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Casa Grande de Xanceda: lácteos de prados coruñeses directos a tu nevera

La Granja, 100% ecológica, nació cuando Victoria y Felipe decidieron llevar a cabo su sueño de jubilación: retirarse al campo y vivir rodeados de vacas
Las vacas de Casa Grande de Xanceda
Las vacas de Casa Grande de Xanceda
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En la Casa Grande lo que importa no es precisamente la Casa, sino las 200 hectáreas donde pastan las vacas que producen la leche a partir de la que luego se elaboran yogures y quesos. Ser ecológicos va más allá de una etiqueta. Para poder recibir el sello que lo garantiza, toda la cadena de producción debe basarse en lo natural, desde los abonos de los prados, que deben estar libres de cualquier rastro químico, hasta el producto final, que se envasa completamente libre de aditivos.

La granja surge en los años 60 cuando Victoria (periodista) y Felipe (político) llevaron a cabo su plan soñado de jubilación: regresar de Madrid y retirarse al campo y vivir rodeados de vacas. Por aquel entonces, traen de Canadá 30 vacas frisonas y compran un pequeño terreno.

Cuando se produce el cambio generacional en el año 2000, sus hijos deciden formalizar la labor que se estaba llevando a cabo de forma "natural" y pasar por los trámites burocráticos que reconocieran los dos pilares sobre los que se basó desde su origen la granja: no perjudicar al medio ambiente y el respeto a los animales. De esta forma emprendieron el camino de ir transformando una granja que era económicamente insostenible en un modelo innovador, que sacó el primer yogur ecológico infantil del mercado español. Ahora crecen a un ritmo del 18%.

Bienestar animal

La máxima en la Casa Grande es "vacas felices". En esta granja las vacas se "broncean al sol y se alimentan de hierba de la que pueden llegar a consumir hasta 70 kilos al día. No hay problema, pues cada una de ellas tiene un terreno de la extensión de un campo de fútbol para pacer", cuentan en Xanceda, y añaden que cada una tiene a su disposición 100 litros de agua al día. Estos cuidados repercuten en la longevidad de los propios animales, que viven una media de 11 años, mientras que las vaca criadas en granjas convencionales no suele alcanzar los 6 años de edad.

Al estar sueltas, las vacas llevan un "marcador de pasos" que permite a sus cuidadores saber cómo fue el día y detectar posibles alteraciones de comportamiento que indiquen que es necesaria una revisión. Son ordeñadas con un sistema que dispone de un sensor que, cuando se reduce el caudal de leche, automáticamente detiene el ordeñado "para no exprimir a las vacas hasta la última gota".

200 hectáreas en Mesía, A Coruña

Las soluciones ecológicas se aplican hasta en las circunstancias más adversas. Por ejemplo, cuando en 2008 la granja empezó a sufrir constantes ataques de lobos. No solo perdieron 14 reses, sino que los animales estaban estresados y por lo tanto se redujo la producción. ¿Qué hacer, encerrar a los animales? En la granja le dieron vueltas hasta dar con una solución que respetase los valores que guían el negocio. Decidieron adoptar varias parejas de mastines y a dos burras que con su fino oído les alertan anticipadamente del acercamiento de los lobos.

Valor añadido: nuevos productos

Hasta 2005, la Casa Grande solo vendía leche cruda. A partir de ese año, empezaron a buscar cómo aportar valor a la producción de la materia prima, para así sanear las cuentas. Se apostó por los yogures elaborados con leche recién ordeñada. A partir de ese momento, han ido diversificando la oferta de productos, produciendo también queso. Una de las últimas novedades es la producción de kéfir. Jéssica Rey, responsable de márketing de Casa Grande, anuncia que próximamente lanzarán al mercado un kéfir desnatado que se añadirá al yogur con chocolate, que sacaron hace un mes.

Otra nueva línea de producto final es la de los helados ecológicos, bajos en grasas y calorías, hechos a partir del yogur que es la seña de identidad de la Casa Grande. Jéssica Rey nos explica que su valor diferencial es que "mantienen bacterias vivas, a diferencia de otros helados basados en nata".

¿Es más caro? Sí, porque en la Casa Grande se necesitan dos litros de leche para hacer un kilo de yogur. No utilizan espesantes, que hacen que se pueda hacer yogur con menos cantidad de leche. Además, las vacas no se hormonan. Eso se traduce en que las vacas producen la mitad. "No será barato, pero es justo, se paga por la calidad y el origen. Tenemos que pensar que con esos céntimos de más se está pagando la labor de los ganaderos y apoyando el desarrollo del rural en Galicia", explican en Xanceda.

Ahora además de utilizar toda la producción de las vacas que pastan en Xanceda (hito que lograron en 2017), compran a otros ganaderos. "Así podemos expandir nuestro modelo ecológico a otros ganaderos. Hemos optado por buscar aliados en granjas que trabajen de la misma forma, con los mismos compromisos de vacas felices" cuenta Rey.

Divulgar la sostenibilidad

Además de atender y mimar a las vacas y producir lácteos, en la Casa Grande se toman en serio su papel como divulgadores de las posibilidades que ofrece el campo gallego en lo relativo a una producción responsable.

La Casa está abierta a visitantes que quieran conocer el proceso de fabricación de sus productos. "Recibimos a más de 5.000 personas en la granja el año pasado", cuenta Jéssica Rey.

"Nos basamos en la transparencia, esa es nuestra máxima. Qué mejor para practicarla que enseñar la granja" argumentan desde Xanceda. Por eso todos los fines de semana, previa reserva, se organizan visitas guiadas en las que puedes sentirte parte del rural gallego. Ver dónde nace lo que comemos y sentir la responsabilidad de dar el biberón a los terneros, cerrando el círculo que a veces desde la ciudad no vemos.

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