La orden del presidente de la Generalitat para que se purgue a los mandos de los Mossos por las últimas intervenciones de los antidisturbios permite hacerse una idea de cuál es la estrategia de las autoridades separatistas. El delito de los agentes fue tratar de contener a violentos radicales que, en Gerona y en Tarrasa, atacaron a manifestantes constitucionalistas que se limitaban a ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión en el 6-D.

El resultado de los altercados fue una quincena de mossos heridos, mobiliario urbano arrasado y ciudadanos huyendo a la carrera por las calles. En lugar de ponerse del lado de los policías y de las víctimas, Torra ha hecho suya la reclamación de los antisistema de la CUP, que pidieron inmediatamente la dimisión de los responsables de los Mossos.

Aviso a navegantes

La reacción del presidente de la Generalitat es un aviso a navegantes que allana a los grupos violentos su propósito de enseñorearse de la calle. El cántico tan repetido de los CDR o Arran de "las calles serán siempre nuestras" está desde hoy más cerca de convertirse en realidad.

En cualquier circunstancia habría que censurar la actitud de Torra, pero especialmente en estos momentos, cuando los radicales anuncian múltiples movilizaciones para parar Cataluña y poner al Estado contra las cuerdas. Ellos lo llaman "la hora de la verdad", tal y como hoy recoge EL ESPAÑOL.

Orden público

Si la escalada de tensión aumenta y lo hace con la connivencia de las autoridades catalanas, el Gobierno no va a poder permanecer de brazos cruzados. El Ministerio del Interior no debe consentir que los Mossos desatiendan sus obligaciones, y eso ya ocurrió, por ejemplo, cuando permitieron la celebración de un referéndum ilegal.

El Estado está obligado a garantizar el orden público y la seguridad de las personas en todo el territorio. Si no lo hace a través de los Mossos, tendrá que recurrir a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. En su loca estrategia de cuanta más crispación, mejor, Torra vuelve a envalentonar a los violentos -recuérdese el "hacéis bien en apretar"-, pero además puede estar sentando las bases de un próximo y peligroso enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad.