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Uno de los escasos profesionales de danza butoh de Galicia es brasileño y busca sus raíces

Yukio Vidal lleva meses en A Coruña realizando sus peculiares pesquisas sobre sus orígenes a través de esta disciplina, en la que se "bailar el dolor" y se conoce como "danza de las tinieblas"
Henrique, profesional de la danza Butoh.
Henrique, profesional de la danza Butoh.

El butoh es una danza japonesa que nació en la época coincidente con la Segunda Guerra Mundial y con la que se quiere profundizar en los movimientos del cuerpo que no son generados por pensamientos racionales y la idea es bailar el dolor, por eso en parte es conocida como "la danza de las tinieblas". En Galicia, este tipo de arte no está muy arraigado pero desde hace meses vive en A Coruña el brasileño Yukio Vidal, uno de los escasos profesionales que practican esta disciplina en la comunidad y que se trasladó a la ciudad herculina para buscar sus raíces por parte de padre mediante una investigación a través de este tipo de danza aprovechando que una de sus tías volvía de América "para terminar sus días en España".

Su mezcla genética es curiosa, porque su madre es una japonesa que emigró a Brasil, un país que cuenta con la mayor colonia de japoneses fuera del país asiático y su padre es gallego y parte de su familia paterna emigró a Nueva York y otra se quedó en Ferrol. Con su estancia en Galicia quiere descubrir con el butoh lo que "es ser gallego" a través del cuerpo y del movimiento, además de que sus particulares pesquisas están muy relacionadas con la peregrinación que ha realizado en el Camino de Santiago y la idea del extranjero y el emigrante como fueron su padre y su abuelo desde Galicia a Brasil. Adicionalmente, está trabajando con un grupo de artistas y amateurs locales para preparar una actuación de butoh al aire libre en las calles coruñesas.

Vidal cuenta que el cuestionamiento inicial del butoh consiste en averiguarlo todo sobre las sensaciones primarias (toser, temblar...), es decir, "los movimientos que se hacen sin organización cerebral y que son generados por otra cosa y no por pensamientos racionales". "Practicar butoh te hace cuestionarte cosas como en mi caso el qué es ser gallego y los movimientos que hago son ligados a este tema. Se baila un poco como en estado de trance, es un acto de hipersensibilidad y la idea de esto es conseguir que respondan partes de tu cuerpo sin ser necesariamente organizadas por impulsos mentales".

Sin coreografía y objetos en el baile

Según Vidal, el butoh es una danza sin coreografía y afirma que "esa es la idea, que el trabajo no esté dirigido por la racionalidad, sino por otra estructura". El profesional detalla que las primeras investigaciones sobre esta danza japonesa estaban orientadas a "entender el ciclo como seres vivos hasta la muerte y no tenerle miedo y bailar, porque la muerte muchas veces determina la vida", a la vez que concreta que se conoce esta disciplina como "una danza de las tinieblas donde no hay fronteras entre el baile y el teatro".

"Mi butoh acaba siendo un poco más dramatizado y lo defino más como performance porque tengo formación de actor. Esta danza es muy rebelde y underground y me interesó porque es contemporánea, a la vez que ofrece posibilidades de creación de teatro", comenta Vidal, que reconoce que eligió el butoh como "uno de los lenguajes artísticos que quería trabajar al estar relacionado con su manera de ser como artista y de expresar la vida". Aparte, esta danza originaria de Japón, según el profesional, está muy ligada al teatro clásico de este país y "no es agradable todo el rato, sino que muchas veces tiene escenas bastante crueles porque se trabaja mucho con lo grotesco".

"El butoh no es siempre agradable para que la gente lo vea, genera impresiones muy fuertes que integran su magia y no es entretenimiento, es arte, te hace revisitar lugares dentro de ti a los que igual no querías regresar", dice. Asimismo, el brasileño hace hincapié en que en esta danza hay influencia fuerte del minimalismo japonés y que se sigue la línea de "reducir al mínimo para generar el máximo". "En el butoh cada uno construye una película dentro de sí mismo, como cuando vas a ver un cuadro y a cada uno le produce diferentes sensaciones", admite.

Los elementos son parte esencial de esta danza y dependiendo de quien la practique pueden variar, según el artista. "Se puede utilizar cualquier elemento dependiendo de cual sea tu investigación. He visto presentaciones muy agresivas con láminas donde las personas se cortan u otras bastante sexuales donde las personas bailaban sin ropa y querían transmitir la sexualidad reprimida", concluye, a la vez que se muestra ilusionado por continuar con sus averiguaciones y llegar a una conclusión sobre sus orígenes.

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