Juan Ortega, Concha Velasco, Juan Diego, Miquel Iceta.

Juan Ortega, Concha Velasco, Juan Diego, Miquel Iceta. Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

Los novios de Concha, torero a la fuga e Iceta recolocado

Concha Velasco, Juan Diego, Miquel Iceta y Juan Ortega; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.

10 diciembre, 2023 02:19

Concha Velasco

Concha Velasco.

Concha Velasco. Guillermo Serrano Amat

He soñado con ella durante bastantes días.

Sueños de familia por lo general, paisajes de un tiempo remoto con abuelas y bisabuelas de sonrisa quieta, madres sufridoras y niños antiguos montados a lomos de un caballo de cartón. La imaginaba en Valladolid, como siempre nos había contado, bailando encima de una mesa para que la admiraran las vecinas.

Concha Velasco se paseaba por la vida con aires de chica ye-ye, que empezaba a ser la moda de entonces. La oímos decir que fue pobre como una rata, y que su madre le pintaba las suelas de los zapatos porque no tenía dinero para comprarle otros nuevos. Siendo cierto que fue pobre, siempre exageró un poco. Normal.

La Velasco tuvo varias vidas consecutivas. En la primera de ellas, el padre ostentaba un papel principal, aunque ella nunca se lo reconoció, pues no había entre ambos una corriente de simpatía. El padre se llamaba don Pío, era comandante de caballería y no le hacía ninguna gracia que la niña bailara enseñando sus desabrigadas gracias. Menos mal que su madre la consentía. Pasado el tiempo, don Pío se trasladó a África. De aquella época data una frase que hizo célebre Conchita Velasco: "¡Ay, cuánto le gustaba una mora a mi padre!".

La actriz tenía todas las papeletas para convertirse en una mujer conservadora y guardiana de las esencias, pero se excedió. Cuando posaba los ojos en un hombre, siempre estaba casado, y si no lo estaba, a ella se lo parecía. A las artistas se les daban muy bien los casados. Uno de los primeros en la biografía de Concha fue José Luis Sáenz de Heredia, un señor de bigotillo fascista que emparentó al director de cine con los Primo de Rivera. Mira por donde el novio de la Velasco resultó ser un primo de José Antonio, el fundador de la Falange.

Juan Diego

Juan Diego.

Juan Diego. Guillermo Serrano Amat

Del novio de derechas al novio de izquierdas. Fallecido Sáenz de Heredia por un edema pulmonar, Concha Velasco conoció a Juan Diego, un radical de izquierdas al que le adjudicaban personajes de derechas. Sus colegas de cine y teatro lo llamaban Juan "Pliego" porque se pasaba los días recogiendo firmas para las causas nobles. Era inenarrable.

Conchita vivió una vida paralela a la de Marisol, que fue una niña del régimen hasta que conoció a Gades y le enseñó a ser roja. En los tiempos feroces del tardofranquismo, la Velasco se apuntó al bombardeo de la huelga de actores y más tarde, a la ceja alzada de Rodríguez Zapatero. Todo iba a cambiar.

[La tormentosa historia de amor de Concha Velasco y Paco Marsó: infidelidades, excesos y ruina económica]

Al altar fue con el productor Paco Marsó (1977-2005), pero poco a poco la actriz se quedó sola con sus chicos: Paco (de Marsó) y Manolo (de Fernando Arribas). Ellos han sido, hasta el final, los mejores y los definitivos hombres de su vida.

Miquel Iceta

Miquel Iceta.

Miquel Iceta. Guillermo Serrano Amat

De cocinar un proyecto de España federal con Pérez Rubalcaba a embajador en la Unesco. Degenerando, como alguien diría sobre el último tramo en la biografía del que fuera poderoso líder del socialismo catalán (2014-2021).

Ministro de Administración Territorial y luego de Cultura y Deportes por obra y gracia del presidente Sánchez, Miquel Octavi Iceta (Barcelona, 1960) llegó a Madrid con el propósito de sentar sus reales y ser un hombre nuevo. Estaba contento y lo demostraba con creces ofreciendo públicamente su alegría ante la mirada ufana del jefe, que se sentía el rey del mambo mientras Miquel bailaba con alborozo sandunguero a la vista de todos.

Miquel Octavi Iceta (Arcadi, Octavi, Florenci, Terenci, ¡cuántos nombres romanos nos protegen!) se mantuvo firme en el Ministerio de Cultura hasta que llegó el eurodiputado Ernest Urtasun a ocupar su lugar en la nomenclatura. No se sabe de quien fue la idea, si del presidente Sánchez o del propio interesado. Pongamos que de cualquiera de los dos.

El caso es que Iceta salió de Cultura tan fresco y fue recolocado (a petición de parte, creo) en la Unesco, donde espera pilotar la transición de España de "potencia cultural" a "superpotencia cultural", tal y como había prometido en su toma de posesión cuando sustituyó a Carolina Darias en julio de 2021. Qué lejos queda ya todo eso.

Juan Ortega Pardo

Juan Ortega.

Juan Ortega. Guillermo Serrano Amat

Como si las cornadas del matrimonio fueran peores que las del toro. Eso es lo que le ha convertido en el torero de moda. Por una noticia que ha dado la vuelta al mundo hispano. Juan Ortega (Sevilla, 1990), ha protagonizado la espantá más sonora al huir de su propia boda una hora antes del "sí, quiero", tras un noviazgo de diez años.

Juan Ortega y Carmen Otte habían organizado sus esponsales con todo lujo de detalles. Quinientos invitados procedentes de todos los rincones de Andalucía gozaban ante la proximidad del evento. La boda había de celebrarse en la iglesia de Santiago, en Jerez de la Frontera, y sería oficiada por el mismo sacerdote que casó a Tamara e Íñigo Onieva hace unos meses. En cuanto al convite, tendría lugar en una finca con presencia de mariachis, grupos flamencos y tríos de "panchitos".

[Crónica de una no boda: cómo las dudas del torero "místico" Juan Ortega acabaron en la semana "más dolorosa" de Carmen Otte]

De pronto, el tiempo se detuvo. Faltaba una hora escasa para que diera comienzo el enlace, pero el novio no aparecía. La novia, en cambio, se encontraba en la peluquería acompañada de su madre y hecha un manojo de nervios. No supo que cara poner cuando le comunicaron la noticia. A Carmen, que es cardióloga, a punto estuvo de darle un ataque al corazón. Y a Juan, que es ingeniero agrónomo –además de matador de toros-, el campo se le hizo pequeño en el momento "tierra, trágame".

El chisme, ya convertido en culebrón mediático, ha evocado otra espantada célebre. La que protagonizó Curro Romero cuando no quiso casarse con Carmen Tello. Por suerte, en esta ocasión hubo arrepentimiento.

Ojalá Juan Ortega también se lo piense y vuelva al amor y a la cardiología. Eso es lo que dicen algunos, que habrá segunda oportunidad. Pero yo sigo rumiando sobre el misterio que se oculta detrás de la historieta del torero en fuga. Yo creo que nadie se ha olido la verdadera causa de la bifurcación. De momento, los dos al rincón de pensar.

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