La catedral más antigua de España está en Galicia: San Martiño de Mondoñedo

En el año 301, Gregorio I el Iluminador tuvo una visión: la de Cristo descendiendo del cielo y golpeando el suelo con un martillo de oro, indicando así el lugar donde debía erigirse una catedral en su honor, la catedral de Ejmiatsin, ciudad sagrada de Armenia, sede de la Iglesia Gregoriana Apostólica y lugar donde se erigió la catedral más antigua del mundo. Pero, ¿por qué Armenia? Porque fue el primer país que convirtió el cristianismo en su religión oficial, doce años antes de que Constantino firmara el Edicto de Milán dando a esta religión amparo legal en el Imperio. ¿Y por qué en el año 301? Porque ese año fue bautizado el rey Tridates III por Gregorio I, considerado el fundador y santo patrón de la Iglesia Gregoriana Apostólica Armenia. En España, hay que trasladarse al noroeste de la península para encontrar su catedral más antigua, una maravilla fundada gracias a un grupo de cristianos de la provincia romana de Britania que cruzaron el Atlántico huyendo de los anglosajones y que eligieron Galicia como el lugar donde levantar su iglesia: San Martiño de Mondoñedo.

A mediados del siglo V varios pueblos germánicos se establecieron en las zonas orientales de la isla de Britania, comenzando en poco tiempo a penetrar hacia el interior y desplazando a las poblaciones indígenas, que se refugiaron en las zonas más occidentales del país. Algunos de ellos optaron por dar un salto de fe, llegando a la provincia de la Gallaecia romana.

Aquí fundarían un obispado, el de Britonia, en la actual Santa María de Bretoña, en el municipio de A Pastoriza, en la provincia de Lugo, lugar que se menciona por primera vez en las actas del primer concilio de Braga, en 561. Además, levantarían un monasterio, el de Máximo, en la actual Basílica de San Martiño de Mondoñedo, en el municipio de Foz, siendo uno de los primeros lugares de España donde había un obispo y, por lo tanto, una catedral.

Pero a mediados del siglo IX, las incursiones normandas destruyen Bretoña y provocan que San Martiño quede abandonada, circunstancia que propicia que el obispado de Dumio, cerca de Braga, que se encontraba amenazado por los musulmanes, se traslade allí con el beneplácito del rey Alfonso III y con el abad Sabarico a la cabeza, quien ejecutó la construcción de la basílica, convirtiéndose en doble sede obispal, ya que los bretones retomaron de nuevo su relación con la misma.

A Sabarico le sucedieron catorce obispos, entre los que destaca especialmente San Rosendo, que en el siglo X promovió la construcción de la catedral y que consagró en el año 925, dándole el título de catedral más antigua de España, y San Gonzalo, a quien la tradición le atribuye extraordinarios milagros y que continuó las obras de la catedral.

Entre estos milagros, hay dos que son extraordinarios.

Cuenta la leyenda que esta zona sufrió una gran sequía, por lo que los vecinos de la zona pidieron al obispo Gonzalo, que rezara para que lloviese. El obispo realizó sus oraciones, se sacó uno de sus zapatos y lo tiró al aire, tal y como Dios le había pedido. En el lugar en el que cayó su zapato, brotó un manantial, al que se conoce como Fuente de la Zapata y que en la actualidad se conserva y del que mana agua que dicen, es milagrosa.

Pero su mayor milagro fue cuando una flota de naves normandas llegó a sus costas para arrasarlas. Los vecinos fueron corriendo a buscar la ayuda de Gonzalo, que ya era famoso por sus milagros. Ante el peligro inminente y dada la carencia de defensas necesarias para repeler tal ataque, Gonzalo decidió evacuar la ciudad y refugiarse en las montañas en espera de refuerzos. El obispo inició la marcha hacia el interior junto a sus vecinos, a los que iba tranquilizando y pidiéndoles fe. Debido a lo abrupto del camino, Gonzalo tenía que parar a descansar cada cierto tiempo, momento en el que se arrodillaba mientras recuperaba el aliento, y rezaba a Dios por él y sus feligreses. Cuenta la leyenda que, cada vez que el obispo para a rezar y se arrodillaba, un barco normando se hundía en el mar, hasta que no quedó ninguno.

