La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, en el Congreso.

La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, en el Congreso. Efe

Tribunas

Sánchez convierte en azufre todo lo que toca

Puestos a tener un gobierno que roba, piensa Junts, mejor que sea uno del que puedan sacar tajada en forma de concesiones y privilegios para ellos y los suyos.

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Una familia de Tarragona comenta que igual este año toca cortarse un poco con el cava en Nochebuena porque no está la cosa para muchas fiestas.

Mientras tanto, ven a Míriam Nogueras alzarse por enésima vez en el Congreso de los Diputados de España blandiendo un látigo metafórico con el que atiza al gobierno central (también por enésima vez) al son de "hasta aquí hemos llegado".

Un matrimonio de Terrassa despide a su hija de dieciséis años un viernes por la tarde diciéndole que lo pase bien, pero que tenga cuidado.

Lo dicen con la boca pequeña, pues viven en una zona tranquila y la niña va a estar donde siempre, con la gente de siempre.

Pero igualmente, no quieren ninguna sorpresa inesperada.

Por la mañana han leído que un abogado general de la Unión Europea, seguramente afincado en Bruselas, considera que la Ley de Amnistía no constituye una autoamnistía, y que es compatible con el derecho comunitario.

Ellos nunca han salido de su provincia, pero entienden que igual esto puede ayudar a que Carles Puigdemont, a quien también ubican a duras penas en Bruselas o en alguna zona aledaña, regrese a su tierra.

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, en una imagen del pasado 27 de octubre.

El presidente de Junts, Carles Puigdemont, en una imagen del pasado 27 de octubre. Europa Press

Por lo pronto, esperan que Bea vuelva a casa sin mayor contratiempo antes de las 00:00.

En Madrid, Alberto Núñez Feijóo pregunta a Junts y al resto de partidos independentistas cuánto más pretenden tragar mientras sostienen a un gobierno cuyos escándalos de corrupción se cuentan día a día.

Según él, lo suyo sería abandonar el barco y apoyar una moción de censura que permita convocar elecciones.

O eso, o retratarse.

¿Pero retratarse en qué? Junts y el resto de formaciones independentistas sabían ya que "Espanya ens roba" (o, siendo más específicos, el gobierno de turno). Por lo tanto, esta situación no debería sorprenderles ni indignarles, pues ya están acostumbrados. También sus votantes.

Puestos a tener un gobierno que roba, mejor que sea uno del que puedan sacar tajada en forma de concesiones y privilegios para ellos y los suyos.

El único problema es que parece que ese tren ya ha pasado y la ubre se ha secado del todo. A estas alturas, poco queda por exprimir. Por mucho que Sánchez prometiera enseres y alhajas por doquier, estas no se han materializado del todo, ni parece que vayan a hacerlo en un futuro inmediato.

Junts podrá bloquear al gobierno y chantajearlo todo lo que quiera. Pero tampoco gana demasiado con ese bloqueo. Tan sólo tiempo, mientras intenta explicar que este callejón a ninguna parte es infinitamente mejor que un gobierno del PP apoyado por Vox.

Mientras tanto, en la Cataluña profunda (o no tan profunda), Silvia Orriols anuncia su intención de cambiar los estatutos de Aliança Catalana para prohibir que ella o ninguno de sus miembros se presente a las elecciones generales bajo esas siglas.

El mensaje es claro. Los problemas de los catalanes no se resuelven pisando moqueta en Madrid, sino presentando batalla en sus territorios, que se encuentran bajo asedio por hordas de inmigrantes con predilección por la delincuencia, por españoles y, Dios les libre, por inmigrantes españoles (los peores).

Si hay quienes pensaron en Pedro Sánchez como un gurú y genio político que convierte en oro todo lo que toca, ahora han sido testigos de su mutación hacia una versión perversa que convierte en azufre todo lo que toca (y a todo aquel que ha osado tocarle).

Que se lo pregunten a Podemos, a Sumar, al PNV (Partido Nacionalista Vallisoletano) y ahora a Junts, que mientras pide a los catalanes que miren con nostalgia ese pueblecito belga de extrarradio, ve con espanto cómo algunos giran la cabeza y responden que sus problemas no pasan por ahí.

Hay pocos catalanes en Waterloo.

*** Fernando Múgica Soto es escritor.