Saida durante la gala.

Saida durante la gala. Ramón de la Rocha Efe

Reportajes CARNAVAL DE SANTA CRUZ DE TENERIFE

Saida Prieto se queda sin corona: así ha entrenado 2 años tras arder en el escenario

Con 50 kilos menos desde el accidente en el que casi pierde la vida en 2013, la tinerfeña ha vuelto a pisar el recinto. No ha sido elegida reina del Carnaval, pero su sueño era "cerrar el círculo".

8 febrero, 2018 01:54

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Y Saida Prieto cumplió su sueño. La tinerfeña pudo cumplir con el anhelo que quedó arrasado por el fuego cinco años atrás: subirse al escenario de la Gala de la Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. No ganó, pero subió, bailó y disfrutó. “Es lo que quería”, comentaba ella misma a EL ESPAÑOL horas antes de que llegara el gran momento.

Trece jóvenes competían por ser reina del carnaval

La representante de Diario de Avisos y EL ESPAÑOL defendió una fantasía del diseñador Santi Castro que se llamaba “Mi sueño, una realidad”, que pesaba más de doscientos kilos. Saida se ha preparado a fondo en los últimos tres meses, pero su entrenamiento viene de mucho antes. Ya tuvo que luchar primero contra las secuelas físicas y psicológicas del terrible accidente que sufrió en 2013. Y eso era lo que defendía su alegoría carnavalesca.

El simbolismo de su fantasía quedaba patente desde la primera impresión, con una evolución cromática que terminaba en un atuendo “dorado, marfil y beige, desnudo pero lujoso”, según afirma a este periódico el creador de la propuesta, tras arrancar en un color noche, negro, como representante de sus momentos más oscuros.

La historia de Saida, historia del Carnaval

La historia de Saida ya siempre estará ligada al Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, no por su tradición de comparsera -que también- sino por su accidente, en el que casi pierde la vida y del que nunca se recuperará por completo de las secuelas físicas.

Ella se encontraba en la zona de backstage. Su traje de aspirante era un diseño de Cavi Lladó y se denominaba “Isis, reina de los dioses”. Saida, quieta, esperando pacientemente su turno -era la candidata número 7-, estaba situada justo detrás de Magnolia Cruz, otra aspirante cuya fantasía era obra del diseñador Willy Jorge.

Eran poco más de las 22 horas cuando uno de los cañones de fuego frío que formaba parte de la decoración pirotécnica del traje de Magnolia se disparó. La chispa saltó a la fantasía de Saida, que, en un par de segundos, comenzó a arder. Ella estaba sujeta con un cinturón de seguridad a su traje y quedó atrapada en el fuego de su propio atuendo.

Las llamas alcanzaron más de diez metros de altura. Saida estaba en medio. No podía salir y se estaba abrasando. Era una bola de fuego. Finalmente, consiguió deshacerse del cinturón que la retenía gracias a la rápida reacción de sus diseñadores y de un bombero y un técnico de sonido. También Willy Jorge, el creador de la fantasía que originó el fuego, resultó herido leve tratando de socorrer a Saida. La chica fue trasladada de urgencia en ambulancia al Hospital Universitario de Canarias.

Dos años de entreno

Pero todo eso quedó en un segundo plano esta noche. En su mirada, en su sonrisa, no había ni rastro de aquellas quemaduras que poblaron el 42% de su cuerpo -ahora tiene un 70% de su superficie corporal injertada-. Ni de que tuviera que aprender de nuevo. Tampoco de los más de 50 kilogramos que ganó a raíz de los corticoides y de la falta de movimiento durante su rehabilitación.

Desde que Saida volviera a Tenerife en 2015 se ha preparado, consciente o inconscientemente, para volver a pisar el escenario de la Gala de la Reina del Carnaval. Jamás dejó su pasión, el baile, atrás.

Volvió a salir a las calles con su comparsa, Los Cariocas, desde el primer momento. Continuó asistiendo a clases de distintos géneros. Y, aunque se formara como azafata de tierra, su principal ocupación profesional a día de hoy es ser bailarina.

Saida sueña con que se abran las puertas, escuchar mi nombre y pisar el escenario.

Saida sueña con "que se abran las puertas, escuchar mi nombre y pisar el escenario". Andrés Gutiérrez Diario de Avisos

Rutina implacable de gimnasio

Cuando le propusieron volver a intentar ser Reina del Carnaval, comenzó otra carrera. La preparación psicológica y, sobre todo, la física. “Ya había perdido 50 kilos”, relataba ella misma a la periodista. Pero eso no la eximió de la rutina implacable de gimnasio que exigía la propuesta para poder arrastrar el peso de su fantasía.

“Ha sido un poco dura, sobre todo el trabajo de fortalecer las piernas y el tronco inferior. Yo estaba acostumbrada a llevar peso sobre la cabeza y en los brazos por la vestimenta de la comparsa, pero de la cintura, nada”. Lo que peor llevaba, sin duda, “era comer chocolate”, ríe Saida.

Pese al trabajo espartano de tonificación, lo ha vivido como un “viaje intenso y feliz”. “Me gustó todo el proceso, desde el trabajo con Santi Castro en la creación de la fantasía como cada uno de los días del gimnasio. Cada día significaba estar más cerca de mi sueño”. El resultado: un cuerpo tonificado y fuerte listo para darlo todo sobre el escenario. Lleva una dedicatoria especial: “a los que estuvieron en mis peores momentos, gracias a ellos”.

Aunque no ha podido ser. Saida pierde la corona con la que se alza su compañera Carmen Laura Lourido, que defendía la fantasía “Renacida” del diseñador Jorge González. Pero ella está feliz, pletórica. “El sueño no es ganar, sino pisar ese escenario con mi fantasía. Que se abran las puertas, escuchar mi nombre y poder bailar. Ganar o no me da igual. Mi premio es cerrar el círculo”.