Se lo oí decir a Juan Luis Galiacho, un periodista especializado en toda clase de investigaciones. En su currículo lo mismo puedes encontrar a un Gil y Gil que a un Jesús del Gran Poder.

Aquel día, Galiacho y Matamoros hicieron causa común en el programa Viva la Vida centrándose en el borbonato que nos ocupa desde Felipe V. Matamoros hizo hincapié en algunos detalles de don Juan de Borbón (Juan III, que diría Luis María Ansón), un hombre que era mitad guerrero, mitad lobo de mar. Y aunque no era rubio como la cerveza, tenía los brazos tatuados y conocía bien las costumbres de los marinos. Don Juan era grande como un armario, navegaba en el Giralda, jugaba a golf, bebía gin y era un superviviente nato.

Juan Luis Galiacho, en cambio, compensó los detalles biográficos del conde de Barcelona con una noticia de última hora que jugaba a favor del rey emérito. Para entendernos, una exclusiva a pie de rotativa.

La exclusiva se había divulgado durante los últimos días en el entorno del rey Juan Carlos, entendiendo por entorno el cogollo de la CEOE, gente de morro fino, coleccionistas de trofeos de caza, aficionados a la endogamia, ricos con avión privado y latifundistas vocacionales.

Galiacho se frotaba las manos a propósito de los proyectos viajeros de Juan Carlos, el rey que no estaba ni se le esperaba. Las exclusivas son el huevo de Colón del periodismo. Mientras existan noticias, existirán exclusivas. O, lo que es lo mismo, reportajes remunerados.

La exclusiva de Galiacho vio la luz al final de la tarde, cuando el periodista contó la peripecia de la familia de Cusí para pedirle a Felipe VI que hiciera posible el viaje de Juan Carlos a España para visitar a su hermano del alma, aquejado de una desgraciada enfermedad.

De momento, por parte de la Casa Real sólo hay silencio, si bien la esperanza se mantiene. Inés Muíños, tercera esposa de Cusí e hija de Alfredo Muíños, afamado oftalmólogo de la clínica Barraquer ya fallecido, mantiene gran amistad con el emérito y no pierde la ilusión de ver a su marido recibiendo el último abrazo del exmonarca. Ambos se han tratado siempre como hermanos (y es que realmente se parecen).

Sea cual sea la respuesta del actual rey, es de esperar que Felipe VI no olvidará el gesto que tuvo Cusí al regalarles más de la mitad del dinero que costó su viaje de novios a las islas Fiyi, Samoa, Camboya y etcétera. El viaje lo organizó Corinna y ascendió a 467.000 dólares, abonando Cusí 270.000. El señor y la señora Smith (seudónimo que utilizaron los reyes para camuflarse) siempre han evitado pronunciarse sobre el tema.

Cusí pasa ahora su enfermedad entre Barcelona y su masía de El Bruch, una propiedad que don Juan Carlos ya conoce. Como proyecto, no está mal. Allí, al pie de las montañas de Montserrat, es posible que hasta recibiera el favor de algunos catalanes independentistas. Nunca se sabe.