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Adrián Ben clama por unas pistas de atletismo en la comarca de A Mariña (Lugo)

El atleta de Viveiro, quinto en los Juegos Olimpicos, recuerda que tenía que desplazarse más de 100 km para poder entrenar
Adrián Ben, tras clasificarse en Tokyo
Adrián Ben, tras clasificarse en Tokyo

Sin inversión no hay resultados. Esta máxima, aplicable a ámbitos tan dispares de la vida como la educación, sanidad o economía, se ha vuelto a poner de relieve tras los Juegos Olímpicos de Tokio. Y es que aunque Galicia ha cosechado los mejores resultados de su historia, aún queda mucho camino por recorrer.

Adrián Ben Montenegro (Viveiro, 1998) aprovechaba unas declaraciones de la campeona olímpica Ruth Beitia en una carrera popular de su villa natal para recordar su triste realidad: no hay unas pistas donde poder entrenar. El finalista en los 800m recogía el guante de la legendaria saltadora de altura en su cuenta de Twitter para decirle que no era la única que pensaba así.

El atleta del FC Barcelona aseguraba estar "cansado de decir que carecemos unas instalaciones dignas para que cualquier niño tenga la posibilidad de probar este maravilloso deporte y engancharse". Basado en su propia experiencia personal, lanzaba el hashtag #PistasAMariña y #CulturaYDeporte mientras mencionaba a la cántabra.

Con más de 80.000 habitantes repartidos en 15 concellos se trata de una de las áreas más dinámicas de la provincia, aunque también es de las peor comunicadas con el resto de Galicia. No obstante, la pista de atletismo más cercana se encuentra en Lugo a unos 100km, previo paso por el tortuoso alto de O Fiouco en la A-8. ¿El transporte público? Mejor ni pensarlo.

Una flor en el desierto

Lo cierto es que el caso de Adrián Ben puede considerarse casi milagroso. Aquel niño de melena rubia que comenzó a correr-como otros cientos de gallegos- en los crosses escolares tuvo que acostumbrarse a entrenar por el paseo marítimo o que sus familiares lo tuvieran que hacer casi 3 horas de coche cada tarde.

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En aquellas contadas visitas a la ciudad de las murallas, bajo la tutela del querido y recientemente fallecido Mariano Castiñeira, comenzó a forjar ese carácter que le llevaría a apostarlo todo por este deporte con 18 años. Otro joven gallego que hacía las maletas buscando un futuro mejor, en este caso en la Residencia Joaquín Blume de Madrid.

Él, que siempre ha llevado a Viveiro en la boca y el corazón, ha asumido también la labor de abrir el camino para los que puedan venir detrás. Desde su salto a la fama tras su sexto puesto en el Mundial de Doha en 2019 no se ha cansado de pedir unas instalaciones que pese a las buenas declaraciones institucionales, no han terminado de fraguarse.

Entrenamientos en las Rías Baixas antes de las vacaciones definitivas

En estos momentos Adrián continúa entrenando pese a que ya disfruta de unas "pequeñas vacaciones" en su oasis veraniego. El camping de Playa América en Nigrán, al que ha acudido con su familia desde su infancia es su cuartel general desde su regreso de Japón.

Desde ahí se desplaza a diario al Centro Gallego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra, donde está contando con el apoyo de varios atletas locales para no estar solo en pleno mes de agosto. Manu Ageitos (RC Celta) o Carlos Porto (SGP) le sirven de "liebres" en sus series de cara a la última prueba de la temporada, la Diamond League de Lausanna a la que acudirá a finales de mes.

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