Los testigos de aquellos hechos, maravillados, erigieron una ermita en el lugar, conocida como Ermita del Obispo Santo.

Fue tal la importancia de San Gonzalo que fue enterrado dentro de San Martiño, en una tumba conocida como el sepulcro del Obispo Santo, que fue abierto en el año 1648 para encontrar sus restos, de los que se desconocía su paradero. Dentro se encontraron sus huesos, su báculo y su anillo. El sepulcro tenía tres llaves, una guardada por el obispo, otra por el Cabildo y otra por el prior de San Martiño.

En el año 1112, la reina Urraca decidió trasladar la sede catedralicia, ya que estaba demasiado cerca de la costa, provocando que fuera excesivamente vulnerable a las posibles invasiones marítimas. El lugar elegido fue Vilamaior do Val de Brea, a veinte kilómetros al interior que, en recuerdo de este primitivo evento, tomó su nombre, convirtiéndose en el actual municipio de Mondoñedo.

Cuando San Martiño perdió la condición de diócesis, los monjes que vivían allí fueron sustituidos por canónigos regulares de San Agustín y años más tarde fueron relevados por monjes franciscanos. Tiempo después se convirtió en priorato y en 1534 pasó a depender de la catedral de Mondoñedo.

Declarada Bien de Interés Cultural en 1931, la primera basílica se construyó en el siglo X, durante el obispado de San Rosendo, y lo hizo sobre el templo anterior, del siglo V que habían levantado los bretones. El aspecto actual de San Martiño es el resultado de varias etapas de construcción, que culminarían en el siglo XII, aunque la mayor parte de su construcción se atribuye al milagroso obispo San Gonzalo durante el siglo XI, que fue quien realizó el proyecto que convertiría esta catedral en un edificio románico pionero en la península ibérica.

En su interior hay un museo en el que se pueden admirar piezas tan destacadas como el báculo y el anillo de San Gonzalo, que puedes admirar en 3D y alta resolución aquí y aquí o una reproducción de un diploma del rey Silo de Asturias del año 775, el documento más antiguo de este tipo que se conserva en España. 

Además, su retablo es una auténtica joya, una pieza única en su género, ya que está labrado en piedra caliza y se cree que es del siglo IX, realizado para conmemorar el momento en que la basílica se consagró como sede episcopal.

Pero esta magnífica catedral aún deparaba más sorpresas. En el año 2008, la basílica tuvo que ser restaurada, pero durante las obras se pusieron al descubierto unas pinturas murales de un extraordinario valor que se catalogaron, nada más y nada menos, como los frescos románicos más antiguos de Galicia, datados en el siglo XII.

Y como no podía ser menos estando en Galicia, para recordar la gesta de San Gonzalo frente a los piratas normandos, todos los años se celebra en el mes de mayo una romería popular, en la que se traslada su imagen desde San Martiño de Mondoñedo hasta la ermita en la que solía rezar, la ermita del Obispo Santo, en el alto de A Grela. Además, todos los meses de agosto se realiza en Foz una “Festa normanda”, una recreación de la lucha entre campesinos y piratas que, durante varios días, convierte la ciudad en un festivo campo de batalla para defender la catedral más antigua de España: San Martiño de Mondeñedo.

Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.

Referencias:

• es.wikipedia.org
• elespanol.com
• lavozdegalicia.es
• elpais.com
• abc.es
• lascatedrales.com
• espanafascinante.com
• cultura.gal
• festanormandafoz.wordpress.com
• pangalaica.com
• labrujulaverde.com
• concellodefoz.es