Chuck Schumer.

Chuck Schumer. EFE

Columnas LA GLOBALISTA

El Partido Demócrata ha desperdiciado un momento de claridad moral respecto a Trump

Trump piensa que hay más ciudadanos demócratas beneficiándose del programa de ayuda alimentaria que ciudadanos republicanos. Y por eso quiere acabar con él. 

Publicada

El Partido Demócrata obtuvo algunas grandes victorias en las elecciones de la semana pasada mientras el cierre del Gobierno de Estados Unidos se acercaba a la marca de los cuarenta días.

El índice de aprobación de Trump había estado cayendo desde el 18 de octubre, cuando su secretario de Agricultura anunció que el financiamiento para SNAP, el programa nacional de asistencia alimentaria que beneficia a 42 millones de personas, se agotaría a finales de mes.

Mientras 42 millones de personas se preocupaban por lo que ellos y sus familias comerían en noviembre, Trump organizó una lujosa fiesta de Halloween temática de El Gran Gatsby en Mar-a-Lago.

Publicó fotos de su brillante y nuevo baño de mármol en la Casa Blanca.

Y derribó el Ala Este de la Casa Blanca para construir un salón de baile más grande y lujoso.

Cuando los tribunales dictaminaron que debía continuar alimentando a 42 millones de estadounidenses, Trump luchó para que pasaran hambre.

Donald Trump, durante un discurso en Florida el pasado miércoles.

Donald Trump, durante un discurso en Florida el pasado miércoles. Reuters Reuters

La Corte Suprema le permitió hacerlo y exigió que los estados pararan cualquier acción que hubieran tomado para asistir a sus ciudadanos hambrientos. En la práctica, eso implicaba retirar la asistencia alimentaria que se había dado a esas familias o enfrentarse a las consecuencias judiciales.

Es impactante que alguien pase hambre en un país donde los ricos gastan montones de dinero en medicamentos para perder peso. Pero es absolutamente repugnante que un presidente sea tan cruel como para luchar contra la ayuda alimentaria a unas familias que no pueden permitirse comprar esa comida.

Es el mismo presidente que prometió bajar los precios de los alimentos en el "día uno" de su regreso a la Casa Blanca.

Como en todos los demás temas, Trump aplica un criterio partidista, lo que significa que piensa que hay más ciudadanos demócratas beneficiándose de este programa que ciudadanos republicanos.

Aunque no hay datos actuales que apoyen o refuten esto, The New York Times analizó algunos números y encontró que "los beneficiarios de SNAP representaban un promedio del 10,9% de los hogares en distritos congresionales controlados por republicanos y el 13,8% en distritos controlados por demócratas".

Por lo tanto, podría haber ligeramente más votantes demócratas recibiendo asistencia alimentaria. Pero muchos votantes MAGA y sus familias también dependen de ella.

Es difícil decirle a los votantes MAGA más pobres que Trump no se preocupa por ellos. Pero el cierre de la administración estaba comenzando a mostrar sus verdaderos colores.

El 64% de los encuestados por FMI-The Food Industry Association en mayo tenía opiniones favorables sobre el programa de asistencia contra el hambre. Una encuesta más reciente de Data for Progress situó ese apoyo en el 78%.

Nate Silver señala que este tema recibió mucha atención mediática en base a los datos de búsquedas en Google, que han crecido de manera constante desde el anuncio del 18 de octubre. Y esto coincide con una disminución en el índice de aprobación de Trump.

¿Por qué siete demócratas y un senador independiente han roto entonces con su líder en el Senado, Chuck Schumer, y votado para poner fin al cierre ahora, mientras la crueldad de Trump está tan a la vista que parece estar afectando sus índices de aprobación?

¿Y por qué hacerlo a cambio de tan poco?

Uno de los motivos es la falta de pensamiento estratégico de Schumer.

El líder de la minoría del Senado estadounidense, Chuck Schumer (demócrata por Nueva York), habla durante una conferencia el 29 de octubre de 2025.

El líder de la minoría del Senado estadounidense, Chuck Schumer (demócrata por Nueva York), habla durante una conferencia el 29 de octubre de 2025. Reuters

En el corazón de la estrategia sobre el cierre estaba extender los subsidios que ayudan a los estadounidenses de ingresos bajos y medios a comprar seguros de salud más allá de la fecha de vencimiento del 31 de diciembre.

Una vez que estos subsidios, que vienen en forma de créditos fiscales, expiren, el seguro de salud se duplicará para millones de estadounidenses. Se estima que 4-5 millones de estadounidenses no podrán seguir pagando la cobertura. Algunas personas morirán.

El problema es que Schumer se metió en esta escaramuza del cierre pidiendo únicamente un año más de financiación. Esto protege a Trump y a su partido en las elecciones intermedias del próximo año de la ira de los votantes que perderían su seguro de salud o que pagarían primas altísimas.

Y luego pondrá a estos mismos votantes en riesgo de perder sus beneficios nuevamente, justo después de las elecciones.

Ciertamente, esto plantea un profundo dilema moral para los demócratas. ¿Luchar por algo por lo que los votantes quizás ni siquiera agradezcan el próximo año, o dejar que los votantes sientan el dolor infligido por Trump?

¿Quién cosechará los beneficios electorales de este dolor?

Pero este pequeño grupo de demócratas cedió ante los republicanos a cambio de empleos garantizados y pago retroactivo para los trabajadores federales furloughed [una licencia temporal sin remuneración impuesta a empleados federales, generalmente debido a la falta de fondos o razones no disciplinarias], y la promesa de una votación sobre el crédito fiscal de salud a mediados de diciembre.

Al hacerlo, los demócratas que votaron por el fin del cierre renunciaron a todas las cartas que tenían: los índices de aprobación de Trump en caída libre mientras su inhumanidad estaba a la vista cuando la gente pasaba hambre, el caos inminente en los aeropuertos del país justo antes de Acción de Gracias y el rápido acercamiento al fin de los seguros de salud a precios razonables para millones de estadounidenses.

Esos demócratas merecen la ira de los activistas y los líderes demócratas.

Y Schumer también, por llevar a los demócratas del Senado a una lucha sin pensarla bien. Schumer se ha ganado las peticiones de dimisión.

No me malinterpreten. Me alegra ver que los trabajadores federales reciben un trato decente después de un año tan difícil. El fin del cierre debería significar que la asistencia alimentaria recuperará su financiación, que los controladores de tráfico aéreo recibirán su salario y que los aeropuertos volverán a funcionar al 100%.

Y digo "debería" porque Trump, claramente, querría retirar la financiación de esos programas federales y recortar empleos.

Y en diciembre, hay poca esperanza de que un Congreso de mayoría republicana permita que los créditos fiscales de salud continúen, a pesar de que el 78% de los estadounidenses los apoyan.

El dolor generalizado que esto causa entre votantes pobres y de clase media podría llevar a los demócratas a la victoria el próximo mes de noviembre.

Tal vez no haya forma de que los demócratas detengan este dolor financiero y las muertes que vendrán de millones más que no podrán ver a un médico cuando están enfermos.

Pero el pueblo estadounidense merecía al menos una buena pelea por parte de una oposición unificada con una estrategia real, no la mala praxis política que acabamos de presenciar.