"Dónde está, no se ve, el gallego del PP", se canta en algunas manifestaciones. "¿Dónde están los niñatos del PP?". Están en Sol.

En Sol, y en Sevilla, en Málaga, en Salamanca, en Murcia, en Valencia, en Barcelona, en A Coruña, en Albacete, en Toledo…y en Bruselas. 

El líder del PP, este domingo en la protesta de Madrid contra la amnistía.

El líder del PP, este domingo en la protesta de Madrid contra la amnistía. Mariscal EFE

La derecha de DJ y música de Alaska te puede gustar más o menos, pero es la que ha movilizado a toda esa gente. ¿Te da pereza la peña de "Misa, mani y recogerse pronto para el vermut"? Bueno, pues lo que no moviliza seguro es el desprecio. 

La concentración ha sido un tapabocas para el PSOE, y para toda la izquierda que ansía un asalto al Capitolio para llevarse las manos a la cabeza y señalar gritona a la derecha. 

Es difícil decir que has alcanzado un Pacto de Estado si has dejado fuera al partido que es capaz de sacar a la mitad del país a las plazas. Es difícil mantener que eres víctima de un golpe contra el resultado de las elecciones cuando lo que late en la sociedad es el sentimiento de haber sido estafados. 

Pero aquí lo importante es que la gente que ha salido a las calles lanza también un par de mensajes a la derecha en su conjunto. 

En primer lugar, a Vox. No creo que todos los que van a las manifestaciones en Ferraz sean ultraderecha y fascismo. Pero sí creo que quien las alienta con la intención de darle un zasca al PP, quien clama contra la "derechita cobarde" y quien divide a los ciudadanos en patriotas de primera y de segunda en función del nivel de los insultos contra la sede socialista, tiene algo que aprender de lo que ha ocurrido hoy

Las manifestaciones son también una colleja para aquellos que compran el relato de la derecha tibia, que se creen que ellos están más indignados que nadie, que son más patriotas que nadie. 

Resulta que lo que pasa no es que la gente quiera quedarse en su casa. Es que no quiere salir a bailar contigo, querido.  

Vox hará bien en tomar nota de que ya ha caducado la estrategia de desprecio hacia los votantes que también están hartos, pero no le quieren seguir el rollo en su discurso de cruzados. 

Píntale a la gente un escenario donde tienes a un lado a la izquierda traidora, al otro a los peperos timoratos y por delante toda una Eurabia que reconquistar… y se cansará al día siguiente. Si el enemigo somos todos, te cansas de pelear incluso antes de empezar. 

Muchas personas están en contra de la amnistía, pero no todas esas personas quieren que les pongas un adoquín en la mano y les digas que esa es la única manera de defender el país

El segundo mensaje de las concentraciones es para el Partido Popular. Porque una cosa es no ser ultra y otra cosa es que se te encoja la camiseta ante tu propia responsabilidad. 

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Una hora de reloj ha durado la concentración convocada por la fuerza de Feijóo. Como una fiesta de fin de curso del colegio, donde toda la programación está bien calculada y los niños se reúnen al final para hacerse una foto con dibujos de palomas de la paz. 

El Partido Popular tiene que institucionalizar el descontento. Y no hacerlo sería una dejación de sus funciones como el partido líder de la oposición. No hace falta patalear, pero sí debe marcar los términos del debate. 

Que se mantenga en Ferraz ese espíritu de desobediencia civil capaz de perseverar en la protesta, a la vez que protegen a los periodistas y expulsan a los ultras. Que se comprenda de lo que hemos visto en Sol que las estrategias que suman son capaces de callar a la izquierda.

Sánchez va a ser investido la semana que viene. Este juego es a largo plazo. Está bien que los focos de resistencia, de denuncia y de desobediencia estén repartidos. Y uno de ellos, importantísimo, es la calle. Pero también está bien que haya un acuerdo de cuál va a ser el mínimo común de esos focos. Que el PP asuma el liderazgo de establecer ese marco

Lo que une es amor a la unidad de España, a la igualdad ante la ley, a la separación de poderes, al Estado de derecho. Hay que decidir si estás para defender eso o estás para partirte la cara (y, de paso, partírsela a otros), y salir en esta foto como un macho alfa.