José Riquelme y Rafael Basterrechea, presidente y vicepresidente de Avite, respectivamente, con las recetas de 1952 y los documentos franquistas.

José Riquelme y Rafael Basterrechea, presidente y vicepresidente de Avite, respectivamente, con las recetas de 1952 y los documentos franquistas. JB

Reportajes

Un médico de Murcia ya recetaba talidomida para náuseas en 1952: al menos, un bebé nació sin un brazo

EL ESPAÑOL accede a recetas que prueban que el fármaco circuló por el país ocho años antes de que las autoridades franquistas lo autorizasen

4 abril, 2021 01:06
Murcia

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En estos días se habla mucho de que la Región de Murcia es un laboratorio político, pero mucho antes, en 1952, fue un laboratorio farmacológico porque ese año en una casa de Torre Pacheco, uno de los tres médicos del pueblo ya recetaba Varial: un medicamento con talidomida que carecía de permiso para su venta en farmacias. EL ESPAÑOL ha accedido a recetas y documentos de la dictadura franquista que revelan que el Varial comenzó a prescribirse -como mínimo- ocho años antes de tener autorización sanitaria. En su composición incluía el principio activo de la talidomida (imida del ácido-N-ftalil-glutámico) que a la postre causó malformaciones en bebés y una batalla legal liderada por Avite.

Ese facultativo era el doctor Alcaraz que por aquel entonces veía a sus pacientes en una de las habitaciones de su casa en Torre Pacheco: un municipio situado al otro lado del Puerto de la Cadena y que carecía de consultorio médico. Desde su domicilio, entre el 14 de octubre y el 18 de diciembre de 1952, al menos en seis ocasiones recetó Varial. Un hecho que vulneraba la ley de Sanidad porque no fue hasta el 25 de marzo de 1957 cuando se solicitó a la Dirección General de Sanidad, tanto la inscripción del Varial en la sección de registros farmacéuticos, como la autorización para elaborar y vender este fármaco con el principio activo de la talidomida.

En los documentos del régimen de Franco que hasta ahora no habían visto la luz, con el membrete del Ministerio de la Gobernación y el escudo del águila de San Juan, se recoge que el fármaco Varial obtuvo permiso para su venta al público, el 25 de octubre de 1960, a razón de 77,20 pesetas, por un frasco con 20 comprimidos. Sin embargo, los citados volantes médicos demuestran que ocho años antes, en este pueblecito murciano dedicado a la agricultura, el doctor Alcaraz firmó recetas de beneficiencia para que mujeres embarazadas con pocos recursos económicos paliasen sus angustias y mareos consumiendo un medicamento que ni existía ni había pasado los filtros de la Dirección General de Sanidad.

El precio de la consulta eran cinco duros y a veces como la economía de las pacientes brillaba por su ausencia le pagaban en especie al médico: con media docena de huevos, una gallina, un conejo... “Las recetas demuestran que en nuestro país, durante la dictadura, primero se colocaba el medicamento en el mercado para probar su rentabilidad y luego se tramitaba conforme a la ley”, tal y como sostienen a la vista del contenido de los documentos, el presidente y vicepresidente de Avite, José Riquelme y Rafael Basterrechea, respectivamente.

El vicepresidente y el presidente de Avite,  Rafael Basterrechea y José Riquelme, respectivamente, analizando los documentos.

El vicepresidente y el presidente de Avite, Rafael Basterrechea y José Riquelme, respectivamente, analizando los documentos. Badía

“En los años cincuenta un médico de Torre Pacheco estaba vendiendo el principio activo de la talidomida en un fármaco, el Varial, del que oficialmente no se tenía constancia en ningún papel”, insisten sobre la gravedad de estas prácticas los dos responsables de la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (Avite).

En los citados documentos franquistas hay un prospecto de Varial, de cuya producción y comercialización se ocupó un laboratorio farmacéutico catalán de renombre: Pevya, del investigador Pere Puig Muset, de cuyas probetas en Molins de Rey salieron meritorias investigaciones sobre la vitamina E o los derivados que combatieron la tuberculosis expandida en la Guerra Civil.

