres.
Nadie ocupará tu lugar de padre, nadie podrá ocupar mi lugar de madre.

Fue una creación de ambos. Ni yo tengo derecho a quitarte el enorme placer de tenerlas a tu lado, ni tú quitarme ese derecho y deber que tengo como madre con ellas.

Me necesitan Tomy. Vuelve. Vuelve con ellas. Lo peor que puede pasarle a un hijo es que lo alejen involuntariamente del amor de sus padres.

Las espero con los brazos y el corazón abiertos. No mires el mundo adulto, míralas a ellas, desde su mundo de niñas pequeñas y frágiles, confundidas y tristes. Sólo tú puedes ayudarlas a volver a mis brazos, aparte de los tuyos.

Queríamos darles la mejor vida, la que las haga más felices, con ambos cerca de ellas siempre. Sólo te pido que las mires... sólo un breve momento y como padre te preguntes: ¿qué es lo que ellas más necesitan ahora mismo? Sabes la respuesta. No pienses en mí, ni en ti, sólo en ellas.

No alargues la tortura, todos estamos sufriendo. Sé que no quieres eso. Sé que en el fondo deseas volverlas a ver felices con su entorno, su hogar, su familia, amiguitas del cole, sus perros, juguetes. Tomy, sólo te pido algo: quiérelas... de tal manera... que tengan lo que más necesitan, el amor de unos padres...aún estamos a tiempo de reparar los daños... y no marcarlas de por vida. Sabes que es un egoísmo hacia ellas quitarlas de su madre.

Olivia y Anna te lo agradecerán infinitamente. Dales lo que más necesitan, no lo alargues más, no tiene sentido. Piensa con el corazón, no con la mente.
No puedo creer que te haga feliz hacerles daño y separarlas de mí. Y si tú eres un infeliz ellas no podrán crecer felices tampoco... no se lo merecen...son unas niñitas inocentes con toda una vida por delante.

Espero alguna señal de tu parte como respuesta, tú sabes cómo contactarme.

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