Pilar, dueña del pub Atlántico
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El pub de Santiago de Compostela con casi 40 años de historia, más de 300 bebidas y un Premio Goya
En el año 1988 Pilar, junto a su pareja Guillermo, fundaron el pub Atlántico en plena zona vieja de Santiago. Después de casi 40 años, el local se ha convertido en un emblema hostelero y cultural de la ciudad, pasando por él gente como Luis Zahera, Carlos Blanco o Luis Tosar, quien le dedicó a sus amigos del Atlántico su primer Premio Goya
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En el año 1988, llegados del barrio coruñés de Monte Alto, Pilar y Guillermo decidieron abrir en el número 9 de la rúa da Fonte de San Miguel en Santiago de Compostela el pub Atlántico, en el que querían plasmar tanto sus inquietudes musicales y culturales. Casi 40 años más tarde, el local se ha convertido en todo un emblema de la capital y la cuna de muchos proyectos culturales.
"Decidimos hacer un espacio donde la música fuese fundamental", explica Pilar sobre el nacimiento del local. La pareja, apasionada por la música, recuerda que faltaba a clase para estar metidos en tiendas de discos, como en la mítica tienda coruñesa Portobello en donde siempre había "cosas que no podías escuchar en ningún otro sitio".
Con solo 18 años y acompañados de esta colección de vinilos, fundaron el pub Atlántico en pleno casco histórico de Compostela. Ambos de familia hostelera, el padre de Guillermo tenía un local enfrente del pub y fue quien les avisó de que quedaba libre ese sitio.
"Cogimos un equipo de alta fidelidad con un buen amplificador y buenos bafles, y pusimos un panel acústico para que sonara guay", comenta Pilar, y así fue como empezó a sonar la música alternativa y de rock en el Atlántico, que casi cuarenta años más tarde sigue siendo la protagonista en el local.
Su inquietud por las artes, el cine y la música generó un caldo de cultivo para que poco a poco empezara a venir la gente más alternativa de Santiago al pub.
Interior del Atlántico, dividido en tres pisos
"No había un proyecto como este", explica Pilar, "donde te pusieran desde Iron Maiden con discos piratas de The Police de grabaciones en conciertos", añade.
Muchos de esos clientes eran los propios músicos locales, entre ellos, el fallecido Fran Narf, quien fue el primer camarero del local. Pilar rememora los inicios del músico, "vivimos todos sus primeros pasos, cuando dejó la carrera, se tuvo que ir de casa, porque era un gran estudiante y esa decisión no encajó bien. Así que se vino a vivir con nosotros".
El grupo de teatro Chévere buscaba un músico para una obra y este fue el primer trabajo de Narf. "Recuerdo escucharlo todas las noches aquí a puerta cerrada, cómo iba creando la música de ese primer espectáculo", recuerda la propietaria.
La cuna de proyectos culturales y clientes que se convirtieron en familia
Precisamente, el pub Atlántico fue la "primera oficina" del Grupo Chévere que en aquel momento se estaba afianzando y necesitaban un espacio para profesionalizarse. En la parte de arriba del local estaba esta oficina, "desde ahí hicimos la Sala Nasa, produjimos un montón de espectáculos y yo trabajaba con ellos en producción", dice Pilar.
"Se turnaban: unos cerraban el local de noche y otros lo abrían por la mañana. Se creó un ambiente súper interesante y éramos como una gran familia", rememora.
Pilar explica que, toda la gente que quería ser actor o similar, se dejaba caer siempre por el local. Fue así como llegó Luis Zahera (cliente, vecino y ahora amigo) o Luís Tosar.
La dueña recuerda la primera nominación de su amigo en los Premios Goya, en 1999, con la película Flores de otro mundo, "era su primera película fuera de Galicia y fue nominado". "Nos reunimos todos arriba del local con una tele para seguir la gala". Ese año no ganó, hubo que esperar al año 2002 en el que ganó el Premio Goya a mejor interpretación masculina de reparto por su papel en Los lunes al sol y le dedicó este reconocimiento a "sus amigos del Atlántico".
"Fue súper emocionante, más tarde le dieron la Concha de Plata e hicimos una fiesta", recuerda Pilar que dice tener "un honor y un privilegio" por haber vivido todo esto. "Mi personalidad se forjó con esas largas conversaciones y tertulias que teníamos", estos encuentros y conversaciones también forjaron cientos de propuestas culturales en el local.
Las visitas Quiqo Cadaval al Atlántico, "la persona más culta que conozco" según Pilar, crearon un movimiento cultural y literario en donde el narrador gallego contaba sus historias en el local, una actividad que se extendió con otros actores o escritores, como Paula Carballeira o Cándido Pazo, y con la que recorrieron toda Galicia.
