Las locuras de la jueza pitonisa de Lugo: de stripper en Canarias a presidir sus juicios con un gato

Las locuras de la jueza pitonisa de Lugo: de stripper en Canarias a presidir sus juicios con un gato

Reportajes

Las locuras de la jueza pitonisa de Lugo: de stripper en Canarias a presidir sus juicios con un gato

  • Esta magistrada, madrileña de 55 años, ingresó en la carrera judicial en 1992. Tuvo 21 matrículas de honor en la carrera de Derecho.
  • Fue sancionada por irse al gimnasio y retrasar la puesta en libertad en un detenido, por faltar al respeto a mujeres denunciantes y por fumar durante los juicios.
24 junio, 2018 01:45

La sala en la que imparte justicia la magistrada María Jesús García Pérez, titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Lugo, no es otra que su propio despacho. Entre papeles, bolígrafos, carpetas y el ordenador, hay una pequeña octavilla. Un trozo blanco, níveo, con un breve texto y una imagen de una fémina vestida a la moda victoriana, asoma, juguetón. “Tarotista y vidente”, reza.

Es ella. Jueza de día, pitonisa de noche.

La providencia con las cartas del tarot no es la única excentricidad de la magistrada. También fue investigada por trabajar como stripper –aunque finalmente no fue sancionada por ello– y castigada por irse al gimnasio demorando la puesta en libertad en un detenido, por criticar la ley de violencia de género y faltar al respeto a mujeres denunciantes y por fumar durante los juicios. En uno de sus destinos incluso llegó a presidir vistas con su gato en la sala.

Octavilla repartida por la jueza y su pareja, publicada por El Progreso de Lugo.

Octavilla repartida por la jueza y su pareja, publicada por El Progreso de Lugo. Efe

21 matrículas de honor

María Jesús García Pérez era una estudiante modelo de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Hasta 21 matrículas de honor adornan su expediente académico. Es una mujer alta, espigada, rubia. Ingresó en la carrera judicial en 1992 y su primer destino fue Laredo (Cantabria). En 1996 volvió a la Comunidad de Madrid, de donde es oriunda. Fue a los juzgados de Collado Villalba. Ahí comienza su historia: afirman que ya tuvo algún problema con sus superiores. En junio de 1999, el CGPJ le impuso un año de suspensión en el ejercicio judicial por una falta disciplinaria muy grave de desatención injustificada a sus deberes.

La sanción, confirmada por el Tribunal Supremo, se refería a hechos ocurridos en julio de 1997, cuando María Jesús García estaba destinada en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Collado-Villalba (Madrid). La Guardia Civil había detenido a un súbdito polaco por presuntos delitos de robo con fuerza y comunicó que lo podrían a disposición judicial al día siguiente, cuando María Jesús García estaba de guardia.

Cuando los agentes le llevaron al detenido, la jueza les dijo verbalmente que las actuaciones no eran de su competencia, ausentándose del Juzgado pese a que el detenido ya estaba su disposición. Cuando fue localizada por el fiscal y el personal del Juzgado, García Pérez estaba en el gimnasio y reiteró que no iba a resolver. La Guardia Civil se llevó al detenido y al día siguiente lo volvió a poner a disposición de la jueza, que decretó su libertad.

El Supremo, que desestimó el recurso de la jueza contra la sanción, criticó la "contumacia" de García Pérez en eludir sus obligaciones "con excusas inadmisibles" y consideró que su actuación rozó los límites del delito al propiciar que el detenido estuviera "24 horas privado de libertad y sin resolver sobre su situación personal".

Striptease en Canarias

Pero quizás la primera singularidad, de todas las que estarían por venir, más allá de una dejación de funciones, tuviera lugar en su siguiente destino: Las Palmas de Gran Canaria.

En la capital canaria trabajó como jueza de primera instancia. Pero su actividad fuera de los horarios laborales fue lo que llamó la atención del Consejo General del Poder Judicial. Porque en Las Palmas bailaba como stripper. No eran actuaciones continuadas, sino que lo hacía de vez en cuando, porque el dueño del local era un amigo. Pero, como señalan fuentes cercanas al caso a EL ESPAÑOL, la cuestión era más difícil de lo que puede parecer a priori. ¿Cómo juzgar si esta actividad vulneraba las incompatibilidades de la Ley Orgánica del Poder Judicial?

María Jesús García hizo gala de su astucia, tal y como ha intentado hacerlo en su último embrollo, el tarot en Lugo. En su momento, la jueza argumentó que el striptease era su hobby, su pasatiempo. Que lo hacía en su tiempo libre. Y que, desde luego, no cobraba por ello. Al final, consiguió eludir la sanción. Archivaron el caso. Borrón y (otra) cuenta nueva.

"Los rumanos, si no pegan a la mujer, parece que les falta algo"

Se volvió a mudar en 2006 al Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Santander. La volvieron a sancionar. Se dedicó a criticar la existencia de este tipo de juzgados. En concreto, puso el foco en la Ley de Violencia de Género, que a su parecer "no vale para nada". Afirmó que tenía que atender una "cantidad de ridiculeces innombrables". Añadió, en referencia a las "culturas machistas", que "los rumanos, si no pegan a la mujer, parece que les falta algo" y que "hay muchas mujeres, sobre todo sudamericanas, que irían en este grupo de las que vienen aquí con una sonrisa en la boca, de oreja a oreja, tomándonos el pelo a todo el mundo, diciendo 'ahora quiero retirar la denuncia, ahora quiero arreglarme, reconozco que soy yo la que le pegué'".

El CGPJ censuró que la jueza sus afirmaciones "inadmisibles y desconsideradas" y le reprochó que hubiera hecho un "uso inmoderado de su libertad de expresión, llegando a atentar contra el respeto debido a los ciudadanos tratando en los términos en que lo hace una materia tan delicada y alarmante como es el maltrato, que supone una clara preocupación para toda la población".

En 2011, cuando estaba destinada en el Juzgado de lo Penal número 6 de Bilbao, fue sancionada por una falta leve por fumar dentro de la sala de vistas. García Pérez admitió el hecho, que se había producido en un receso entre vistas, y lo justificó diciendo que así no perdía tiempo en salir a la calle.

María Jesús García Pérez.

María Jesús García Pérez.

Tarotista que concede permiso a descuartizadores

Pero quizás lo más llamativo, lo que ha hecho que se gane un hueco en los titulares de la prensa de tribunales para la posteridad, sea el negocio del tarot, que desveló el periódico El Progreso. Y, quizás, sea la más preocupante, dada su historial. Porque ya no le vale la excusa de no cobrar –gana en torno a 20 euros por sesión–. Porque, según fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, su criterio, completamente rompedor con los anteriores titulares de su juzgado en Lugo, está concediendo “permisos muy peligrosos” a distintos reos de las tres cárceles gallegas que tiene a su cargo.

“Los juzgados tienen unos criterios muy consensuados. Si una Junta de Tratamiento de prisiones, con informes de la prisión en los que los psicólogos, psiquiatras y demás especialistas afirman que ese permiso es contraproducente, que puede ser un peligro, que tú, como magistrado, decidas que no, hace saltar las alarmas”, cuentan a este periódico las mencionadas fuentes. Porque García, por ejemplo, le concedió un permiso a un descuartizador de dos personas, a las que mató cuando fueron a cobrarle una deuda y guardó los trozos de sus cadáveres en un refrigador.

Está por ver qué pasará con la magistrada más famosa de Galicia. Ella, “extraordinariamente libre. Podrías pensar que es antes una yonki que una jueza”.