26 febrero, 2023 03:00

No es fácil rascarle unos minutos a la agenda espídica de una estrella internacional como Rauw Alejandro (Puerto Rico, 1993), que nos atiende desde Miami por Skype en sábado con una generosidad arrolladora: es todo energía, todo alegría, todo humor y distensión, como un nervio andante agarrado fuerte a la vida. Contagia esa cosa luminosa sólo escuchándole. Es la mirada pura y lúdica del niño de cuna humilde que siempre se montó la fiesta con lo que tenía a mano, como cuando creció en una casita en el campo donde a veces se iba la luz: entonces jugaba con la linterna, sin regodearse en el drama. Como no había juguetes, se aficionó a los más "cool", como él dice: una piedra y un palo. Lo demás es imaginación. Todo lo importante nace de la cabeza. Todo. 

Después de abrazar éxitos como Todo de ti o Te felicito, con Shakira, después de hacerse con un Grammy Latino y de poner a bailar al planeta tierra, se ha estrenado como actor en Sky Rojo III, la serie de Álex Pina y Esther Martínez Lobato. En su tercera y última temporada ha interpretado a Diego, un mecánico caribeño enamorado de los coches de lujo y apasionado de las artes marciales que se cruza de casualidad en la vida de las protagonistas -tres mujeres prostitutas a la fuga de un terrorífico proxeneta- y que les tiende la mano y les ofrece toda su ayuda. 

Rauw también se reconoce un poco así, como Diego: esa gente de bondad desarmante que rema a favor de las cosas, que se juega el pellejo para sacarle brillo al mundo. En esta charla conversamos acerca de su primera experiencia en el mundo de la interpretación, sobre su infancia, sus viejos y nuevos sueños, sobre la violencia, el feminismo, el sexo, la fe y el amor -en concreto, sobre su feliz relación con Rosalía-. 

Dice que queda Rauw en las pantallas para rato: promete volver pronto a sorprendernos. El crío que estuvo a punto de ser futbolista ahora suena en las fiestas de los futbolistas e incluso disfruta echándose unas pachanguillas con sus favoritos: la vida tiene estos giros hermosos y sinuosos. No sabe uno nunca dónde está su destino, pero lo rasca, lo rasca. Ahora que ha desprecintado su carrera como actor, quién sabe: quizá pronto pueda ser uno de ellos en la ficción. El mundo es ancho. Y es suyo. 

P.- Rauw, primera experiencia como actor. 

R.- Wao, mi primera experiencia como actor ha sido súper guay, súper nice. Me divertí muchísimo, estaba muy concentrado con los muchachos practicando. Quería hacer bien. Yo les decía al equipo de Sky Rojo, que llevan mucha experiencia, que dentro de la música hay una similitud con lo que ellos hacen, porque yo cuando llego a la tarima del show me entro en el personaje de Rauw Alejandro y me toca vivir mis canciones, transmitir esa energía y tener esa empatía con la canción y con el público. Aquí actuando tuve que tener empatía con mi personaje, Diego, y no fue tan difícil porque se parecía un poco a Rauw. 

P.- ¿Sí? ¿En qué te pareces tú a Diego? Ese mecánico encantador que adora los coches de lujo. 

R.- No soy mecánico pero sí me gustan los coches de lujo: sí nos parecemos ahí (ríe). De mecánica sé muy poco. Me cambié algún neumático, alguna rueda, compré aceite y más nada. Se me hizo fácil porque Diego es un chico del Caribe y no tuve que cambiar mi acento, cosa que admiro mucho como hacen otros compañeros y a mí me parece muy complejo. Diego es coqueto y yo también (ríe). Nos encantan a los dos las artes marciales también. Con el equipo de Vancouver llegamos a un personaje pa’ Rauw que era muy divertido y me la pasé súperbien. 

P.- ¿Qué relación tienes tú con las artes marciales? ¿Alguna vez has tenido que defenderte de algún malo, de un chungo callejero? 

R.- Sí que tuve mis peleas por ahí no cuando era niño, sino de más adolescente, con 17 o 18… mis peleítas por ahí. Bueno, cosas que pasan en el barrio fino (ríe). 

“A las nenas no les gustan los chicos buenos, los gamberros son más divertidos: a nosotros nos pasa lo mismo"

P.- ¿Saliste ganando? 

