Historia de Galicia denuncia actos vandálicos en el hórreo de Alfonso Molina (A Coruña)
Uno de los hórreos "más visibles de la ciudad" y que está declarado Bien de Interés Cultural "se encuentra en un estado lamentable, vandalizado y lleno de pintadas desde hace casi dos años". Esta es la denuncia realizada recientemente por Historia de Galicia, un portal sobre el mundo de la historia y del patrimonio de la comunidad coordinado por el historiador Íñigo Riobóo y el periodista Xurxo Salgado, sobre el hórreo ubicado en la avenida coruñesa de Alfonso Molina y en el que desde hace años lucen grandes graffitis.
Se trata de una estructura que fue trasladada a su actual ubicación en 1985, que para la construcción del centro comercial y al derrumbarse las viviendas a las que pertenecía, fue movido a un jardín situado en la avenida. Los responsables de Historia de Galicia destacan la importancia de esta pieza alegando que "es única y testimonio del entorno rural que en los últimos siglos rodeó A Coruña".
La primera pintada apareció en noviembre de 2018, a la que se han añadido en los últimos meses otras dos de grandes dimensiones. "El hórreo continúa en su estado de deterioro tras el acto vandálico y ni el ayuntamiento de A Coruña, encargado por ley de velar por la protección de la pieza, ni la Xunta de Galicia, con las competencias en la vigilancia e inspección del patrimonio, procedieron a su recuperación", critican desde Historia de Galicia, al mismo tiempo que hacen hincapié en que "no hay constancia de que actualmente exista un proyecto para recuperarlo".
Este no es el único ejemplo de vandalismo en monumentos de importancia histórica que se ha dado en Galicia. Uno de los más llamativos fue el de la catedral de Santiago, donde en 2019 aparecieron en sus muros pintadas contra Vox, la Iglesia y los Borbones o la pintada en una de las esculturas de la fachada de Platerías en 2018, que amaneció caracterizada como uno de los integrantes de la banda estadounidense Kiss.
En concreto, en A Coruña también se han dado casos de este tipo, como las recientes pintadas en el monumento a las víctimas del franquismo en Adormideras o señales en donde se intentaron cambiar los topónimos gallegos, como por ejemplo "Sangenjo y Orense".
