El primer caso fue un valor atípico. Al llegar a la decena se pidió tranquilidad, siempre con su talante característico. Al llegar a los cincuenta se escuchó a través de la puerta del despacho "¿quién ha sido el gilipollas que hizo las simulaciones?" Y la centena resonó con fuerza en el campanario de Igualdad, convocando a todos los asesores para apagar el incendio.

Al llegar a los 150, se oyó decir: "Lo que nos faltaba. ¿De qué se ríe esta tía?" Con los 200 la estrategia estaba clara: todos los jueces son fascistas, y las juezas también. Cuando la cosa colapsó al llegar a los 300, alguien sugirió que se debería mandar una pareja de la Guardia Civil a cada juzgado para dar instrucciones claras de interpretación del articulado de la ley; pero bien claritas. Tuvo que llegar el 350 para que la cosa virara, "podríamos hacer ajustes sin modificar nada de nada".

Y así es como, queridos lectores, la RAE debería ejemplificar la definición de obcecación. Queda más claro que "dificultad que impide a una persona razonar las cosas o darse cuenta de ellas".

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Detrás de esta viñeta están Benjamín y Mercedes. Son padre e hija. Benjamín dirige el estudio Arquitectos San Lorenzo 8. Mercedes es ilustradora y diseñadora gráfica. El texto queda a cargo de Paula, la hija mayor, que se dedica a la seguridad alimentaria. La idea de cada semana: un asunto de familia.