R.- No te voy a mentir: ambas partes. Pasó de todo. Pero ya después… yo soy un tipo tranquilo, soy bien relajado, dentro de mi vida no hay muchas polémicas porque a mí me enseñaron que todo se resuelve hablando y que no hay que recurrir a la violencia para resolver un problema. Peeeero (alarga la ‘e’) en el mundo en el que vivimos uno nunca sabe qué le van a querer hacer. Siempre me gustaron las artes marciales y he practicado muchas de ellas y además es algo que he mezclado con el baile, con la música. Y eso es parte de mí. Me gusta mucho el conocer tu cuerpo y todo eso. 

P.- Diego es prácticamente el único hombre bueno que aparece en la serie, alguien desinteresado de verdad, alguien que quiere ayudar a las chicas. Es como “dios, gracias”. ¿Tú crees que en la vida real existe esa bondad desarmante, existen ángeles de la guarda que no nos piden nada a cambio y se enrolan con nosotros en lo que sea? 

R.- Diego es tan bueno, sí. Cuando llegó ese personaje yo me alegré porque yo no quería hacer de villano. Siempre dicen por ahí “ahhh, el Rauw es malo”… la gente mezcla mucho el personaje de una película o de un músico con tu persona real, se le hace bien difícil separar. Por ejemplo, Romeo, que fuera de su personaje es bien diferente y divertido, pues creo que a la gente le cuesta distinguir a veces realidad y ficción. Y yo estoy en plena carrera de la música, yo le canto a las chicas, hay de todo y decía órale, no me pongan de villano, no, por favor, no quiero que digan que el Rauw es malo… pero tampoco me pongan tan bueno, porque a las nenas tampoco os gustan los chicos tan buenos. Hay que buscar un balance. Ustedes son complicaditas también. 

P.- ¿Por qué crees que a las mujeres siempre nos gusta un poco más el gamberro? 

R.- No sé… yo creo que es porque es más divertido también, y la diversión es cool. Pero eso también nos pasa a nosotros. Tiene que haber un balance en todo, so… a las chicas les gustan los tóxicos, ¡los tóxicos…! 

P.- Y luego nos quejamos, Rauw. Así nos va, tío. 

R.- (Ríe) Es que… bueno, pero sí que hay personas como Diego en la vida, yo también me siento un poco así, una persona genuina que le pone el corazón a las cosas, que ayuda de verdad, y me he encontrado con muchas personas que son iguales. Poca… pero hay. 

Fotograma de Sky Rojo III. Rauw con Lali Espósito.

Fotograma de Sky Rojo III. Rauw con Lali Espósito. Tamara Arranz.

P.- También escuché una entrevista de tus compañeros de rodaje en la que Miguel Ángel Silvestre decía que eras “un tío muy guapo, muy guapo”. ¿Cómo te llevas con tu propia belleza? 

R.- ¡Pero si el guapo de la serie es él! Miguel y yo hicimos una buena conexión, una buena vibra, y dentro del set nos conocimos más. Amistades nuevas. Puedo decir que tengo amigos nuevos por allá, por España. Ahí vamos. 

P.- He estado leyendo sobre tu biografía y no sabía que habías tenido una infancia tan complicada. Faltaba dinero en casa, se iba la luz… ¿cómo recuerdas aquello y qué aprendiste entonces acerca de la humildad? 

R.- Pues yo recuerdo todo eso con alegría. A pesar de todo. Creo que mis papás se encargaron de no pasarnos esa preocupación, esa tensión dentro de la familia cuando se está pasando por momentos difíciles. Creo que mi mamá y mi papá hicieron un buen trabajo en ese aspecto, aunque cuando crecí fui consciente de todas las cosas. Si no había luz, yo jugaba con una linterna, ¿me entiendes?

Yo me las buscaba para divertirme en situaciones difíciles. Y si no había un juguete, me iba pa’ fuera a inventármelo, porque yo vivía en el campo y me la pasaba en la naturaleza. Había un montón de juguetes bien cool… que eran una piedra y un palo. Yo me trepaba aquí y ya tenía algo que hacer. Nada, son momentos de la vida que creo que te marcan, te enseñan a valorar las cosas. Cuando con el tiempo te va bien y a tu familia le va bien uno se acuerda de esos comienzos. 

P.- ¿Cómo de importante es el dinero, sobre todo cuando no lo has tenido? 

R.- Es importante, jé, porque el dinero lamentablemente es lo que controla todo este sistema capitalista. Y si necesitas una medicina, tienes que tener plata, o comer, o ir a la escuela a estudiar… hay que trabajar, mi madre siempre me decía que había que trabajar, que tenía que buscarse cada uno lo suyo, este… desde muy joven ya fui independiente, desde los 16 años trabajaba en dos trabajos y a la misma vez estudiaba. Me desarrollé o me desarrollaron, creo, con ese sistema.

