Puede que creas que estás viendo a un grupo de adolescentes vender su iris por un puñado de criptomonedas, pero en realidad estás siendo testigo de la construcción del nuevo futuro digital. Lo que pasa es que no lo sabes.

Los datos biométricos se están recogiendo de una forma tan cutre en stands colocados en el metro y en centros comerciales (ya ni para salvar el mundo importa la elegancia) para que Worldcoin, la empresa de Sam Altman, se forre en la distopía artificial que se nos viene encima. O que Altman quiere que se nos venga.

Sam Altman, pionero de la inteligencia artificial, en una conferencia en el Congreso de los EEUU.

Sam Altman, pionero de la inteligencia artificial, en una conferencia en el Congreso de los EEUU. Reuters

Uno se pasea por las páginas web de las empresas de Altman y queda claro que lo que el CEO quiere es que la sociedad digital sea muy humana.

¿Qué tiene que ver eso con poner a hacer cola a quienes necesitan pasta de manera rápida? Él sabrá, que para algo es el gurú de esta historia.

Además, la inteligencia artificial va a traer abundancia y va a ser un bien para todos. ¿Abundancia de qué? ¿Bien para quién? Nadie sabe responder a las preguntas, pero debe ser que no hay que liarse con los matices.

Eso sí, te vas a quedar sin trabajo. Altman te lo avisa para que luego no haya sorpresas. Que la IA va a ser muy buena, pero, hombre, tampoco pretendamos que no nos cueste nada.

Además, se va a necesitar un sistema que verifique que eres un ser humano. Y, claro, Altman lo está desarrollando. Con datos como los de tu iris, por ejemplo. Porque de eso iba la sociedad tecnologizada.

Ahora estamos todos intentando ver cómo somos capaces de identificar si un vídeo o un trabajo de la universidad está creado por inteligencia artificial. En el futuro, será la inteligencia artificial la que esté encargada de verificar si tú eres un ser humano.

¿Muy distópico para tu gusto? Respira y recuerda que la inteligencia artificial va a traer abundancia y va a ser un bien para todos.

"La misión del proyecto Worldcoin es construir la mayor red financiera y de identidad del mundo como un servicio público, dando la propiedad a todo el mundo". Además de visionario, altruista. Si dice "misión" en lugar de negocio y "proyecto" en lugar de empresa, es inequívocamente un filántropo.

Así que avanzamos a un mundo donde se necesitará un ingreso mínimo vital para paliar la vulnerabilidad y para construir una nueva economía digital. Que no hay que negar que vaya a ser necesaria, pero quizá sí lo sea preguntarse porqué es Sam Altman el mesías encargado de guiarnos a todos a la tierra prometida.

Su empresa no es la que te va a dar el ingreso mínimo vital, claro, eso ya lo harán los gobiernos. Su empresa tendrá la infraestructura lista para cuando llegue ese momento.

Así que a ver si nos hemos enterado. Una compañía que se dedica a desarrollar la tecnología que te quitará el trabajo en el futuro, está también desarrollando los canales para que te llegue la pasta cuando necesites ser un subvencionado de por vida.

Sam Altman solo quiere anticiparse a lo que va a ocurrir, pero la verdad es que más que a profeta suena a que está pidiendo los tres deseos al genio de la lámpara. Es como un mago de fiesta de cumpleaños: de la chistera te fabrico la distopía y del bolsillo te sacó su solución.

Desconfía de las distopías que te prometen un bien abstracto en el futuro, mientras su propuesta presente resulte ser una cola cutre en un centro comercial.

Además, como el ingreso mínimo vital esté igual de bien pagado que tu iris, apaga y vámonos.