Uno de los actores que quiso probar suerte fue Carlos Blanco, que empezó en el Atlántico sus primeros pasos en el mundo actoral. En el pub presentó su monólogo cómico El martes que viene me voy a atrever, y se desplazaba "gente desde pueblos de alrededor y hacían cola para entrar", narra Pilar.
Luis Tósar y Luis Zahera en el Atlántico
Contar todos los encuentros y actividades culturales que surgieron en el pub Atlántico daría para un documental de varias horas, de hecho el Atlántico aparece mencionado en algunas películas y libros. Narrar todas las anécdotas que vivió el local también daría para varias páginas, una de estas anécdotas, por ejemplo, la boda de Manuel Maquiña en el propio pub.
Hasta el propio edificio donde se encuentra el Atlántico, tiene su propia historia. En este número nueve de la rúa da Fonte de San Miguel vivió el escritor Ricardo Carvalho Calero, un espacio que estuvo ocupado por el último platero de la ciudad de Santiago
En la actualidad, el Atlántico continúa con su faceta cultural "de pequeño formato", como teatro, monólogos o cuentos para seguir siendo la cuna de cientos de proyectos culturales de la ciudad.
La coctelería, la otra gran cultura del Atlántico
Además del germen cultural e histórico que se vive en el Atlántico, su otra gran protagonista es la coctelería, de la que la propia Pilar se encarga de crear y dirigir.
"Es una parte más creativa y que me encanta", explica la dueña. Su carta consta de más de 300 referencias de todo el mundo con bebidas elaboradas de manera artesanal y con productos frescos y naturales.
"Me encanta evolucionar, por eso estamos aquí después de 30 años. Como me gusta mi profesión, estoy siempre al loro de las tendencias y me gusta adaptarlo", comenta Pilar y también añade que nota un cambio en el consumo de la gente que prefiere tomar bebidas "más ricas y creativas".
A pesar de la continua evolución de la carta, ciertas bebidas están desde el inicio del local, como Flores de otro mundo, nombre que bebe de la película de Tósar. "No sale de la carta porque la gente lo sigue pidiendo. Es un gin-tonic muy sencillito, con aroma a violetas", explica.
Aunque es una decisión difícil, para la dueña hay dos cócteles que narran la esencia de todo lo que envuelve el Atlántico, Frida Kahlo y Bravú, ambas creaciones ganadoras del concurso Santiago(é)Cóctel, donde el local ganó todas las ediciones.
"Frida Kahlo tiene algo que me gusta mucho, que es el mezcal, porque me encantan las bebidas ahumadas. Tiene una aceptación increíble, está entre los primeros puestos aún hoy", comenta Pilar.
Por otra parte, el cóctel Bravú "lo dediqué a mis inicios, a cuando se estaba desarrollando el movimiento bravú allí en Montealto", explica."Lo hice con aguardiente de orujo porque quería apostar por un destilado nuestro, que está un poquito visto solo para echar gotas en el café".
Además, Pilar también ofrece talleres en el Atlántico y catas, tanto para profesionales como aficionados.
Espacio donde ofrecen taller y catas
"Estoy haciendo ahora una programación a lo largo del año y haré de vermuts, de whiskies ahumados, de coctelería de iniciación y de perfeccionamiento, porque lo demandan mucho", explica.
Hace unas semanas, organizaron una cata de rones de la mano de un cantinero cubano, donde también hubo hueco para contar la historia de la bebida, una parte de la que más disfruta Pilar, "la historia detrás de cada cóctel es muy bonita, siempre hay cosas súper interesantes".
"Con ganas de seguir plasmando mis inquietudes"
Tras más de 30 años en el oficio, Pilar no contempla ni piensa una pausa, "yo estoy muy ilusionada y con ganas de seguir haciendo muchas cosas, de plasmar aquí todas mis inquietudes".
Para ella, el futuro del Atlántico estará más enfocado "al día" por la que abrieron también una sesión de aperitivo. "Los tiempos cambian", dice, "hay gente que de noche no va a salir y apuesto por el aperitivo, otra parte de la coctelería que me encanta".
También explica que le gustaría dar "un paso hacia atrás" y recuperar la esencia de la música del local, con sesiones de maridaje o una tarde de blues con "audiciones que sean chulas".
Desde 1988, el Atlántico ha tenido clientes fieles, que son ya amigos, otros clientes nuevos que han pasado por el local y no paran de felicitar a Pilar por su trabajo.
"La satisfacción de cada vez que servimos un cóctel o atendemos, lo que nos devuelve la gente es para mí lo que más me hace sentir bien y con ganas de seguir adelante", explica.
"Cuando yo no esté, me gustaría que el local siguiera y que fuese un espacio referente", añade.