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Un coruñés vive el sueño americano a través del jazz y triunfa con la grabación de un disco

Daniel Casares, de 25 años, se formó en la prestigiosa facultad musical de Berklee en Boston y pasó un año en Nueva York entre los mejores del jazz, una formación de lujo que en su vuelta a Galicia le ha ayudado a despegar su prometedora carrera
Daniel Casares en la Sala Normal de A Coruña.
Daniel Casares en la Sala Normal de A Coruña.
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El coruñés Daniel Casares, a sus 25 años, tiene una rica trayectoria profesional en la música y en concreto en el mundo del jazz, una disciplina de la que se enamoró durante su formación en la Berklee College of Music de Boston, considerada una de las universidades de música contemporánea más importantes del mundo. Tras cuatro años de estudio y graduarse con honores Summa Cum Laude, se mudó para vivir un año en Nueva York y poder estar cerca de los mejores del jazz, un tiempo tras el cual ha vuelto a A Coruña y ha grabado su primer disco: "Idleness".

Sus inicios en la música se debieron a que su madre le incitó a estudiar música clásica en el conservatorio y eligió como instrumento la guitarra española, aunque tras dos años de formación se desencantó y lo dejó. Las cosas cambiaron cuando el tío abuelo de Casares, al que define como un "beatlemaníaco", le regaló a los 14 años una guitarra eléctrica para tocar con él temas de Los Beatles, además de dotarle de influencias de artistas como el guitarrista Eric Clapton, el estadounidense Jimi Hendrix o el grupo británico Led Zeppelin.

Casares en el Jazz Filloa de A Coruña. Fuente: Isabel González

En este tiempo también desarrolló interés por la producción y fue cuando decidió que quería dedicarse a la música como carrera y envió la solicitud a la facultad americana, donde le aceptaron con una beca por la audición que realizó y por el material propio producido por Casares que les hizo llegar a los responsables de la institución.

Ocho horas de clase, un trabajo y un set semanal en el Wally's Jazz Cafe

"Me cambió la vida entrar en esta facultad, el primer año te dejaban ver lo que te gustaba y en segundo año hice amigos que tocaban jazz y me enseñaron vídeos de artistas impresionantes, por lo que decidí a dedicarme a esto", explica. Su rutina diaria era caótica, porque Casares pasaba entre cinco y ocho horas en clases, a la vez que tenía un trabajo a tiempo parcial y un set semanal en el Wally's Jazz Cafe, uno de los clubes más antiguos de jazz de Estados Unidos. En sus años más gloriosos gente destacada del jazz como el saxofonista y compositor estadounidense de jazz, Charlie Parker, tocaban allí y hay música en directo todos los días.

Casares en el espacio Nemonon de Pontevedra.

Casares consiguió el privilegio de actuar una vez a la semana en este prestigioso local gracias a las jam sessions (micrófono abierto) en las que participó hasta que el dueño le hizo esta irrechazable oferta. "Fue un honor aunque organizarme con todas mis obligaciones era complicado. Pero esto es algo usual en Estados Unidos donde parece que todo el mundo tiene una vida frenética", reconoce el coruñés. "Dormía poco a diario y era duro pero lo hacía con gusto porque para mí fue un sueño hecho realidad", aclara, a lo que añade que se empleó al máximo en Berklee para formarse porque "la exigencia es tan alta que un gran porcentaje de la gente lo deja antes de acabar".

"Vivir el sueño del jazz" en Nueva York

Casares en una masterclass de Peter Bernstein en Berklee.

El sueño del joven de 25 años al acabar la carrera en Boston era ir a Nueva York y vivir allí para codearse con los mejores músicos. Estuvo un año, que era lo que le permitía su visado de estudiante, pero admite que pudo comprobar en primera persona que la música en esta ciudad "es un mundo difícil". "Pude tocar mucho pero no fue fácil, daba clase a niños pequeños de música y todos los conciertos que podía. Parecía todo muy fashion pero en el mundo real los músicos tenían una actitud muy competitiva, si eras malo la gente pasaba de ti y si eras bueno también porque te tienen miedo", detalla.

"Logré mi objetivo porque en jam sessions llegué a tocar con músicos conocidos y antiguos compañeros de facultad, pero un año fue suficiente. Casi no dormía porque las actuaciones se alargaban hasta la madrugada y valoré pedir un visado de artista, pero deseché la idea porque es un proceso bastante complicado", cuenta. En 2019, por decisión propia volvió a Galicia, comunidad en la que no volvió como un desconocido de la escena musical porque actuó todos los veranos desde 2016. Este retorno fue fácil en parte gracias a la formación que obtuvo en Estados Unidos, ya que Casares apunta que por el mero hecho de estudiar en Berklee las salas de conciertos a las que les envió solicitud para tocar le dijeron que sí.

Café Latino. Fuente: Daniele Germani Cuartet

En A Coruña ha tocado en el Jazz Filloa en multitud de ocasiones, además de en la viguesa Casa de Arriba, el Náutico de O Grove o la Sala Normal de la Universidade da Coruña (UDC), entre muchas otras. "Hice un par de proyectos en los que traje a músicos americanos y realicé mini tours por la comunidad con los que el público y los músicos quedaron encantados", afirma, aunque lamenta que este periplo "se vio cortado en seco por la pandemia".

Primer sencillo y futuro doctorado

En sus conciertos en directo, el músico ofrece lo que en inglés denomina como "modern mainstream", es decir, jazz tradicional-moderno. "Hago música basada en el jazz americano de los 40, 50 y 60 tocada como músicos modernos con influencias de todo tipo", argumenta. Recientemente ha publicado su primer disco, "Idleness", que describe como "una mezcla de diversos estilos que se podría categorizar como jazz con influencias de rock, funk o hip hop".

Iglesia de Santo Estevo de Atán (Lugo). Fuente: Daniele Germani Quartet

"Cuando empezó el confinamiento y tuve que dejar los conciertos di salida a la creatividad produciendo música instrumental para el disco. Lo produje yo mismo, además de tocar todos los instrumentos y lo grabé en A Coruña. Se puede decir que es música gallega en el fondo", asegura. Su realidad actual es que "gana lo que necesita" con recitales y clases a adultos interesados en el jazz o la técnica de guitarra, y no afronta gastos de alquiler porque vive en casa de sus padres. Esta situación no durará demasiado, porque el coruñés está cursando un máster de música en el SOAS University of London online que previsiblemente en septiembre será presencial, por lo que sus planes pasan por mudarse a Londres y buscar un trabajo a tiempo parcial para pagar el alquiler.

"Quiero que mi carrera siga creciendo todo lo que pueda y grabando discos y mi plan a largo plazo es hacer un doctorado en Estados Unidos para orientar mi carrera a dar clase en una universidad y tener dinero asegurado todos los meses", subraya, sobre lo que matiza que "es necesario para sacarse de encima la presión de ganar dinero solo con la música, que es muy complicado". Sobre su gusto por el jazz, Casares invita a cambiar el pensamiento, que según él tiene mucha gente, de que el jazz "es música de ascensor". "Hay cierto tipo de jazz que no es tan difícil de encontrar en plataformas como Spotify y que fue lo que me atrajo a mí, que vengo del rock y música más intensa. Sin embargo, en este estilo encontré vitalidad y emociones como la libertad que no vi en ninguna otra música, a la vez que el jazz tiene la capacidad de transportarte a otro mundo", concluye con emotividad.

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