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Un fin de semana tranquilo, sin más ocupación que la de perderse entre las paredes de los Gaitanes, en Málaga, en comunión familiar, celebrando la alegría que trae un cumpleaños. Así fueron los días previos a la tragedia que asoló a Emelina y Fernando, golpeados por la muerte de su hija pequeña, Daniela, a manos de Ignacio -su íntimo amigo- tras arrojarla por la ventana de su casa. Nacho, como le conocían en su círculo más cercano, cumplía años y pasaba una temporada en casa del matrimonio. La mujer y el asesino trabajaron juntos en Ikea, en Sevilla, donde entablaron una amistad que terminó con el asesinato. Para festejarlo decidieron perderse por los casi ocho kilómetros que separan el inicio del fin de este sendero en la provincia andaluza.

Todos, Emelina, Fernando, Daniela, su hermana mayor e Ignacio, decidieron dar rienda suelta a la felicidad y disfrutar de El Caminito del Rey, un paseo construido en el desfiladero de los Gaitanes. El aniversario de Nacho era el mejor de los motivos. La caminata comenzaba en el pantano del Conde de Guadalhorce, un paseo a orillas del agua azulada, que acaba en la presa del Chorro, ahí empezaron los cinco la aventura natural malagueña.

Este paraje natural, cercado por los municipios de Álora, Antequera y Ardales, vivió el festejo de uno de los días más importantes para la familia. Emelina J. conoció al asesino de su pequeña muchos años atrás, cuando la sede de Ikea en Sevilla les unió en un mismo trabajo. Allí se forjó una especial relación que se mantuvo cuando ella decidió trasladarse a Málaga donde conoció a Fernando S., su marido quien, con el tiempo, acogió a Ignacio sin animadversión. Cuando el matrimonio se enteró de que su amigo, que había abandonado la tienda para convertirse en bróker de bolsa, no pasaba un buen momento, no dudaron en acogerle en su hogar. Qué mejor lugar que la sierra malagueña para levantar el ánimo de su inseparable amigo.

Los padres de la pequeña Daniela, Emelina y Fernando.

Los padres de la pequeña Daniela, Emelina y Fernando.

Entre tres y cuatro horas de disfrute salvaje abrazados por el verde que ofrece la orografía del lugar. Un descenso, con leves verticalidades, que se recorren acompañados del resto de visitantes y protegidos, siempre, por el material de seguridad como los cascos reglamentarios. Menos de tres días faltaban para que Ignacio cometiera la peor de las acciones. El siguiente martes, nueve de octubre, arrojó a la niña por una de las ventanas del hogar familiar para, después, hacerlo él mismo, según confirmaron fuentes policiales a EL ESPAÑOL.

Ignacio vivía en una fatal situación anímica: tenía, según han confirmado a este medio, “antecedentes psicológicos” que le afectaban a la forma en la que miraba el mundo y a cómo creía que el mundo le miraba a él. Al parecer, padecía delirios persecutorios.

Ikea, el inicio

Este medio se ha puesto en contacto con parte de la plantilla de Ikea Sevilla, lugar en el que confluyó la amistad entre la madre de Daniela y su asesino. Un veterano empleado, que trabaja en la franquicia sueca desde 2004, año de su apertura, cuenta que Ignacio era el jefe de sección de Logística en la tienda que se ubica en la capital andaluza.

Varios periodistas y cámaras se congregan en la puerta del bloque donde se ha producido el suceso.

Varios periodistas y cámaras se congregan en la puerta del bloque donde se ha producido el suceso. Europa Press.

Allí llegó procedente de Carrefour, la empresa francesa extendida por las fronteras patrias. Como él, Emelina cambió la compañía gala por la sueca cuando supo del inicio mobiliario en el Aljarafe de Sevilla. Ella era jefa de sección en el departamento de Ventas.

“Con Nacho me cruzaba solo los buenos días porque él era jefe y no coincidíamos mucho”, explica el empleado que coincidió con ambos en Ikea. “Estaría un año de jefe de Logística en la tienda, luego lo nombraron para un cargo de más alto a nivel estatal y trabajaba casi todo el tiempo desde su casa, venía muy de vez en cuando a la tienda. Después se fue o lo trasladaron al Ikea nuevo de Málaga. Emelina se fue también a Málaga, de aquí se fue soltera", relata la fuente consultada.

Añade que Nacho era "una persona normal" y que no se le conoce de aquel tiempo ningún episodio anómalo. La tragedia que ha protagonizado lo ha rescatado del olvido en la memoria de sus antiguos compañeros del Ikea de Sevilla. "Si no es por esto, no nos acordábamos de que había pasado por aquí. Pasó sin pena ni gloria", concluye este trabajador, que no recuerda ningún apellido del fallecido excolega.

Aquí, en Ikea, comenzó todo. Y aquí, catorce años después, han decidido hacer un homenaje silencioso. Entre el conjunto de trabajadores de Ikea se ha extendido un ritual en honor a sus compañeros. Los trabajadores han colgado en sus perfiles personales de Facebook una ilustración con la imagen del famoso cojín, con forma de corazón rojo con brazos que venden en la franquicia sueca. Se trata del modelo Famning Hjärta - corazón para abrazar, en sueco – formando un abrazo y en el que escriben el lema “Estamos con vosotros”. Pero, sin añadir ningún comentario sobre la tragedia ni sobre la empresa.

La manía persecutoria de Ignacio

Aunque, según informa Diario Sur, los padres de Ignacio dijeron en la Policía de Homicidios de Málaga que no tenían constancia de que su hijo sufriera ningún trastorno piscológico, fuentes policiales sí confirmaron que tenía “antecedentes psicológicos”. La información vertida apunta a que vivía con delirios persecutorios que podrían haber sido el detonante de lo que pasó en el interior del hogar malagueño.

Familiares acuden al edificio.

Familiares acuden al edificio.

Este medio ha consultado a una psicóloga, experta en casos de paranoia, que confirma que los rasgos descritos transitan bajo un mismo diagnóstico. Ignacio podría haber padecido esquizofrenia sin diagnosticar. Esta enfermedad, en muchos casos ocasiona en la persona la escucha de voces externas que le ordenan hacer cosas, a veces impensables.

Relata que si se trata de un brote intenso, que se manifieste de forma rápida, el consumo de sustancias estimulantes es un detonante o acelerador, por lo que sería determinante saber si tenía rastros de consumo de estupefacientes.

Apunta, también, a una depresión con trastorno psicótico, una afirmación que podría cuadrar con los hechos narrados por las fuentes consultadas por este medio, puesto que, Ignacio se encontraba en casa de sus amigos para apoyarse en ellos durante un muy mal momento personal.
Cinco días han pasado desde que la vida de Daniela se topara con la terrible decisión de Nacho. Menos de una semana en la que la relación, creada en Ikea, ha copado la vida la familia.