Clientes en un local hostelero del centro de A Coruña, a las tres de la tarde entre semana.

Clientes en un local hostelero del centro de A Coruña, a las tres de la tarde entre semana. Quincemil

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La hostelería de hoy en A Coruña: "Fuera del centro está muerta, no salen las cuentas"

El sector resalta las dificultades de los negocios de los barrios para subsistir y advierte una caída del consumo en general. Los pocos anuncios que publican las agencias reflejan rentas altas en el centro y más asumibles en la periferia, pero con locales antiguos

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Calcular el número de locales de hostelería cerrados que hay en una ciudad como A Coruña es tan difícil como hacerlo de los bajos comerciales sin uso. No existen registros o contabilidad oficial, y aunque hay establecimientos que rotan más en su gestión y abren y cierran con cierta frecuencia, otra gran parte llevan mucho tiempo desocupados.

Cuando acaba un negocio hostelero, generalmente ubicado en un bajo, se alquila o se traspasa, una alternativa que no depende solo de la última persona que ha gestionado el bar o restaurante sino también del propietario de ese bajo. Esta es una variable que puede convertir cada cierre en una nueva oportunidad hostelera o, por el contrario, en el fin de la actividad del local.

Otra variable que condiciona el futuro de un negocio hostelero es su localización: que abra o cierre un bar en el centro de la ciudad no pasa tan inadvertido como en un barrio periférico salvo para sus vecinos.

Señala Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña, que "muchos negocios que cierran en los barrios son de gente mayor que los llevaba desde hace tiempo y en los que no hay relevo".

En estos casos, el futuro del local no está vinculado a un anuncio de alquiler o traspaso porque ni siquiera lo hay. "Si cierran estos bares es porque cierran, están condenados. Si no están en buenas condiciones, abrirlos supondría una licencia nueva, un proyecto nuevo, insonorización... Otros locales en zonas más céntricas sí están en mejor estado, y si cierran, se anuncian o de boca en boca el sector se entera", explica Cañete.

Local hostelero del centro de A Coruña que lleva más de un año cerrado.

Local hostelero del centro de A Coruña que lleva más de un año cerrado. Quincemil

En el contraste centro-barrios, un hostelero de A Coruña con tres décadas de experiencia en la ciudad y la comarca que prefiere no dar el nombre es mucho más rotundo en su visión pesimista: "La hostelería fuera del centro está muerta. No salen las cuentas".

Menos aperturas y menos consumo

Si consultamos un portal inmobiliario como Idealista, se encuentran en la actualidad seis locales de hostelería en alquiler o traspaso en el centro de A Coruña (Ciudad Vieja y Pescadería), con precios que van de los 1.300 a los 7.500 euros de arrendamiento, de entre 70 y 230 metros cuadrados de superficie. Por el traspaso de dos de ellos se piden 60.000 y 70.000 euros.

En la zona Agra do Orzán-O Ventorrillo aparecen siete anuncios y en Cuatro Caminos once: los alquileres más baratos son de 450 y 500 euros, el más caro de 1.800.

"La hostelería de los barrios cierra porque cierra. Muchos negocios tienen un modelo de gestión que ya no se sostiene y los locales necesitan una importante reforma"

Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Hosteleros de A Coruña

Hay más hostelería cerrada en estas y otras zonas, pero no todos los traspasos o alquileres se anuncian. "Hoy quizá un poco más, pero antiguamente no recurrían a inmobiliarias, lo sabía gente especializada", señala el presidente de los hosteleros de la Marina, Antón Sáez.

"El bum de la hostelería de cuando salimos del Covid se ha acabado. Con las restricciones lo pasó mal, pero al quitarse tuvo unos años muy buenos. La euforia por salir y reunirse ha bajado aunque seamos una ciudad hostelera por naturaleza. Las marcas de bebidas o alcoholes nos dicen que se consume menos. Y aunque te enteras de aperturas de negocios, no hay tantas como antes", explica Sáez.

"Aunque la Marina sea una zona clásica de estar", puntualiza respecto a su zona de actividad, "las épocas buenas del año son muy buenas y las malas son muy malas. La evolución de la hostelería va emparejada a la del comercio en general".

Anuncio de alquiler reciente en un local hostelero de la Marina.

Anuncio de alquiler reciente en un local hostelero de la Marina. Quincemil

El presidente de la asociación provincial de hosteleros apunta que los negocios antiguos que cierran en los barrios "tienen un modelo de gestión que ya no se sostiene" y no vuelven a abrir "porque muchos necesitan una reforma importante".

"La euforia por salir y reunirse ha bajado aunque seamos una ciudad hostelera por naturaleza. Las marcas de bebidas o alcoholes nos dicen que se consume menos"

Antón Sáez, presidente de los hosteleros de la Marina

"Cada caso es particular", insiste Cañete, que advierte en cambio que un colectivo que aprovecha anuncios de locales en barrios, hace "leves reformas" y afronta "rentas asumibles" es el de hosteleros extranjeros con cocina y productos característicos de sus lugares de origen, aunque su continuidad también puede ser incierta.

Una burbuja sin explotar

"Si un hostelero de la calle Barcelona echa cuentas de lo que gana y de las horas que dedica al mes a su negocio, le sale a dos o tres euros la hora. Hay muchas horas muertas. En el centro te mantienes los fines de semana porque a veces es una locura, pero a diario hay un local abierto por cuatro cerrados", diagnostica el hostelero consultado, responsable de un local en el centro.

Este profesional resalta que antes de la pandemia se fue creando "una burbuja hostelera" en la ciudad "que aún no ha explotado", con frecuentes aperturas de negocios, y tanto en la década inicial del siglo XXI como en la actualidad también advierte "intrusismo" en el sector.

"Nos dirigimos a un modelo de hostelería en el que vamos a quedar muy pocos autónomos locales o minigrupos de profesionales con cuatro o cinco locales que funcionan bien"

Un hostelero del centro de la ciudad

"Hay locales que promueven personas de la construcción o del textil. También sudamericanos o asiáticos que abren porque tienen dinero, como pasa en Madrid. Así, nos dirigimos a un modelo de hostelería en el que vamos a quedar muy pocos autónomos locales o minigrupos de profesionales que tienen cuatro o cinco locales que van bien, con 50 o 60 empleados", describe el hostelero.

La necesidad de regular la actividad hostelera "con flexibilidad y no desde un despacho", como aborda el Concello con el sector, y el consumo hostelero en la actualidad son otros aspectos que preocupan a este profesional: "Los clientes cambian, consultan las reseñas delante de un restaurante antes de entrar, y deciden si entran o no, y esta ciudad es de postureo".

La realidad, dice, castiga a una gran parte de la hostelería: "Ve al supermercado y fíjate en la cantidad de bocadillos que hay a las 12:00 y los que quedan a las 15:00. No hay dinero en los bolsillos para comer fuera, los sueldos son los que son y las cosas cuestan lo que cuestan".