Yo también felicito a Victoria Federica

Cartel de la feria de San Isidro. Victoria Federica.

Felicito a Victoria Federica por ser nuestro "muera la inteligencia" más mediático y televisivo, nuestra influencer del aire. 

Felicito a Victoria Federica por encarnar la cirugía estética y la belleza construida a golpe de chequera: el mundo es de los ricos, la longevidad es de los ricos, la hermosura es de los ricos. ¡Todo es ya de ellos! Se parecen entre sí y dan el mismo miedo. Son lo que veo en mi parálisis del sueño. 

Digamos que Victoria Federica es predemocrática. Nos observa como a vasallos. Nos apaga el cigarro en el ojo. Yo le devuelvo mi mirada quemaíta de aristocracia y pienso que con la montera del cartel parece un nuevo Mickey Mouse, y eso me hace bastante gracia. 

Felicito a Victoria Federica por su elegancia talonaria y falsa, superviviente de un Antiguo Régimen que hace rato amenaza con morir pero que no terminamos de aplastar. Es curioso: por debajo de los Louis Vuittones, por debajo de Dior y de Yves Saint Laurent, por debajo de los perfumes de chaneles, algo huele a cerrado en "Vic". Algo huele a podrido en Castellana 8. 

Felicito a Victoria Federica porque representa el clasismo más desvergonzado y bravucón, porque nos chulea desde cualquier parte y no se sonroja, y para eso hay que ser muy torera. Se saltó el confinamiento para montarse una rave con sus colegas en una finca en Jaén, paseaba por Madrid sin mascarilla en plena pandemia, pudo estudiarlo todo y eligió dejar la carrera al año y medio para hacerse fotos con cara de otra. Ahora nos cuenta sus penitas en El Hormiguero y va a Las Ventas a pedir perras públicas diciéndose modelo. No era fácil ser tan millonaria y tan vulgar al mismo tiempo. 

Felicito a Victoria Federica por ser digna nieta de su abuelo favorito, el campechano de los vicios. Nos desfalcan en pesetas o en euros. Los pitis saben mejor si los paga el contribuyente. Ayuso le hace la cobertura. 

Felicito a Victoria Federica por honrar la tradición sin saber de lo que habla. 

Felicito a Victoria Federica por mentar el honor sin saber de lo que habla. 

Felicito a Victoria Federica por teorizar sobre la memoria sin saber de lo que habla. 

Felicito a Victoria Federica porque a su estirpe y su clase se refirió Cernuda: "La real para ti no es esta España obscena y deprimente / en la que regentea hoy la canalla / sino esta España viva y siempre noble / que Galdós en sus libros ha creado. / De aquélla nos consuela y cura ésta". 

Felicito a Victoria Federica por haber sido bautizada con agua directamente traída del río Jordán, por la paciencia de sus guardaespaldas, por imitar con las armas la puntería del emérito, por vivir sin entender lo que es merecerse nada, sin trabajar nada, sin luchar nada.

La felicito por hacer creer a cuatro obtusos ibéricos que es nuestra imagen en algo. La felicito por aquella vez que fue embestida por una vaquilla en una capea: a esa vaquilla yo la llamaré España.