Carta desde el futuro a los socialistas de hoy

Carta desde el futuro a los socialistas de hoy

La tribuna

Carta desde el futuro a los socialistas de hoy

El autor se coloca en diciembre de 2017 para advertir a los militantes qué ocurrirá este año si en las primarias se anteponen los intereses personales a los del PSOE.

17 marzo, 2017 01:04

“Ayer hubo Elecciones Generales y la izquierda casi se ha diluido en una multifragmentación de partidos que difícilmente sobrevive a la actual ley electoral. En cambio, el actual presidente sigue en su cargo, no por mayoría absoluta... pero casi; por lo menos, con el apoyo del Partido Liberal tiene estabilidad suficiente para una legislatura larga.

Como algunos dirigentes políticos esperaban, ya que convocaron con premura los congresos regionales de sus partidos, los Presupuestos Generales del Estado no han podido ser aprobados, lo que ha provocado un adelanto electoral. Parece que ya no será posible un cambio de gobierno en mucho tiempo. La reconstrucción de la socialdemocracia ha fracasado y sólo se ha conseguido desestructurar al Partido Socialdemócrata (PS), que se supone que era el llamado a liderar ese proyecto.

Todo comenzó en marzo de este mismo año, cuando a expensas del 39º congreso del PS, se confirmaron los tres candidatos a liderar el partido. El reto era importante porque urgía cohesionar un partido roto desde la defenestración del anterior secretario general, vía dimisión en cadena de la ejecutiva. Además de pasar por una abstención para dejar gobernar al Partido Conservador, rechazada por gran parte de sus bases y votantes.

La fractura abierta hizo que comenzase una lucha feroz, no tanto entre los candidatos, como en los militantes

En primer lugar se presentó el candidato C, con un discurso conciliador e ideológicamente intermedio y con el apoyo de los barones regionales afines al anterior secretario general depuesto, el cual concurría como candidato B y firme defensor del "no" a la abstención realizada y con un gran calado entre las bases gracias a sus promesas de llevar más a la izquierda al PS, algo que algunos no tardaron en tachar de populismo.

Tras una larga espera y en sintonía con los barones críticos que promovieron el cese del candidato B como secretario general, apareció la candidata A. Ella, ya ocupaba una presidencia autonómica en un territorio favorable para el PS y su máxima virtud, según sus afines, era el ser una líder natural que ganaba elecciones y les haría ganar las próximas generales.

Pero la fractura abierta por todo lo ocurrido previamente a la abstención era muy fuerte; por lo que comenzó una lucha feroz, no tanto entre los candidatos que disimulaban cordialidad, como en los militantes seguidores de los candidatos A, B y en menor medida C.

La candidata A era la que más apoyo reunía, las principales federaciones estaban lideradas por barones afines

Las acusaciones de los seguidores de la candidata A al candidato B de haber perdido elecciones continuamente durante su mandato y alinearse con el Partido Radical; las acusaciones de los seguidores del candidato B a la candidata A de alinearse con las posturas de la gestora que impulsó la abstención y de representar al ala derecha del partido, y al candidato C de traicionar su defensa del no a la abstención, no hicieron más que crecer.

Comenzó la recogida de avales, y como medio de control de los aparatos sobre los procesos, no tardaron en crecer las presiones a los militantes por sus cuadros medios. En una situación tan incierta, se hacía imprescindible ver quién tenía más apoyos constatados y así sumar puntos para futuros repartos de cargos. Una vez concluido el plazo de avales, se pudo ver que la candidata A era la que más apoyo reunía, ya que las principales federaciones del partido estaban lideradas por barones afines y superaba a la suma de avales de los otros candidatos. En segundo lugar quedó el candidato B, que aunque con menos apoyo de los aparatos, su impulso en las bases le permitió recoger bastantes avales; quedando en tercer lugar el candidato C.

Ante esta medición de fuerzas, el candidato C decidió retirar su candidatura para confluir con el candidato B, pese a las presiones y ofrecimientos que recibió, ya que su permanencia aseguraba la división de voto y la distancia del candidato B con la A. Esta concentración en dos bandos fragmentó del todo a la militancia en partidarios de uno u otro, con duros ataques y vehementes defensas.

El candidato B, alentado por sus seguidores, formó una corriente interna crítica con la nueva dirección

Llegó el día de la votación y pese a la unión de candidaturas entre B y C ganó la candidata A, que era la que más apoyo orgánico tenía, por un ajustado resultado. La maquinaria electoral de los aparatos estuvo bien engrasada pero la escalada de tensión continuó, ya que una victoria por poco margen no es capaz de calmar las aguas revueltas. Tras el congreso, en  el que paradójicamente no se paraba de nombrar la palabra "unidad", sólo se pudieron integrar algunos partidarios del candidato C.

La nueva secretaria general A se esforzó por redimir su imagen de alineación con el ala derecha del partido mediante una dura labor de oposición que culminó con la negativa a los Presupuestos Generales del Estado presentados por el Gobierno. Este hecho decisivo fue aprovechado por el Gobierno para convocar nuevas elecciones.

Desde el congreso, el candidato B, alentado por sus seguidores, formó una corriente interna crítica con la nueva dirección. El enfrentamiento culminó con el anuncio de la secretaria general de que no se celebrarían primarias abiertas a liderar la candidatura a la presidencia del Gobierno por el PS ya que, según ella y otras destacadas voces afines, la premura aconsejaba resolverlo vía comité federal.

Si algún socialista de principios de 2017 consigue leer esto, significa que todavía podéis hacer algo

Como era de esperar, la secretaria general salió ratificada como candidata a la presidencia del Gobierno por el comité del partido. Esto ocasionó un brutal enfado en el anterior secretario general que pensaba concurrir a esas primarias, ya que su apoyo entre los simpatizantes podría hacerle ganar las mismas. El candidato B decidió entonces transformar su corriente en un movimiento externo al partido que admitía a personas de distintos partidos, convirtiéndose así en el candidato a la presidencia del mismo.

Si algún socialista de principios de 2017 consigue leer esto, significa que todavía podéis hacer algo. Tratad de revertir las luchas de ego que nos han traído aquí o no volveremos a tener un gobierno progresista en mucho tiempo. O lo que es peor, tampoco la posibilidad de tenerlo.

20 de diciembre de 2017".

*** Diego Miguel Holguín es arquitecto y militante de Juventudes Socialistas.

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