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El virus que despertó al pequeño comercio coruñés: el relato de una frutera de Monte Alto

Belén, que regenta desde hace 20 años Frutería Belén, reflexiona en positivo sobre los momentos más duros de esta pandemia que le tocó vivir desde su pequeño negocio local
Belén en su frutería de Monte Alto
Belén en su frutería de Monte Alto
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2020 será un año que nunca olvidaremos. El coronavirus cambió nuestras vidas. En nuestra memoria siempre estará ese 14 de marzo, día en que el Gobierno decretaba un estado de alarma que nos obligaría a permanecer confinados en nuestros domicilios durante casi tres meses. Y todo para hacer frente a un virus que ha cambiado el mundo.

Todos tuvimos que adaptarnos a este cambio de vida sin precedentes. Hoy echamos la vista atrás y recordamos los momentos más difíciles de ese confinamiento de la mano de una emprendedora coruñesa. Este es el relato de Belén, dueña de un pequeño negocio de alimentación en la ciudad de A Coruña.

14 de marzo 2020. El primer día que cambió nuestras vidas.

Me llamo Belén, tengo 41 años y llevo 20 años regentando Frutería Belén, una pequeña tienda de alimentación en el barrio de Monte Alto. El 14 de marzo de 2020 cambió totalmente nuestras vidas, costumbres y sobre todo hábitos de consumo. De repente nos confinaron y la gente comenzó a comprar de una manera casi compulsiva alimentos, bebidas, productos del hogar, y el famoso papel higiénico.

Yo hacía seis meses que había puesto en marcha una tienda online: belenfruteria.es. La cosa iba bien, empezaba a hacer mis envíos poco a poco. Pero de repente surgió el apocalipsis: pedidos online para toda España, teléfono que sonaba sin cesar de gente solicitando servicio de entrega a domicilio… y todo eso sin dejar de atender la tienda física y a mis clientes de toda la vida.

Fueron meses duros, trabajando muchas horas al día incluso fines de semana a puerta cerrada, siempre en tensión por estar expuesta al virus y con miedo de contagiarme yo y a los de a mi alrededor. La gente se interesaba al fin por el comercio pequeño, y en concreto en el mío por varios motivos:

  • Los productos solo los manipulaba yo.
  • Recibían los pedidos por teléfono o whatsapp y eran preparados y enviados de inmediato. Me acuerdo que hasta enviaba un OK a la gente por mensaje cuando sus compras estaban listas para que así no hiciesen largas colas en la calle.
  • Al mismo tiempo, cuando cerraba al mediodía, llevaba compras a mis clientes que por ser de alto riesgo no bajaban a la calle, con una extrema limpieza, protocolo y medidas de seguridad.

Belén regenta una frutería en Monte Alto

Esto no es una queja sino un relato de como yo lo he vivido. Y me quedo con la parte positiva que es la gran cantidad de gente que conocí y que siguen a día de hoy siendo clientes y amigos. La paciencia de la gente y su manera de darte la gracias cuando lo único que yo hacía era mi trabajo. Y la recompensa de un trabajo bien hecho porque a día de hoy Frutería Belén es conocida en toda España enviando pedidos diarios a Madrid, Barcelona, Alicante, Málaga, e incluso a las Islas Baleares .

Además de todo eso también soy punto de recogida de Seur y UPS, participo en la plataforma Toogoodtogo (para salvar comida en buen estado) y colaboro con una asociación llamada GAM (ayuda a gente necesitada del barrio).

Acabo ya, dejando claro que un barrio con pequeño comercio es un barrio vivo, con luz y con alegría. Hemos estado antes, durante y después del confinamiento detrás del mostrador. Así que desde aquí un aplauso y reconocimiento para todos nosotros.

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