En cada comprimido de Varial, había 50 miligramos de la imida del ácido-N-ftalil-glutámico, y se aseguraba que su acción en el paciente quedaba “selectivamente circunscrita sobre los sustratos bioquímicos que rigen la vida psíquica, modificándolos favorablemente y sin dar lugar a que sobrevengan fenómenos secundarios de ninguna clase”. La historia posterior ha demostrado que esas pastillas de inocuas tenían bien poco.

La panadera de Torre Pacheco

Estas recetas que ponen de manifiesto la falta de controles en la venta de fármacos que hubo en el régimen de Franco, las encontró María Ángeles: una panadera de Torre Pacheco, hija de un afectado por la talidomida. Su progenitor, José, nació sin el brazo derecho, pero no le reconocían que era uno de los afectados por el principio activo patentado por la farmacéutica Grünenthal y María Ángeles comenzó a investigar por su cuenta para buscar pruebas.

"Ella no quería que su padre se quedase fuera de las compensaciones económicas para las víctimas que prevé la proposición no de ley que aprobó el Congreso de los Diputados y habló con un farmacéutico que le puso sobre la pista de las recetas: le explicó que en esa época los volantes médicos incluían papel de calco, el original se lo quedaba el cliente y el calco el boticario".

Aquel soplo de botica, según los responsables de Avite, se convirtió en el hilo del que tiró la panadera al dirigir un escrito al archivo municipal del Ayuntamiento de Torre Pacheco que custodia documentos manuscritos y gráficos que datan de 1836.

Instalaciones del archivo municipal de Torre Pacheco.

Instalaciones del archivo municipal de Torre Pacheco. Ayto

María Ángeles tenía clara la veracidad del relato de José, a cuya madre, uno de los tres médicos del pueblo le recetó unas pastillas de un fármaco con talidomida para mitigar sus mareos. El resultado de aquel tratamiento fue atroz: su hijo nació sin una extremidad. De forma que la panadera preguntó si existían copias compulsadas y certificados de recetas de Varial. La responsable del archivo municipal de Torre Pacheco emitió un informe confirmando la existencia de seis volantes médicos de Varial, del año 1952, que estaban “en la serie documental recetas de beneficiencia, legajo 99, expediente 36”.

Todas esas recetas eran de beneficiencia, con descuento en el precio del Varial para el usuario, y fueron expedidas por el doctor Alcaraz, como especialista en medicina interna y niños. La consulta estaba en la calle Mártires: una cruel ironía del destino para unas madres, cuyos bebés vinieron al mundo como mártires de la imida del ácido-N-ftalil-glutámico.

El esfuerzo de la panadera fue en vano porque el Instituto Carlos III emitió un informe, avalado por la presidenta del Comité Nacional de la Talidomida, Encarna Guillén, que deja fuera de los afectados a su padre: "La persona evaluada presenta un defecto unilateral transverso de un solo miembro, que no cumple con los criterios establecidos en la bibliografía científica internacional para ser considerados como lesiones compatibles con embriopatía por talidomida".

Riquelme y Basterrechea agradecen la labor investigadora de María Ángeles: "Esas recetas jugaron un papel importante para lograr que se retrasara cinco años el reconocimiento de los afectados en la proposición no de ley". De hecho, la PNL inicialmente solo reconocía a víctimas de 1955 a 1986 y se retrotajo al periodo 1 de enero de 1950 hasta el 30 de septiembre de 1986.

Algunos de los afectados por la talidomida que son socios de Avite.

Algunos de los afectados por la talidomida que son socios de Avite. Avite

419 folios de incoherencias

“Las recetas de Torre Pacheco son las más antiguas de un fármaco con talidomida de las que se tiene constancia en España, pero eso no quiere decir que mucho antes no se recetase Varial y otros medicamentos en distintos puntos del país”. Tal hipótesis la apoyan en Avite en los 419 folios del régimen de Franco que durante años pidieron a la Agencia Española del Medicamento y que nos les fueron entregados hasta febrero de 2020.