Todos mis tíos, mis primos y mis abuelos son así, uno respeta el dinero y lo que tiene y conoce el sudor y eso es un orgullo. Valoro el dinero porque sé lo difícil que es tenerlo. Pero ser feliz sin dinero para mí es lo más cool, porque si eres feliz sin eso, cuando lo tengas vas a ser feliz igual, ¿tú me entiendes? 

"El dinero lamentablemente controla el sistema capitalista: yo respeto el dinero y conozco el sudor y eso es un orgullo"

P.- Creo que estuviste a punto de dedicarte también al fútbol. Eras bastante máquina. 

R.- Sí, es que era mi sueño de toda la vida, ser futbolista. En Puerto Rico eran dos cosas: o ser deportista o ser cantante. Cualquier niño quería eso. La música la tenía muy accesible y no quería estar más en el montón, siempre me gustaron los retos… desde los 7 años juego a fútbol, tenía esa meta de ser de los poquitos puertorriqueños que fueran a Europa a jugar y tener un buen club… no sé, ese era mi sueño antes, y fue difícil porque en Puerto Rico el fútbol no es un deporte primordial, hay otros más relevantes.

Entre las tareas de la escuela y los trabajos y el fútbol pues… era muy imposible ya no llegar al Real Madrid o al Barcelona, sino al Puerto Rico. Y la música siempre estuvo ahí, desde pequeño siempre estuvo ahí. Voy a jugármela, me dije, no tengo nada que perder. Tengo 36 dólares en mi cuenta del banco, no tengo nada que perder, soy libre de intentarlo. 

P.- ¿Qué fue lo primero que te compraste cuando las cosas empezaron a ir bien? 

R.- Lo primero cuando empecé a ganar plata -con ‘showsitos’, como yo digo, shows pequeños de 500 o 1000 personas- fue empezar a saldar deudas que tenía y algún préstamo. Se sanearon las cuentas de mi mamá y ya por ahí me sentía más relajado. Me compré un carro y no era un carro ni tan lujoso. Era un Hyundai Bernstein. Me costó como 20.000 dólares pero yo me sentía tan bien que… ¡wow!

Eso me motivó a seguir trabajando en la música. Vivía bien pero no era súper millonario, ¿sabes? Tú puedes vivir bien haciendo música y darte algún lujo de vez en cuando aunque no tengas 10.000 mansiones, pero es que no es necesario, aunque la gente se crea que trabajar en la música es automáticamente ser rico. Pues por ahí seguí trabajando y bueno… ahora son algunos coches más (ríe). 

P.- Hemos subido el nivel de vida con el nivel de los coches. 

R.- Eso es lo importante: subir el nivel cada año. 

P.- Creo que las mujeres han sido grandes inspiraciones para ti. Han cambiado tu vida. Tu abuela, tu madre, que fue una gran mujer que te sacó adelante cuando se divorció… ¿qué has aprendido de las chicas? 

R.- He aprendido mucho y sigo aprendiendo. Yo me crié con tres mujeres, con mi hermana, mi abuela y mi madre, y ahora estoy rodeado mucho por mi novia, su hermana y mi suegra. Chicas todo, siempre, ¿tú me entiendes? Bien rodado por ustedes, aprendiendo de ustedes, que son seres increíbles y especiales y nos dan luz y dirección. Por eso es que toda mi música va dirigida a las chicas. Es un privilegio crecer alrededor de chicas. Pues sí (sonríe). 

Fotograma de Sky Rojo 3.

Fotograma de Sky Rojo 3. Teresa Arranz.

P.- Escuché una entrevista en la que decías que tu pareja, Rosalía, te inspira mucho y te ayuda a mejorar también laboralmente. Te pone las pilas con las clases de canto, por ejemplo. ¿Qué aprendes con ella, en lo amoroso y en lo profesional? 

R.- Ella es una máquina de trabajo, ¿tú me entiendes?, ella no para, es muy robot, muy disciplinada. Yo soy como más “…okei”, keep calm, soy un poquito más calmado (ríe). Está el artista que es de oído y el que lee música, y ella es esa máquina. Nos intercambiamos un poco las cosas. Yo le digo “te tienes que relajar un poquito más” y ella me dice a la misma vez “pues tú no tienes que relajarte tanto y aplicarte más” y yo le digo “dale” (ríe).

