Aleksandar Vucic, presidente de Serbia, durante una comparecencia.

Aleksandar Vucic, presidente de Serbia, durante una comparecencia. Reuters

LA TRIBUNA

La UE no puede seguir financiando al Trump serbio

El presidente Aleksandar Vucic está construyendo un régimen autoritario y represor en Serbia con la complacencia y la financiación de la Unión Europea.

1 agosto, 2022 02:13

¿Cómo acabaron 3.700 millones de euros del dinero de los contribuyentes de la UE en manos de un autócrata balcánico que lo utilizó para construir una dictadura donde los activistas por la democracia se enfrentan a violentas amenazas?

El presidente serbio Aleksandar Vucic es un ultranacionalista de estilo trumpiano y el líder de un país en proceso de adhesión a la UE. Y tiene un historial violento: cuando era un joven diputado, fue una figura clave en el Partido Radical Serbio (SRS), dirigido por Vojislav Seselj, quien posteriormente fue acusado de crímenes de guerra en La Haya.

El presidente serbio, Aleksandar Vucic, celebra su victoria en las elecciones del pasado abril.

El presidente serbio, Aleksandar Vucic, celebra su victoria en las elecciones del pasado abril. REUTERS

Durante el conflicto en Kosovo, Vucic ejerció como ministro de Información de Slobodan Milosevic. Cuando los medios encontraron una manera de eludir su sistema de censura, advirtió públicamente de que sería cuestión de tiempo antes de que "obtenga mi venganza".

Semanas más tarde, el Servicio Secreto Serbio asesinó a Slavko Curuvija, el director del periódico independiente The Weekly, frente a su edificio de apartamentos. Después de la caída de Milosevic, Vucic se mantuvo al margen mientras los miembros del SRS asesinaban a Zoran Djindjic, el primer primer ministro no comunista desde la Segunda Guerra Mundial.

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Sus inclinaciones autocráticas eran ya evidentes en 1995, cuando Vucic prometió ante el parlamento que "por cada serbio muerto, mataremos a cien musulmanes".

El regreso de Vucic a la primera línea de la política nacional en 2012 marcó una especie de transformación. Cortó los lazos con el SRS, formó el Partido Progresista Serbio (SNS) y se presentó como socio del CDU de Angela Merkel.

Cultivó una imagen de un político moderno y pro-occidental, que resolvería la disputa de Serbia sobre Kosovo y llevaría al país hacia la membresía de la UE. Este posicionamiento le permitió a Vucic despojarse de cualquier control o contrapeso y usar su maquinaria de propaganda para crear un estado totalitario.

"Los informes de la Comisión Europea sobre Serbia fueron positivos, y la UE ignoró cínicamente las críticas de las ONG y de las instituciones independientes que aguantaban en el país"

Primero, financió medios privados cercanos a él con cargo al presupuesto estatal de Serbia. Como consecuencia, muchas estaciones de radio y televisión locales independientes se extinguieron.

Al mismo tiempo, la UE, dominada políticamente por la CDU y Alemania, vertió dinero en Serbia a través de la inversión privada y de la financiación de la adhesión. Los informes de la Comisión Europea fueron positivos, y la UE ignoró cínicamente las críticas de las ONG y de las instituciones independientes que aguantaban en el país.

El resultado: Belgrado es ahora similar a Medellín en Colombia. Los asesinatos a manos de sicarios se cometen a plena luz del día, se vuelan coches en mitad de los atascos y hay redes de tráfico de drogas integradas por menores de edad en todas las ciudades principales.

El totalitarismo de Vucic es sofisticado, comparado con otros autoritarios de la región, y enmascarado con un comportamiento aparentemente progresista, liberal y pro-occidental. Las leyes se han revisado de acuerdo con los criterios de adhesión a la UE, y un miembro de la comunidad LGBTQI + del país ejerce como primer ministro.

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Sin embargo, esta es solo una fachada cuidadosamente preparada, que permite al gobierno serbio embolsarse el dinero de los contribuyentes de la UE y los Estados Unidos. Los grupos activistas, como para el que trabajo, están tratando de exponer quién es Vucic realmente.

Somos hijos de quienes vivieron bajo la tiranía de Milosevic. Muchos de nosotros crecimos en el horror de la guerra civil en Yugoslavia. Mi escuela estaba llena de refugiados de Bosnia, Croacia y Kosovo. Todos los días, de camino a casa, me encontraba con mis padres, que protestaban para pedir elecciones libres.

Vi a mi padre, un cirujano, ser llamado al ejército durante la guerra en Kosovo, y recuerdo no haber escuchado una palabra sobre él durante un mes. Mis colegas experimentaron un trauma similar: Savo, un refugiado, se vio obligado a abandonar su hogar debido a amenazas de muerte, mientras que Nikola soportó que su familia fuera puesta bajo vigilancia por la policía secreta.

"Nos enfrentamos a una intensificación de los ataques desde los medios de comunicación aliados de Vucic, y a amenazas de muerte por parte de ciudadanos que apoyan al gobierno"

Hoy, al igual que nuestros padres, estamos sintiendo el azote de los medios de Vucic por atrevernos a hablar. Nebojsa Krstic, quien ahora dirige una destacada agencia de marketing aliada del gobierno en Belgrado, declaró públicamente que deberíamos ser "arrojados por un puente" por nuestra oposición a una propuesta de ley de expropiación de propiedades.

A su vez, Vucic, su primera ministra, Ana Brnabic, y otros nos han acusado de "recibir dinero del extranjero", y de ser "títeres de la CIA", "chicos de los recados de Rockefeller" y "los lacayos de Soros".

Ahora, mientras trabajamos en una nueva campaña para defender las libertades de los medios de comunicación de nuestro país, estamos sufriendo una nueva ola de acoso. El 1 de agosto de 2022, el regulador nacional de Serbia, REM, decidirá qué canales pueden disfrutar de la licencia para transmitir por televisión terrestre.

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Se supone que esta institución es independiente. Sin embargo, durante la presidencia de Vucic su autonomía se ha visto socavada, y su junta está ahora integrada por aliados del partido en el gobierno. Esto hace que nuestra petición para que REM emita y revoque las licencias sin prejuicios sea un obstáculo potencial para las ambiciones de Vucic. En solo 12 días, más de 200.000 serbios han firmado nuestra petición.

Ahora nos enfrentamos a una intensificación de los ataques desde los medios de comunicación aliados del gobierno, y a amenazas de muerte por parte de ciudadanos que apoyan al gobierno en las redes sociales. Somos un "grupo de traidores", según un ciudadano. Otros advierten de que se está preparando una "operación", lo que se traduciría en nuestra "liquidación".

Si algo así sucede, y Serbia continúa su camino hacia la ruina bajo Vucic, las contribuciones fiscales de los europeos, duramente ganadas por los trabajadores, servirán para financiar un golpe contra aquellos que defienden nuestras libertades más elementales.

*** Luka Tripkovic es el organizador de las campañas del grupo activista por los derechos humanos en Serbia Go-Change.

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