Las cuatro cosas que no debe hacer con su mascarilla.

Las cuatro cosas que no debe hacer con su mascarilla.

Reportajes

Qué hacer con la mascarilla cuando no la llevas puesta: el peligro de dejarla en cualquier sitio

Recomiendan guardarlas en bolsas de papel, usar gel hidroalcohólico para desinfectarlas y no usarlas más de cuatro horas. 

25 julio, 2020 18:19

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La rutina, de un tiempo a esta parte, es inevitable y, en gran parte del territorio, obligatoria. Cada mañana, toca sacar la mascarilla de la bolsa de la farmacia, de Mercadona o Alcampo; ajustársela bien y salir a la calle con ella. Difícilmente alguien puede cometer un error en este primer proceso. Sin embargo, a partir de ahí, pocos son los que actúan con corrección. Unos, los más frioleros –nótese la ironía–, la usan de bufanda; otros la llevan en el codo, por si se caen; y unos últimos, simplemente, no saben qué hacer con ella cuando se sientan en una terraza o llegan a la oficina.

El desconocimiento, a menudo, es total, pero tiene consecuencias: “Si no colocamos correctamente la mascarilla, arrastraremos todo tipo de bacterias”, reconoce Itziar, farmacéutica, en conversación con EL ESPAÑOL. “En ese caso –prosigue– el filtro no funcionaría al 100%. Pero, además, puede causar algún tipo de alergia atópica, irritación en la zona de la boca… O, si la guardamos mal y mucho tiempo, generar hongos, lo que puede llevar a tener alguna infección en la boca”.

Por eso es importante seguir ciertas recomendaciones. La primera, no llevarla más de cuatro horas puesta. Y la segunda, guardarla adecuadamente al quitársela –siempre que se vaya a reutilizar–. ¿Dónde? “Un sobre de papel es un buen sitio –por ejemplo, el que nos dan en la farmacia con las propias mascarillas–”, recomienda la farmacéutica Gemma del Caño. “A mi modo de ver, además, deberíamos proteger siempre la parte que va a estar en contacto con nuestra boca. Es decir, mejor doblarla por la parte interna”, prosigue.

A partir de ahí, las cajas o bolsas de plástico son las peores compañeras de la mascarilla. “Y luego hay que desinfectarla y separada de las fuentes de calor”, añade Gemma del Caño. “Al fin y al cabo, no sólo hay que protegerse –aunque sea muy importante– del coronavirus, sino también de otro tipo de bacterias”, finiquita.

La prueba

La analista y farmacéutica clínica Marisa García Alonso ha hecho la prueba elaborando un cultivo de cinco mascarillas usadas en diferentes situaciones y dando a conocer sus resultados a través de su cuenta de Instagram. Y, en todos los casos, ha arrastrado bacterias. Eso sí, no siempre en la misma proporción ni con el mismo ámbito de peligrosidad.

Marisa García Alonso usó la primera mascarilla para cantar. En ella, se acumularon “estafilococos y algunas bacterias de diferentes especies”. En cualquier caso, nada grave. La segunda que analizó fue la que llevaba en el bolso, la que utiliza “de vez en cuando” –para hacer la compra, por ejemplo–. “Tiene unos cuantos estafilococos y no tiene demasiada contaminación. La he usado muy pocas veces y durante una hora”, aclara.

En su tercera prueba, la analista farmacéutica examina una nueva, recién comprada. Sin embargo, se da cuenta de algo realmente sorprendente: “Ya tiene alguna bacteria. Quizás, al cogerla se ha contaminado… No se la ha puesto nadie y, sin embargo, tiene alguna colonia”, explica. Y en la cuarta analizada, la que estaba utilizando cuando realizaba el experimento, también encontró “estafilacocos, estreptococos y bacterias que no sabemos qué son”. La especialista la había utilizado dos veces y durante poco tiempo.

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Después de “sembrar”las mascarillas como habrás visto en los vídeos anteriores: Ya tenemos los resultados en las placas de Agar Sangre. Han crecido staphylococcus, streptococcus, neiserias, bacillus que parecen ser contaminantes... está claro que debemos lavar las mascarillas, desinfectarlas de vez en cuando y cambiarlas si es posible con relativa frecuencia. Las bacterias que aparecen no son patógenas por sí mismas, pero podrían convertirse en patógenas oportunistas si se ven muy aumentadas debido a que están creciendo en abundancia en las mascarillas húmedas con nuestro aliento.. ojo! Esto es una evidencia de algo que ocurre, para que cuidemos mejor nuestras mascarillas, o las cambiemos más a menudo, No es mi intención que alguien concluya no usarlas, y menos cuando podamos correr algún riesgo o que lo corran personas s nuestro alrededor. Espero vuestras propuestas y consultas sobre los resultados. Y que os haya resultado interesante 😊

Una publicación compartida de Marisa García Alonso (@marisagalonso) el 17 Jul, 2020 a las 1:39 PDT

El gran problema, realmente, se lo encontró en la última mascarilla utilizada. Para ello, eligió una usada durante tres semanas y al menos ocho horas al día. En ella, García muestra en su vídeo de Instagram todos lo que se encuentra. “Y es bárbaro. Aquí hay de todo”. Muchas de esas bacterias, contaminantes. Incluso, duda si hay algún hongo. “Y bichos que no sabemos”, explica, finiquitando.

¿Soluciones?

Todas las farmacéuticas coinciden en lo mismo: sentido común. Es decir, no colocar la mascarilla en cualquier sitio, ni tampoco en el cuello, en el codo o en cualquier otra parte del cuerpo que no sea la boca. Utilizar gel desinfectante hidroalcohólico al quitársela y no utilizarla más de cuatro horas –en el caso de las quirúrgicas e higiénicas–.

A partir de ahí, la evidencia es clara: hay que usarla para evitar el coronavirus, pero haciéndolo bien. De lo contrario, podemos almacenar cerca de nuestra boca bacterias poco deseables.