Llegamos a acuerdos y este… nos ayudamos mutuamente. Yo empecé clases de canto y de piano por ella y yo a ella la ayudo con los bailes, y le gusta mucho bailar. “No, que tú te mueves así y lo ves muy fácil”, me dice, y yo le digo que se deje llevar. Nos complementamos. De Rosalía no aprendo sólo como artista: aprendo de ella como mujer, como pareja. Es increíble, nos va súper cabrón y de eso se trata, de buscar esa persona que te sume, que te quiera ver bien, que te quiera ver crecer y que tu potencial te ayude a desarrollarlo al cine. 

P.- Tus letras son explícitas pero a la vez muy románticas. ¿Cómo le explicamos a los mojigatos que eso es compatible? 

R.- Es que ser explícito no está mal. Lo importante es el contexto de las cosas. Yo te puedo decir una cosa bonita y te la puedo decir un poco más cruda, pero sigue teniendo la misma intención, ¿sabes? Yo trato de buscar ese balance entre lo romántico y lo explícito, entre el chico malo y el chico bueno, porque el bueno aburre y el malo es como… “brodel, tienes que bajarle”. Quiero ambas cosas. No quiero decir ni una línea sin faltarle el respeto a nadie. ¡Aún no me han cancelado! ¡Viva!

"“Tenía 36 dólares en mi cuenta del banco y me dije ‘voy a intentar ser músico, no tengo nada que perder’"

P.- Oye, ahora que estamos todos tan enamorados del amor que hay entre Rosalía y tú, quería preguntarte cómo distingue Rauw Alejandro que está enamorado. ¿Cuáles son los síntomas clave y cómo se trasladan después a las canciones? 

R.- ¡Wow! ¿Que cómo yo distingo que me he enamorado…? ¿Tú te has enamorado? 

P.- Alguna vez, hace mucho tiempo, pero ya no me acuerdo, así que cuéntame tú. 

R.- (Ríe). Yo lo supe con ella porque… mira, cuando tú ves a esa persona se te revuelca el estómago, el corazón se te acelera un poco, ¿entiendes? Te pones un poco torpe. Yo sé que tienes que haberlo sentido alguna vez. 

Rosalía y Rauw Alejandro.

Rosalía y Rauw Alejandro.

P.- Me suena de algo (risas). Me consta que para ti es muy importante la familia y que admirabas mucho a Cristiano no sólo por sus dotes futbolísticas sino por cómo cuidaba de su clan. ¿Te gustaría ser padre? ¿Cómo ves la idea de una familia numerosa? 

R.- Sí, bueno, por ahí escuché a Rosi hablando en una entrevista de familia numerosa. Y yo: claro. Para mí la familia es algo muy bonito, imagínate tú de viejo, a los 80 años, solo, ahí, como un primo… (ríe). Poder dejar mi legado a mi familia, qué sé yo, a mis hijos y a mis futuros nietos, y contarles mis historias y verlos crecer y ayudarles a ser alguien en la vida. Sí lo veo en mis planes. No sé cuándo pero sí lo veo. 

"Me crié entre mujeres y ahora estoy rodeado por mi novia Rosalía, su hermana y mi suegra: nunca paro de aprender de las mujeres"

P.- Estaremos expectantes. Sigamos. Tú sacaste con Shakira la canción de Te felicito. Luego llegó Monotonía y luego el pelotazo con Bizarrap. ¿Qué te pareció a ti la canción-venganza? 

R.- Del power. Shakira es power hasta el final (sonríe). Este… el Biza con Shakira empezaron el año caliente. A romper. Y de eso se trata, hay que romper. Yo soy muy fan de Shakira, de su música desde hace años. Lleva ya una década en la música y ahí arriba, es muy difícil estar en ese nivel, requiere mucha disciplina. Yo en el estudio con ella flipé, es muy grande y también muy piki con sus cosas (ríe). Y eso la hace especial porque todos sus proyectos han hablado por sí mismos. Es una persona que está concentrada en lo que hace, su visión está clara y sabe lo que hace. Ahí están los resultados. 

P.- ¿Tú cómo decides, a la hora de componer, qué mensaje vas a lanzar? Los blanditos los conocemos, pero, ¿alguna vez lanzaste algún mensaje de revancha? 

R.- Yo sí, aunque yo me especifico más en el nuevo romanticismo. El romanticismo de antes no se parece en nada al de ahora. 

P.- Eh, eso me interesa. Háblame de esa diferencia. 

