
Chelsea (Aimee Lou Wood) Chloe (Charlotte Le Bon), en uno de los episodios. HBO-MAX
La nueva temporada de 'The White Lotus' te enseña que es mejor llorar en un yate que en un bus público
No te dejes engañar, los ricos tienen problemas parecidos a los tuyos, pero jugarán con ventaja siempre.
En el último capítulo de la nueva temporada de The White Lotus, cuando Piper vislumbraba resquicios de humanidad pero resultó ser nada más que una niña malcriada incapaz de alimentarse de arroz blanco, pensé: tal vez, todos seamos en realidad, un poco Piper.
La condición humana oscila entre la coherencia y la desconexión. Es decir, todo aquello que anhelamos pero que se encuentra de bruces contra una dificultad. Claro que Piper quería dedicar un año sabático a meditar, todos queremos certezas, un suelo firme bajo nuestros pies.
Existe cierto divertimento en rozar todo aquello que deseas ser pero que nunca serás. Así como que la búsqueda de un estímulo que creemos acertado para nuestras vidas se pueda convertir en un auténtico infierno.

Una escena de la nueva temporada de la serie.
The White Lotus es un retrato del dolor que uno no es capaz de integrar. Una tirita, un parche. Y con eso tirar.
Tengo amigas de mierda, pero al menos no estoy sola en este bar:
Cuando pienso en la amistad, pienso en aquello que dijo Nico Miseria: todas las ratas comen. Algunas mejor que otras, claro, pero lo cierto es que podrías sentar a comer en tu mesa a cualquiera si así lo quisieras.
Jaclyn, Kate y Laurie seguirán siendo amigas nefastas, pero nunca podrán sobrevivir sin la seguridad de que alguien las esperará para comer, aunque vuelen los cuchillos. Nunca estarán solas en el bar.
No define tu vida con quién la empiezas, sino con quién decides terminarla. Solo la posteridad podrá juzgarte.
Siempre habrá alguien que sueñe con tu vida:
Piper se parece a Julia Roberts en Come, Reza, Ama, sólo que a ella no se le presenta un Bardem. Ella se topa con un plato de comida insípida, y entonces, todo su afán por prosperar se ve desmoronado.
El privilegio no entiende de urgencia. Si el sistema funciona a su favor, ¿por qué cambiarlo?
Piper coquetea con la idea de ser mejor, de reconectar con algo más auténtico. Pero ese impulso se queda siempre en la superficie, en un lugar al que de vez en cuando es divertido acudir, pero que nunca abrirá un camino al cambio.
El personaje es una sátira en sí, pero también un espejo incómodo. Nada es tan fácil de abandonar cuando no sabes con qué reemplazarlo.

Escena del episodio final de la tercera temporada de 'The White Lotus'.
La moralidad como ficción compartida:
Si la moralidad viniera de los dioses y de las leyes naturales, tal vez Belinda y Gaitok hubieran tomado caminos diferentes.
Tal vez ella hubiera hecho justicia al asesinato de su amiga y él se habría fijado en otra chica que no le obligase a ser un macho alfa. ¿A cuánto se paga la moralidad? En algunos casos a cinco de los grandes, y en otros, a dos tiros de gatillo.
Otro espejo incómodo. Tú también has sobornado a los niños de tu clase para que te invitasen a sus cumpleaños. Ahora robas en el Día, o en el Mercadona, según te pille. Eso sí, sigues sin robar en la tienda del barrio porque ante todo eres un tipo moral.
Un perro abandonado no abandona:
Rick y Chelsea se han convertido en los personajes más importantes de la serie para mí. Una pareja que, aparentemente, no pareciera estar enamorada. Chica joven conoce a hombre (algo maduro) millonario. Podríamos dudar.
El amor se muestra de muchas formas. Él es práctico, frío. Necesita un amor fiel, no en el sentido antiguo de la palabra, sino un amor que no le juzgue aún teniendo una pipa debajo de la manga. Él es un perro viejo, un cascarrabias, y ella, que de ser algo, es todo dientes, es lo que Friedrich Nietzsche definiría como la máxima afirmación de la vida. Del deseo, de querer revivir la vida una y otra vez, exactamente igual, aceptando el destino.
Ella lo sigue, lo entiende, lo quiere conocer. Confía ciegamente. Hay una base. Su amor es una coreografía mal ensayada que siempre funciona. Chelsea es libre.
Él no abandona, ni abandonará. Y aunque la quiera, nunca podrá soltar la liana antes de agarrarse a otra, porque eso es precisamente lo que le ocurre a las personas heridas.
Rick es una olla exprés que almacena su sombra. Cuando ésta sale, no lo hace de forma pacífica, casi siempre suele manifestarse de forma agresiva. Pero lo que sí que es seguro, es que la sombra siempre encuentra el hueco.
Rick te empuja, pero avisa de que te has caído.
Esta temporada te enseña lo que es la esperanza, eso de que nada es tan importante. De que es mejor llorar en un yate que en un autobús público. Siempre ha sido así. Así seguirá siendo. No te dejes engañar: los ricos tienen problemas parecidos a los tuyos, pero jugarán con ventaja siempre.
Y si no, ante todo: la muerte es igual para todos.
Dice Walton Goggins: "Si podemos aceptar nuestro dolor, simplemente aceptarlo, sin reaccionar, sin dejarnos definir por él, está ahí, el amor que el mundo nos da constantemente, está ahí".