En ese tocho documental se recoge el estudio económico, de composición y elaboración, así como la cronología de la tramitación de los siete fármacos que se distribuyeron en suelo español con el principio activo de la talidomida que la alemana Chemie Grünenthal patentó en Madrid un 3 de marzo de 1.956.

La patente contemplaba once maneras distintas de fabricar el compuesto para evitar plagios y asegura que la talidomida posee "excelentes propiedades terapéuticas", como la acción sedativa. De ello discrepan Riquelme y Basterrechea: el primero, condenado a desplazarse en muletas de por vida porque nació con el pie derecho a la altura de la rodilla, y el segundo, vino al mundo con la mano izquierda en el codo. Sus madres consumieron en el embarazo fármacos con talidomida.

A partir de junio de 1959, según esa pila de folios, se autorizaron en España los siguientes medicamentos: Insonid (del Instituto Farmacológico Latino de Madrid); Gluto Naftil (Farmacobiológicos N.E.S.S.A de Cataluña); Imidan y Varial (UCB Pevya de Cataluña); Softenon, Noctosediv y Entero Sediv (Medinsa de Madrid como representante de Grünenthal). En todos los escritos de petición y respuesta a los trámites, un latiguillo que se repite al final del documento: 'Dios guarde a usted muchos años'.

El Softenon y el Imidan fueron dos de los fármacos con talidomida que autorizó el Ministerio de la Gobernación de Franco.

El Softenon y el Imidan fueron dos de los fármacos con talidomida que autorizó el Ministerio de la Gobernación de Franco. Avite

- En opinión del presidente y vicepresidente de Avite: ¿Cómo es posible que tres laboratorios españoles no actuasen en el país como representantes de Chemie Grünenthal que tenía la patente?

- Un contrato mercantil entre empresas es privado, por tanto no sabemos si Grünenthal vendió su principio activo con los laboratorios españoles, pero entenemos que lo tuvo que comercializar porque de lo contrario habrían demandado a los otros laboratorios. El enlace entre la compañía farmacéutica y algunos laboratorios españoles fue Hans Joffman: un doctor con supuestos vínculos con la Alemania nazi que vivía en las Islas Canarias y al que conocían como Juan. Entre febrero y abril de 1960 realizó un pedido de 1.050 kilos de talidomida y eso es imposible que fuera solo para Canarias porque cada pastilla lleva unos gramos, como mucho. Con una tonelada tenía para toda la población canaria

De la confrontación que Avite realiza de las fechas de puesta en circulación y retirada de los fármacos, se desprende que en la España franquista no se tuvo en cuenta la orden que las autoridades germanas emitieron el 26 de noviembre de 1961, instando a la retirada del compuesto en todos los hopitales del país. Prueba de ello es lo sucedido el 21 de mayo de 1962: los laboratorios de Medinsa recibieron del Ministerio de la Gobernación de Franco, el permiso para producir y distribuir la versión en suspensión del Entero Sediv. Más talidomida para el mercado patrio...

Estos 419 folios reflejan el descontrol que había entre la Inspección General de Farmacia y la Dirección General de Sanidad, de otra forma no se entiende cómo el Entero Sediv en suspensión se autorizó, a pesar de que solo tres días antes, el 18 de mayo de 1962, se emitió la primera orden de reirada de medicamentos que contenían talidomida: Softenon, Imidan y Glutonaftil.

Otro disparate más: en 1963, en Inglaterra, se sacaba de circulación la talidomida mientras en España las autoridades franquistas emitían notificaciones recordándole a los laboratorios que podían solicitar la convalidación de sus permisos para vender el fármaco con el peligroso principio activo. "Tengo el honor de comunicarle a usted que la especialialidad denonimada Insonid, 10 comprimidos, de 0,015 gramos, ha sido anulada automáticamente por haber caducado su periodo de vigencia, el 11 de junio de 1964, sin haber solicitado su convalidación. Se le requiere para que, en caso de interesarle, pueda rehabilitar su registro en el término de quince días".

