La ministra de Igualdad, Irene Montero, puso ayer a la mayoría de los médicos en pie de guerra por su determinación a “regular la objeción de conciencia” y crear una lista de objetores para, según dice, “garantizar el acceso al aborto”.

Montero se apoya en que el 87% de los abortos se realizan fuera de los hospitales, y que ocho de cada diez de este total en centros privados. Pero, en lugar de ofrecer soluciones logísticas al problema, propone la elaboración de listas negras, con nombres y apellidos, que criminalizan a quienes se oponen a practicar un aborto sin ahondar en las razones de esa decisión.

Así, la ministra demuestra una mirada cargada de prejuicios sobre los médicos, que ahora temen que su entrada en el registro termine por repercutir, a su vez, en su proyección profesional dentro del sistema público.

Otras fórmulas

Pero, por más que se empeñe, Montero no puede arrancar por las bravas derechos asegurados por la ley y por la Constitución. Desde el Comité de Bioética del Ministerio de Sanidad ya han denunciado que "limitar la objeción de conciencia del médico" es "claramente inconstitucional", y que lo que interesa a la Administración es saber quién está dispuesto a practicar abortos, "no quién no lo hace". Lo otro es iniciar una caza de brujas. 

Si Montero aspira a garantizar el aborto en centros públicos, ¿qué sentido tiene señalar a quienes se oponen por cuestiones morales o personales, en lugar de abrir un registro con voluntarios? Si el problema es puramente organizativo, ¿por qué Montero acusa a los médicos de ser un “obstáculo” contra el derecho de las mujeres, y no asume las mejorables líneas de actuación del Gobierno? 

Imposición

La posición de Montero demuestra el sectarismo de la izquierda radical con los objetores que, por razones de conciencia y en línea con el juramento hipocrático, no se ofrecen a interrumpir una vida. Si estos médicos están convencidos de que están acabando con una vida humana, ¿por qué ha de presionarles el Estado cuando tiene alternativas para solucionar el problema?

Con su intención de crear listas negras de médicos, Podemos revela la verdadera cara de una izquierda que, tras su apariencia amable, oculta una clara vocación de moldear la sociedad con la coacción y la amenaza.