José Antonio Vidal, carnicero de la plaza de Lugo de A Coruña.
Ofrecido por:
José Antonio Vidal se jubila tras 54 años como carnicero en A Coruña: "Puedo presumir de clientes"
Este sábado bajará la verja por última vez de su puesto situado en la primera planta de la plaza de Lugo y en el que empezó a trabajar con 12 años
Te puede interesar: El bazar de Os Mallos, en A Coruña, donde "se da continuidad al legado comercial familiar"
La plaza de Lugo es conocida por su pescado y marisco, pero su oferta no estaría completa sin otros puestos como las carnicerías que ocupan la primera planta de este céntrico edificio coruñés. Aquí, en uno de los laterales, es donde se sitúa la carnicería Vidal. Regentada por José Antonio Vidal, este sábado 19 de julio cerrará sus puertas por última vez debido a la jubilación del carnicero.
"Vivo el momento con algo de nerviosismo y un poco de ansiedad, sin sacarme de la cabeza que son 50 años que llevo haciendo este mismo trabajo. 54 para ser más precisos", cuenta el carnicero a escasos días de su jubilación y sobre un oficio que él mismo define como "mi mayor ilusión".
La primera vez que José Antonio trabajó como carnicero tenía 12 años. Era 1971 y en una plaza de Lugo muy distinta a la actual la familia Vidal abría su puesto.
Medio siglo de cambios
José Antonio explica que la carnicería "la empezamos mi madre, mi padre y yo. Al final me ha tocado quedar a mí". Con los años, él asumiría el área de producción que abrió la carnicería mientras que su hermano fue quien quedó al frente del puesto. Sin embargo, debido a su fallecimiento en 2014, José Antonio volvió a atender al público desde este local.
Este carnicero, con sus más de 50 años de oficio, ha sido testigo de los cambios en el mercado y en el consumo del público.
"Tengo muchísima añoranza de los primeros años que pasamos aquí porque era un negocio totalmente diferente a lo que tenemos hoy. Era un negocio más familiar. Una convivencia con todos los compañeros. Hoy estamos aquí en el mercado 10 o 12 en esta planta, pero en aquel momento estábamos 70", recuerda sobre el mercado de los años 70.
Las compras también han ido cambiando. El carnicero señala que hace décadas "se cocinaba de otra manera. Hoy en día es más cocina para el día a día. En aquel momento no. La gente compraba mayor cantidad y cocinaba porque en todas las casas había más personas que ahora".
Carnicería Vidal en A Coruña.
En contraposición, el consumo actual se dirige hacia una comida "más rápida. La gente tiene menos tiempo porque trabajan ambos cónyuges y tienen que adaptarse".
Sin embargo, la clientela de la carnicería Vidal no ha cambiado mucho, a excepción de que desde hace unos 20 años se ven a más hombres en el mercado.
"Todo el mundo compra lo que necesita y lo hace adaptado al mundo en el que vivimos. Si de algo puedo presumir es de la gente que tuvimos como clientes", comenta, subrayando que "muchos además de clientes ya son amigos. Espero poder seguir coincidiendo con ellos".
Al otro lado del mostrador, muchas caras conocidas se preguntan ahora dónde seguirán comprando. "Son los que te ponen la piel de gallina. Sentimentalmente, a mí también me da pena no seguir teniendo contacto con ellos. Pero todo empieza en la vida y todo acaba", reconoce.
Fieles a este carnicero, hay familias en las que las tres generaciones son compradoras habituales de la carnicería Vidal.
Los chicharrones de Vidal se seguirán vendiendo
Y entre los favoritos de la clientela están su producto estrella: los chicharrones.
"Es el producto al que más cariño le tengo de todos los que hacemos. De hecho, posiblemente se sigan comercializando de la mano de otras personas que tienen nuestra receta", comenta, antes de añadir que para él esto es "un orgullo".
A partir del próximo sábado, esto será lo único que se mantenga de la carnicería Vidal.
El carnicero explica que "la parte de producción ya la tengo alquilada y el puesto supongo que saldrá a concurso. Todavía tenemos dos años de concesión que no vamos a ejecutar. Ahora sí que puedo decir que me retiro con todas las letras".
José Antonio descansará ahora de un trabajo diario, que le mantiene ocupado de seis de la mañana a diez de la noche. Sin planes a largo plazo, el carnicero tiene algo claro para esta nueva etapa: "Lo único que pido es tener salud y luego ya iré buscando en qué pasar el tiempo. Solo puedo decir que estoy agradecido de poder hacer toda mi vida el trabajo que más me gustaba".