R.- Bueno, depende. Tú escuchas algunas canciones de salsa o baladas de antes o boleros de antes… y tenían mensajes ocultos que eran fuertes. Tú vienes a decir “wow, desde los tiempos de antes están zumbando duro estos artistas” (ríe). Hoy en día creo que vamos más al grano, ahí, “no voy a perder mi tiempo, esto es lo que quiero decirte”. Yo hago romanticismo pero también hablo de otras cosas. Hablo de desamor, de me rompiste el corazón, qué sé yo, los amigos, tu clan… el éxito, los sueños, las motivaciones… hay de todo un poco dentro de mis álbumes. Pero estoy más full centrado en las relaciones de pareja. Me hice experto (ríe). La gente me dice “Rauw sabe lo que me está pasando, Rauw me está espiando”. Ese es mi trabajo: espiar a la gente, escuchar sus historias y cantarlas. 

P.- ¿Eres un poco psicólogo? 

R.- Puro psicólogo, sí (ríe). 

P.- ¿Estás de acuerdo con la ya célebre frase “segundo es chingarte, lo primero es Dios”? ¿O chingar va primero? 

R.- (Sonríe). Primero va siempre Dios y luego el chingar, porque si no estás bien en la vida lo demás te va a ir como que mal, ¿tú me entiendes? Hay que estar bien contigo mismo, con la vida en general, con el universo, con Dios, con la naturaleza… y luego ya lo demás fluye bien y es más especial todavía. Wow. 

"Primero va siempre Dios y luego chingar"

P.- ¿Cómo va tu fe? 

R.- Mi familia es católica, ahí me crié, mi mamá siempre ha sido muy clara conmigo y nunca me ha presionado a nada, me ha dejado que yo conecte por mí mismo con Dios. Siempre me ha enseñado su fe, sus creencias, y yo mismo las he podido interpretar y decidir hacer esto o lo otro. Actualmente sigo siendo católico aunque no sea practicante.

En mi vida se hace complejo ir a misa los domingos, es un poco complicado, hace un par de años fui a una iglesia con mi familia y yo estaba tirando al Padre que dijera sus cosas… y miré para atrás y la gente estaba más pendiente a mí que a lo que el Padre tenía que decir. Se hace un poquito incómodo, pero siempre trato de estar conectado y hago mis propias oraciones individuales. La relación con Dios siempre es individual. Mi madre de vez en cuando me dice “venga, muchacho” (ríe). 

P.- Pero como Dios está en todas partes puedes llevártelo a donde quieras y puedes hablar con él desde el avión, incluso, que te pilla más cerca. 

R.- Desde luego que sí. Eso es algo que me han enseñado también. Uno lo siente. Yo lo siento a Dios, ¿tú me entiendes? Momentos raros… y me voy aparte y hago mi oración con Dios. Eso me ha mantenido los pies en la tierra. Obviamente no somos perfectos los artistas, ni nadie, pero esto va del día a día. 

P.- ¿Cómo te sientes sabiendo que hay una canción tan hermosa como Hentai que habla, claramente, de tu pene? 

R.- ¡Wow! (ríe). 

P.- ¿No te lo habían preguntado todavía? 

R.- Ya era hora, ya era hora (ríe). Y ya era hora de que me dedicasen una canción como esa, porque yo siempre andé dedicando canciones… me tocaba ya. No, me siento bien, orgulloso, contento, feliz. Una vez ella y yo lo hablamos y ella decía que esto era como una ‘tiraera’ de bellaqueras, ¿entiendes? Yo le tiré a ella un tema, ella me tiró otro pa’trás, ¡y así seguimos! 

"Me gustó que Rosalía me dedicara ‘Hentai’, porque yo ya le había dedicado canciones: es cabrón que las mujeres nos tiren sus barras"

P.- Fue transgresora e interesante porque los hombres reguetoneros siempre hablan explícitamente de partes del cuerpo de la mujer y no estábamos tan acostumbrados a que una chica, y además en una balada, hablase con tanta libertad y belleza sobre la intimidad. 

R.- Por eso mismo digo, ya era hora de que las chicas nos tiraran a nosotros. Nosotros siempre tirando pa’llá… (ríe). Para mí esto es cabrón, que las mujeres se manifiesten y nos tiren sus barras y nos las dediquen. Yo fui a casi todos los conciertos de Rosalía y todas las mujeres estaban ahí “aaaaaaaaaaa”. Eso es importante. 

P.- ¿Y no te dio un poco de pudor? Lo del diamante, digo. 

R.- (Ríe). ¿Por qué? Eso se puede interpretar de muchas maneras. Yo feliz (ríe).