Cumbre de la Coalición de los Voluntarios en el Palacio del Elíseo de París.

Cumbre de la "Coalición de los Voluntarios" en el Palacio del Elíseo de París. Reuters

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El despliegue de tropas europeas no es conveniente para Ucrania

El despliegue de fuerzas de seguridad occidentales u otras tropas neutrales sería un tipo de garantía armada inadecuado para Kiev en el contexto actual del conflicto ruso-ucraniano.

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El concepto de "garantías de seguridad" se ha convertido en una palabra de moda en los debates internacionales sobre el apoyo occidental a Ucrania. Sin embargo, se usa frecuentemente esta etiqueta sin definir específicamente los principales retos políticos y estratégicos que conlleva.

Una garantía total de seguridad es un espejismo inalcanzable, no sólo para Ucrania, sino para cualquier lugar.

Es necesario identificar claramente las implicaciones de este concepto. Sólo con un análisis franco puede pasarse del mero avance discursivo sobre las futuras necesidades de defensa de Kiev al logro de una mejora material de la situación de seguridad de Ucrania.

Este análisis evalúa las dificultades de la propuesta de mayor alcance en los debates sobre garantías de seguridad: el despliegue de tropas extranjeras en territorio ucraniano.

Y ello teniendo en cuenta que, aunque la adhesión de Ucrania a la OTAN o la UE llegará con el tiempo, por ahora no es una opción para mejorar rápidamente la protección de la población y el territorio ucranianos.

Vladímir Putin este miércoles durante un evento en Moscú.

Vladímir Putin este miércoles durante un evento en Moscú. Alexander Scherbak Reuters / Sputnik

Las limitaciones de las fuerzas de paz de la ONU

Aunque las garantías de seguridad se han debatido intensamente a lo largo de 2025, sus detalles siguen sin estar claros. A menos que estas cuestiones se resuelvan de antemano, existe el peligro de que las promesas que implica este término no se cumplan.

El despliegue de tropas de la ONU u otras tropas neutrales sería un tipo de garantía armada inadecuado para Kiev en el contexto actual del conflicto ruso-ucraniano.

Desde febrero de 2022, la naturaleza de la guerra ha cambiado fundamentalmente. El despliegue de fuerzas de paz para asegurar una línea de contacto que no coincide con la frontera ruso-ucraniana plantea problemas normativos, políticos y jurídicos.

Rusia utilizaría su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger sus propios intereses imperiales. El Kremlin sólo aceptaría una forma de despliegue que protegiera o ampliara sus ganancias territoriales.

Con una operación que fuera más allá de una misión de observación, las Naciones Unidas estarían ayudando a proteger los frutos de la guerra expansionista de Rusia y apoyando la ocupación represiva de Moscú.

De ese modo, las fuerzas de mantenimiento de la paz estarían contribuyendo a violar los principios básicos de la Carta de las Naciones Unidas.

Además, en caso de una nueva escalada rusa, no cabe esperar que las tropas neutrales fueran capaces de luchar contra una de las mayores potencias militares convencionales y nucleares del mundo.

Ni Kiev, ni Moscú, ni los terceros consideran que tales fuerzas tengan una capacidad que vaya más allá de lo simbólico para apaciguar un conflicto que se está recrudeciendo.

Una participación china intensa podría aumentar el rango de estas fuerzas. Pero Pekín ha venido proporcionando un apoyo diplomático, político, económico y técnico cada vez mayor a Moscú desde 2014. Es legítimo sospechar que los cascos azules chinos no actuarían como fuerzas de mantenimiento de la paz, sino como representantes de la alianza informal sinorrusa contra Occidente.

Steve Witkoff y Jared Kushner en el Kremlin durante su reunión con Putin.

Steve Witkoff y Jared Kushner en el Kremlin durante su reunión con Putin. Alexander Kazakov Reuters / Sputnik

Las paradojas de una fuerza de seguridad occidental

Un enfoque más constructivo es la idea europea de una "fuerza de seguridad" surgida en la primavera de 2025, que supondría el despliegue de varios miles de tropas terrestres y buques de guerra en el mar Negro. El contingente procedería de miembros europeos de la Coalición de Voluntarios (CoW) y se estacionaría en el oeste de Ucrania.

Se basaría en un apoyo estadounidense limitado, que incluiría poder aéreo, intercambio de inteligencia y capacidades logísticas, pero no tropas americanas sobre el terreno.

Sin embargo, esta propuesta adolece de dos paradojas estratégicas.

