Este jueves, el CIS ha hecho público su barómetro para la convocatoria electoral del próximo 26-M. Si hacemos caso a una de las herramientas predilectas de propaganda de Pedro Sánchez, el PSOE no sólo consolida su ventaja en el plano nacional, sino que pasa a ser la fuerza más votada en diez de las catorce autonomías que celebran elecciones regionales.

Bajo la batuta de José Félix Tezanos, el CIS es más que una factoría demoscópica para fabricar profecías autocumplidas y se erige el artefacto clave con el que prefigurar la realidad. Tanto es así que la fotografía que muestra el macrobarómetro de este jueves, publicado estratégicamente horas antes de que comience la pegada de carteles, dibuja un panorama que arrincona a todos sus rivales.

Pinza

Según sus pronósticos, Madrid, Zaragoza, Valencia y Santiago quedarían en manos de la izquierda populista en tanto que en Barcelona o en Sevilla los socialistas gobernarían mediante pactos. Si antes de las cruciales elecciones del 28-A Tezanos logró constreñir la realidad a sus vaticinios contra pronóstico, ahora, con el viento a favor de aquellos resultados, todo es más fácil para él.

En realidad, se puede establecer un paralelismo entre el CIS y la utilización de Miquel Iceta en la batalla por la presidencia del Senado. Todo vale para hacer campaña. La negativa de los nacionalistas catalanes a facilitar el camino a Iceta le garantiza a Sánchez una baza a explotar: la de ser víctima de una supuesta pinza del separatismo y de los partidos constitucionalistas.

Autorreafirmación

Pedro Sánchez corrobora día a día que no hay mal que por bien no venga, y sería injusto negarle esa habilidad. De momento, ha logrado convertir las elecciones del 26-M en unos comicios de autorreafirmación en la Moncloa. En una segunda vuelta de las generales.