El 10 de agosto de 1964, la Dirección General de Sanidad, con el sello del Ministerio de la Gobernación, dio luz verde a que quedase "prorrogada la autorización de elaboración y venta" del Insonid, por otros cinco años, para recetarlo en los consultorios médicos y venderlo en las boticas españolas a 12,40 pesetas.

La Dirección General de Sanidad autorizando en 1964 la producción y distribución de un fármaco con talidomida.

La Dirección General de Sanidad autorizando en 1964 la producción y distribución de un fármaco con talidomida. Cedida

La renovación del Insonid se produjo a pesar de que ya se habían registrado en Europa casos de bebés nacidos con graves malformaciones, porque sus madres consumieron alguna medicina con talidomida durante el embarazo, y en España dos años antes ya se habían retirado fármacos haciendo alusión a esos casos. Eso sí, pero como era costumbre en el franquismo sin mencionar explícitamente nada de lo que estaba pasando.

Valga como ejemplo la notificación al laboratorio que producía Glutonaftil, que obra en los mencionados 419 folios, y que data del 25 de septiembre de 1962: "Tengo el honor de comunicarle que por esta Dirección General de Sanidad, a la vista de las informaciones recibidas, sobre el uso de medicamentos o especialidades farmacéuticas, a base de imida del ácido-N-ftalil-glutámico, de carácter mundial unas, y otras de los organismos competentes de nuestro país, se ha resuelto anular con carácter definitivo, la especialidad farmacéutica de su labratorio, denominada Glutonaftil". Por ningún lado se habla de casos de malformaciones, sino de 'informaciones recibidas'.

- ¿Qué valor tienen para Avite esos folios de burocracia franquista?

- Habrían tenido valor para presentarlos como prueba en el procedimiento judicial donde se falló que los hechos estaban prescritos. Esos 419 folios recogen la tramitación de la talidomida en España y la Agencia Española del Medicamento se negaba a entregarlos amparándose en la ley de Protección de Datos: ¡Estamos hablando de que los firmantes ya estaban muertos! La Agencia de Protección de Datos avaló en un informe que era legal entregar los folios y no los recibimos hasta febrero de 2020. Hemos esperado dieciséis años para recibir una información que se sabía que exitía y que de manera deliberada el Estado la ha mantenido atascada. En el proceso legal pudo ser crucial.

Pero ya era demasiado tarde. Ese tocho solo es papel mojado, que pone de manifiesto que seis décadas y un lustro después, todavía hay demasiadas incógnitas sobre cómo se distribuyó y retiró la talidomida de las consultas médicas y farmacias españolas. "No tenemos ninguna duda, en la España de la dictadura de los cincuenta y sesenta fuimos cobayas con los medicamentos", sentencian José Riquelme y Rafael Basterrechea, presidente y vicepresidente de Avite, respectivamente.

En la actualidad, todavía sigue en marcha en las autonomías el proceso de reconocimientos médicos para determinar la cifra de víctimas de este principio activo. "Se han presentado 584 solicitudes y a falta de concluir las evaluaciones en los hospitales de referencia, ya hay 103 afectados que serán indemnizados conforme a la proposición no de ley, aprobada en el Congreso de los Diputados por unanimidad". La PNL establece 12.000 euros por punto porcentual de discapacidad y prevé que el Gobierno instará a Grünenthal a indemnizar en la misma cuantía.

- ¿Cuántos afectados calcula Avite que hay en España?

- Entre 300 y 350 están vivos y calculamos que muertos hay de 2.650 a 2.700: el porcentaje de bebés fallecidos sin extremidades fue terrorífico. La talidomida es un asunto sin resolver en España desde el franquismo.