El 4 de febrero de 1999 cuatro agentes de la Policía de Nueva York tirotearon a Amadou Diallo, un joven de origen guineano de 23 años. Diallo estaba desarmado; los policías confundieron su cartera con una pistola, y le descargaron 41 disparos cuando el joven intentó cogerla. Diecinueve de ellos impactaron en su cuerpo.

Sean Carroll, Richard Murphy, Edward McMellon y Kenneth Boss habían reparado en Diallo cuando este caminaba por el 1157 de la Avenida Wheeler, en el Bronx, junto a su casa, y estimaron que su aspecto coincidía con el de un violador al que buscaban. Los cuatro agentes que acribillaron al joven fueron juzgados y absueltos de toda culpa, por lo que el asesinato de Diallo no registró, oficialmente, ningún culpable.

Pocos meses después, el músico Bruce Springsteen escribió American Skin (41 shots) inspirándose en la historia de este inmigrante que estudiaba por las noches y vendía cintas VHS, calcetines y guantes por el día. “Prométeme que si un policía te detiene/siempre serás cortés/que nunca correrás y promete a mamá que siempre tendrás tus manos a la vista”. El músico de Nueva Jersey ya denunciaba, hace más de dos décadas, el abuso policial cuando con ciudadanos negros o inmigrantes. “¿Es un arma?/ ¿Es un cuchillo?/ ¿Es una cartera?”

Pero, en todo este tiempo, la Policía norteamericana no parece haber aprendido gran cosa al respecto de cómo comportarse adecuadamente cuando tiene que interactuar con minorías étnicas, en especial con afroamericanos.

Después de la trágica muerte de George Floyd, el pasado 25 de mayo, que ha conmocionado al país y ha promovido a nivel mundial el movimiento Black Lives Matter, este último fin de semana ha vuelto a ocurrir una actuación policial del todo reprochable: un agente disparó en Kenosha, Wisconsin, siete veces sobre el cuerpo de Jacob Blake, por la espalda, cuando este abrió la puerta de su coche. El joven estadounidense, de 29 años, y de origen afroamericano, está paralizado de la cintura para abajo y continúa en el hospital. Sus tres hijos vieron este injustificable ataque, capturado por un vecino en vídeo, desde el interior del coche.

La brutalidad policial en Estados Unidos no es, ni mucho menos, un drama reciente. Pero sí está tomando una relevancia que no había tenido hasta ahora, y que podría resultar decisiva en las elecciones de noviembre. Donald Trump se va a enfrentar a Biden en un clima de crisis sanitaria -Estados Unidos es el país del mundo con más contagios y muertes, más de 178.000- por el coronavirus; de dificultad económica producida por la pandemia y de alarma social generada por la conflictiva manera en la que muchos policías efectúan su trabajo, en particular cuando el ciudadano con el que tienen algo que discutir es negro.

La rodilla que ahogó a Floyd y los disparos que rompieron a Blake están generando numerosas protestas, ahora especialmente en Wisconsin, donde ya han fallecido otras dos personas, obligando al Gobernador a decretar el Estado de Emergencia.
A Blake le acribillaron siete veces, 34 menos que a Diallo. Springsteen no escribirá una canción sobre él, pero no hace falta: la esencia de American Skin (41 shots), a pesar de tener más de 20 años, continúa absolutamente vigente. “No es ningún secreto/te pueden matar solo por vivir en/te pueden matar solo por vivir en/te pueden matar solo por vivir en/tu piel americana”.