David Palomo Brais Cedeira

La tromba de agua caída en Mallorca ha dejado al menos 12 muertos y un desaparecido –en principio, un niño de cinco años–. Una tragedia producida por el azar, pero también por muchos fallos humanos. Un absoluto varapalo para la población de Sant Llorenç y para todas las poblaciones cercanas. Entre los errores, la falta de coordinación o un cajón de hormigón construido en los años 80, pero también la falta de previsión o la descoordinación tras las primeras informaciones de muertos. “Hemos estado desbordados todo el día”, reconocían los vecinos a EL ESPAÑOL.

1. El cajón de hormigón construido en los 80 que canaliza el torrente

Una de las causas ha sido la antigüedad. A la entrada de Sant Llorenç, el torrente está canalizado por un cajón de hormigón construido a finales de los años 80. Esto podría haber hecho que esa argamasa, que ofrece menos resistencia al agua que el terreno natural, desplazara gran cantidad de fango, árboles y todo lo encontrado se desplazara a gran velocidad. Además, eso no es suficiente para aliviar el agua.

A eso se une una particular orografía. "Hasta nosotros, que estamos en lo alto del pueblo, hemos sufrido daños. No tenemos puerta de garaje y hemos tenido que recoger y sacar agua hasta esta tarde", contaba una afectada de Sant Llorenç en conversación con EL ESPAÑOL. Esa gran pendiente que ofrecen las montañas y que rodea la población se convirtieron en una rampa por la que el agua arrastraba rápidamente todo a su paso. A esto se le une que el barranco que atraviesa la localidad acumulara toda el agua descargada por la tormenta.

2. Los errores en la coordinación

Aunque estos fenómenos son muy complicados de prever, la Aemet dio aviso de intensidad en las lluvias para varias comunidades y, concretamente, en Baleares. A partir de aquí, los expertos reconocen que es casi imposible saber lo que pueden generar. En este caso, la cantidad de precipitaciones sumada a la orografía de la zona ha derivado en una tragedia con hasta 10 muertos.

Los bomberos se quejan por no poder ayudar.

La descoordinación ha sido total a la hora de atajar el problema. UGT ha reconocido que hubo un "exceso" de efectivos, pero echó en falta que se hiciera conforme a unas pautas. De hecho, hubo algunos que no acudieron a pesar estar dispuestos. Es el caso de la Agrupación Profesional de Palma. "Todas estas bombas deberían estar achicando agua en la zona afectada desde hace horas. Siguen paradas en Palma. Sentimos vergüenza y mucha impotencia", tuitearon. Y, sin embargo, Rafael Nadal, llegó a la zona por su cuenta para poder ayudar.

3. Viviendas en el cauce y coches aparcados a su paso

En los lados de la riera hay viviendas construidas. En otra zona, donde confluyen los cauces, hay una iglesia. Son todas viviendas antiguas, algunas de ellas maltrechas. Ninguna es de construcción reciente. En ese mismo lugar, por el que fluyó la riada, había aparcados innumerables vehículos que luego fueron arrastrados por la fuerza de las aguas. El área de Sant Llorenç está clasificada como zona de "alto riesgo" de inundaciones.

Todas estas circunstancias, junto con la orografía del terreno, han elevado la tragedia a otro nivel cuyas consecuencias se ven ahora. La zona cuenta también con serias deficiencias en cuanto a la canalización del torrente de agua por el que se liberaron, desbordadas, la mayoría de las lluvias caídas este miércoles.

Dos vecinas tratan de achicar el agua. EFE

4. La alerta meteorológica para una zona de alto riesgo

Los días anteriores a este jueves, cuando se ha producido la catástrofe, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió varios avisos. Todos anticipaban precipitaciones de gran intensidad en varias comunidades autónomas, entre ellas las Islas Baleares. En esta zona de alto riesgo de inundaciones, donde, por estadística, se produce una al menos cada cien años, debían de conocer la alerta, aunque predecir estos fenómenos no resulta tan sencillo.

AEMET vigilaba la tormenta que se iba a descargar sobre Baleares y, en concreto, sobre la zona de Sant Llorenç. De todos modos, ese tipo de fenómenos meteorológicos, tan furibundos, resultan complicadas de predecir debido a que se desarrollan en muy poco tiempo, a veces en horas.