Primero, el debate público y la planificación del despliegue son contraproducentes para las negociaciones de un alto el fuego. La idea es rechazada en Rusia con la con la misma fuerza con la que es acogida en Ucrania.

"El debate sobre una fuerza de seguridad occidental ha alejado la posibilidad de alcanzar una tregua basada en el compromiso con Rusia, aumentando el interés del Kremlin en continuar la guerra"

Putin ha advertido repetidamente que Rusia no aceptará ninguna fuerza extranjera de la OTAN. El debate sobre una fuerza de seguridad occidental ha alejado la posibilidad de alcanzar una tregua basada en el compromiso con Rusia, aumentando el interés del Kremlin en continuar la guerra.

La segunda paradoja se deriva de la falta de claridad sobre los escenarios de combate.

Si la fuerza fuera atacada por misiles o drones rusos, un contraataque sería militarmente adecuado, pero tendría consecuencias de gran alcance que podrían iniciar una espiral de escalada, arrastrando a la OTAN y la UE a la guerra.

En el escenario opuesto, una respuesta débil o inexistente pondría en tela de juicio la misión de la fuerza, la convertiría en un blanco fácil y desmoralizaría a los soldados. También socavaría la credibilidad de las garantías occidentales, y cuestionaría los compromisos del artículo 5 de la OTAN y el artículo 42.7 de la UE.

SkyShield: una alternativa viable

Existe una alternativa menos problemática: una intervención limitada de las fuerzas aéreas europeas mediante el establecimiento de zonas locales de protección aérea, o una zona integrada de protección aérea (IAPZ).

Este plan, denominado SkyShield, sería posible y útil tanto antes como después de un alto el fuego. Entrañaría menos riesgos de escalada que el despliegue de tropas terrestres o buques de guerra.

Los interceptores europeos podrían limitarse geográficamente a la retaguardia ucraniana, lejos de las zonas de combate y la frontera ruso-ucraniana. Su misión sería inutilizar drones, misiles de crucero y cohetes que vuelen desde Rusia hacia Ucrania.

Además, no se toparían con aeronaves rusas tripuladas. Ningún soldado o civil ruso resultaría herido, y ningún territorio ruso sería violado.

Esta actividad de un contingente limitado de soldados europeos podría justificarse como protección de intereses legítimos: embajadas inviolables en Kiev, defensa contra incursiones de drones rusos sobre territorio de la OTAN, protección de corredores para ciudadanos que viajan a Ucrania, salvaguardia del comercio marítimo de cereales a través del mar Negro, protección de instalaciones de gas ucraniano y defensa de centrales nucleares.

"La principal fuente de seguridad para Ucrania serán siempre sus propias fuerzas armadas. La forma más adecuada de mejorar la seguridad es armar a Kiev hasta los dientes"

Conclusiones

Las garantías de seguridad deben utilizarse con cautela para evitar crear expectativas incumplibles. Porque no es seguro que los países europeos vayan a enviar tropas terrestres y buques de guerra.

En el futuro, las tropas de paz de la ONU podrían vigilar una frontera restaurada, o podría desplegarse una fuerza de seguridad cuando Ucrania sea miembro de la OTAN.

Sin embargo, en las condiciones actuales, estos debates distraen la atención de lo más importante.

La principal fuente de seguridad para Ucrania serán siempre sus propias fuerzas armadas. La forma más adecuada de mejorar la seguridad es intensificar la colaboración militar-industrial entre Ucrania y la CoW.

Lo que sí es posible hoy por hoy es un despliegue geográficamente limitado de fuerzas aéreas europeas para interceptar misiles. El despliegue de oficiales de enlace y entrenamientos conjuntos son necesarios antes y después de una tregua.

Mantener o ampliar el apoyo actual a Ucrania puede parecer contrario a la intuición en mitad de las conversaciones para un alto el fuego. Pero la crueldad rusa no conoce límites. Y la agresión de Moscú solo puede ser frenada por una Ucrania armada hasta los dientes.

Las garantías de seguridad han de plasmarse como la continuación o ampliación de la ayuda militar, mediante entregas de armas, inversiones en el complejo militar-industrial, intercambio de inteligencia, entrenamiento de combate y ayuda financiera.

Estos mismos instrumentos que hoy pueden servir para poner fin a la guerra serán los que ayuden a preservar la paz en el futuro.

*** Andreas Umland es analista del Centro de Estudios sobre Europa Oriental de Estocolmo (SCEEUS) del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales (UI).