"Prensa española manipuladora" es lo que gritaban ayer los manifestantes en Ferraz y en otros puntos de España. Pero ya lo escuchamos hace algunos años de labios de los independentistas, que fundaban parte de su discurso victimista en que los medios de comunicación españoles manipulaban el relato en su contra. 

A lo mejor igualar las proclamas de los que tanto odias no es lo más efectivo como campaña de marketing. Que una cosa es coger el lema de la Jornada Mundial de la Juventud y gritar "esta es la juventud de España", y otra muy distinta utilizar exactamente el mismo de quienes quemaron las calles de Barcelona. Lo primero es cutrecillo; lo segundo es inexplicable. 

Esto no es una defensa idealista de la profesión. El acuerdo que Junts y el PSOE han alcanzado es una vergüenza, una derogación de facto del orden constitucional y una utilización vil de las instituciones al servicio del poder personal. Todo porque Pedro Sánchez, en un extraño complejo del Rey Sol, parece estar convencido de que tiene un derecho divino de gobernar. Y aun así no van a faltar periodistas que lo defiendan

Sin embargo, no puedo dejar de preguntarme si los que gritan "prensa española manipuladora" se acuerdan de que conseguimos que el Gobierno respondiera a las preguntas durante la pandemia porque los medios se plantaron. 

Si recuerdan que nos enteramos de la estructura financiera creada por el Emérito en Suiza por una exclusiva de esta casa. Si ahora que acusan a toda la izquierda de avalar la amnistía, leen a un Daniel Gascón en El País

Si son conscientes de que sabemos que Pedro Sánchez se ha aliado con un secuestrador gracias a la investigación de El Mundo

Si saben que tienen ahora mismo a su disposición un análisis detallado y comprensible de a dónde han ido los fondos públicos de los últimos años gracias al trabajo de Civio. 

Pero, sobre todo, me pregunto si de verdad uno puede considerarse demócrata si los periodistas en el meollo de tu manifestación temen por su seguridad. Lo siento, pero no es compatible. 

"No somos ultraderecha" se defienden mientras acusan de masón al periodista de la CNN, le llaman hijo de puta y lo echan a empujones. O mientras rodean al equipo de Antena 3 porque ha ido a grabar a los tres ultras que intentaban montar un escándalo. Y claro, eso no tiene que salir. 

Plan brillante el de agredir a un equipo de periodistas para que no te presenten como un radical.

Esto es un recordatorio de que la semilla de los totalitarismos se siembra siempre intentando controlar al poder judicial y a la prensa. De que cuando gritas "prensa española, manipuladora", estás protestando por lo mismo por lo que protestan los que consideras tus rivales: que el relato de los medios no te da permanentemente la razón. 

Lo que jaleas en Ferraz es la misma premisa que ha llevado a Pablo Iglesias a montar su propio medio de comunicación para rescatar a este país de borregos de la oscuridad mediática en la que vive sometido. Gracias a Iglesias y a su señalamiento constante de periodistas ahora sabemos que la pobre izquierda española ha vivido ninguneada por los medios desde que existe prensa libre. 

¿Cómo casa eso con los gritos frente a la sede del PSOE? ¿Quién tiene razón? ¿Todos? ¿Ninguno? Todos son víctimas frente a una prensa siempre culpable. Todos mesías que no encuentran suficientes apóstoles. 

Quizá es que en el fondo todos han asumido que los periodistas tienen que estar a favor de una verdad única. Así que ahora de lo que se trata es de asegurar que sea la tuya. 

Eso tiene un nombre. Y no es el de demócrata.