El incendio de Landiras (Francia) que ha arrasado ya 7.000 hectáreas de terreno y obligado a la evacuación de 10.000 vecinos y al corte de la autopista A63, que nos conecta con nuestro país vecino, demuestra que las amenazas globales sólo pueden ser afrontadas con soluciones transnacionales. 

A la vista de la catástrofe, el Gobierno francés ha decidido recurrir al MEPC, el Mecanismo Europeo de Protección Civil, para intentar controlar un incendio que se suma a los que a lo largo de los últimos seis meses han quemado ya casi 60.000 hectáreas de terreno arbolado en Francia. Lejos de las 200.000 hectáreas quemadas en España, pero aun así una cifra extraordinariamente alta en el contexto francés. 

En la extinción del incendio participan ya bomberos griegos, alemanes, polacos, daneses, rumanos y austríacos. Italia y Suecia contribuyen con hidroaviones y otro tipo de recursos antiincendios.

Un ogro de fuego

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha justificado la petición al MEPC en la excepcionalidad del verano francés, golpeado por las altas temperaturas y un ambiente anómalamente seco que ha facilitado la propagación de los incendios.

La zona ha sido visitada también por la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, que ha afirmado que Francia debe luchar más que nunca contra el cambio climático, pero también adaptarse a él mediante la replantación de los bosques quemados, entre otras medidas destinadas a paliar el peligro de futuros incendios. 

En el incendio de Landiras trabajan ya 1.100 bomberos, cientos de soldados y otros tantos efectivos de Protección Civil. Además, se prevé la llegada de más refuerzos durante las próximas horas a la zona al sur de Burdeos.

El departamento de Gironda, afectado por el incendio, ya sufrió otro en julio que arrasó casi 15.000 hectáreas de pinos. 

"Es un ogro, es un monstruo" ha dicho Gregory Allione, portavoz de los bomberos franceses, entrevistada por la radio francesa RTL. La frase, que ha saltado a los titulares de algunos medios internacionales, refleja la desesperación de unos equipos que deben luchar contra una tormenta perfecta de altas temperaturas, sequedad ambiental, viento y combustible en grandes cantidades. Las circunstancias perfectas para un incendio. 

Un problema global

Aunque se sospecha que el incendio haya podido ser provocado, como muchos otros que durante este verano han azotado el sur de Europa, la violencia de las llamas y la rápida propagación del fuego confirman que este ha dejado de ser ya un problema estrictamente nacional para convertirse en uno transversal que debe afrontarse con medios globales.

Por desgracia, todo parece indicar que el Mecanismo Europeo de Protección Civil será invocado con cada vez mayor frecuencia en el futuro. Dotarlo de los medios suficientes para que pueda actuar en todo el territorio europeo con la mayor brevedad posible es una obligación impostergable para la UE. Los bosques europeos dependen de ello y el cambio climático no dará tregua en el futuro.