Desde que el Gobierno verbalizó su intención de planificar el retorno paulatino a la normalidad, ha ido creciendo el clamor entre las Autonomías y entidades locales para que el fin del confinamiento se haga teniendo en cuenta sus particularidades. Así se lo vienen trasladando a Pedro Sánchez presidentes regionales y alcaldes. 

El Gobierno lo ha denominado "desescalada asimétrica" y es una opción viable y necesaria. El desigual impacto de la epidemia en nuestro país obliga a que el fin del confinamiento se haga atendiendo a las especificidades de cada lugar.

Descentralizar

No es lo mismo el retorno progresivo a la normalidad en una gran ciudad que en el ámbito rural, donde la paralización de las actividades tiene una repercusión decisiva en el abastecimiento y la vida cotidiana de sus habitantes. 

Es lógico, además, que sean la Administración más cercana al ciudadano y las empresas las que se encarguen de esa nueva fase de seguridad sanitaria y reactivación económica. El mando único centralizado era necesario en la primera etapa de la epidemia para detener la extensión del virus, pero va acercándose el momento de delegar.  

Protocolos

Ahora bien, esta desescalada asimétrica requiere de protocolos precisos y concretos, incluso sectoriales, para no echar por tierra todos los sacrificios de la población. En este sentido, ha resultado un tanto decepcionante la reunión que este jueves han mantenido la ministra Teresa Ribera y los representantes de la Federación Española de Municipios y Provincias. Salvo transmitir a los alcaldes que van a tener "un papel muy activo", la ministra no ha aportado ninguna pauta ni guía.

Las grandes empresas también reclaman una acción más decidida y más focalizada respecto de los protocolos que deberán comenzar a utilizar en menos de un mes. A ese fin debe aplicarse el Gobierno para volver a poner en marcha el país con garantías y cuanto antes.