Maickol, a la derecha, y Iago, a la izquierda, dos jóvenes gallegos que empezaron a trabajar este verano a sus 18 y 19 años

Maickol, a la derecha, y Iago, a la izquierda, dos jóvenes gallegos que empezaron a trabajar este verano a sus 18 y 19 años Cedida

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Jóvenes gallegos de 18 años que sacrifican sus veranos por trabajo: "Ahora veo el valor del dinero"

Estudiantes de entre 18 y 19 años deciden dejar a un lado las fiestas y tomar el camino menos cómodo, el de incorporarse en el mercado laboral

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Cumplir 18 años suele traer consigo un puñado de libertades: entrar en discotecas sin preocuparse, sacarse el carné de conducir, hacer trámites sin necesidad de los padres... y, en general, de que te vas a comer el mundo. Para muchos, ese verano marca el cierre de una etapa -la del instituto o la formación profesional- y el inicio de otra.

Lo habitual es celebrarlo a lo grande, de fiesta en fiesta. Pero hay quienes eligen un camino menos cómodo: el del trabajo. Son jóvenes de entre 18 y 20 años que cambian playa por turnos y ocio por sueldo. Algunos lo hacen por necesidad, otros por decisión propia.

Es el caso de Maickol, Iago y... han tenido que renunciar a muchas tardes de playa e incluso a viajes con su familia y amigos. Pero si en algo coinciden, es en que no se arrepienten de haber tomado esta decisión.

"Ahora veo el verdadero valor del dinero y me lo pienso dos veces antes de comprarme algo, ya que 10 euros lo veo como una hora de mi vida", confiesa Maickol Valenzuela, un joven de 18 años que ha empezado a trabajar este mes de agosto en un Telepizza de A Coruña.

Con este empleo, se estrenó en el mundo laboral: "Empecé a trabajar por decisión propia, ya que no me gusta depender de que mis padres me den siempre dinero, y también por saber qué se sentía al trabajar y adquirir experiencia para el futuro", cuenta.

Maickol, un joven de 18 años que empezó a trabajar este verano en Telepizza

Maickol, un joven de 18 años que empezó a trabajar este verano en Telepizza Cedida

El joven dominicano llegó a Galicia con 4 años y actualmente cursa el segundo año del ciclo medio de electromecánica. "Pienso seguir trabajando aunque mi contrato dure hasta octubre. Voy a estar estudiando y trabajando a la vez, como varios compañeros de clase", cuenta.

No obstante, es el único que trabaja en su grupo de amigos: "Muchos días de fiesta me los he perdido". "No tuvieron suerte mandando currículums", confiesa. En su caso, lo intentó en muchas cadenas, hasta que finalmente lo llamaron de Telepizza como auxiliar de cocina: "Ayudo a hacer las pizzas, estoy en el horno, preparo los domicilios y atiendo a los clientes", explica.

¿Su primer sueldo? Para los ahorros para comprarse un coche, ya que se acaba de sacar el carné. Para ello tuvo que renunciar a un viaje a República Dominicana a visitar a su familia: "Mi padre quería comprarme el billete de avión para irme de vacaciones, pero como decidí trabajar este verano, tuve que sacrificar eso", dice con pena, pero orgulloso.

"Nunca he tenido la obligación de trabajar"

En el caso de Iago Rodríguez, de 19 años, apasionado por el surf, también tuvo que renunciar a unos cuantos días de olas: "Me dio un poco de rabia ver que otros sí podían disfrutar de su verano, pero aun así tuve mucho tiempo libre y cuando me llegó el sueldo nada de eso importó", reconoce.

Natural de Narón, trabaja de monitor de surf en Valdoviño, donde hasta ahora solo veraneaba, pero donde ahora también se gana el sueldo. Estudia Administración y Dirección de Empresas en A Coruña y este verano ha empezado a trabajar en ValdoSurfSchool.

Iago Rodríguez, joven de 19 años que empezó a trabajar este verano

Iago Rodríguez, joven de 19 años que empezó a trabajar este verano Cedida

En su caso, no se le ha hecho tan difícil: "Tengo amigos que trabajan conmigo, también mi hermano, y con esto he hecho nuevos amigos". Para él es todo un privilegio que su primera experiencia laboral sea en algo que le apasiona: el surf.

"Nunca he tenido ninguna obligación de trabajar. La idea de enseñar y poder convertirme en las personas que me enseñaron a mí me hace mucha ilusión", indica. De hecho, su sueldo le sirvió para darse cuenta de que "alguien valoró todo lo que hice".

Gracias a su primer y segundo sueldo del verano se pudo pagar un viaje a El Salvador para surfear. Ahora, cuando acabe el verano, volverá a A Coruña para continuar sus estudios, pero con la satisfacción de lo que ha logrado: "Tendré que dejarlo, con expectativas de volver el año que viene", concluye.