En Andalucía el latrocinio institucional era cosa pública y sabida, aunque funcionaba eso que me dijo una vez un funcionario: la clave de todo es que la mierda no huela y ser feliz bajo este sol. Quiero decir que ahora que Griñán va al maco y Chaves queda inhabilitado uno se acuerda de lo normalizado que estaba el mangoneo en la Junta.

Andalucía era furgón de cola, y Chaves inauguraba universidades que acabaron elaborando sesudas tesinas sobre los verdiales o sobre la jincaleta o sobre el peso atómico del piñonate, por mor de la ciencia. En Andalucía había hambre, sí, pero los niños cuando echaban pelos en la entrepierna y ya pensaban en su futuro se imaginaban como ordenanzas o como hombres del partido único... y así fue pasando el tiempo.

La cocaína con dinero público y los finales felices con mulatas con dinero público son algo poco edificante para la democracia, para el Estado autonómico y para la moral; pero también son algo que se lleva el que lo ha vivido en ese carpe diem que iba de la Sierra de Sevilla a los despachos untados donde un bachiller con las cuatro reglas mal aprendidas tenía más poder que un juez del Supremo.

Los 1.700 folios de la sentencia son, narrativamente, una infinidad de spin off, de precuelas, de viejos que no sabían quiénes eran pero que tenían el macutazo al final de mes en la cuenta. Lo mejor era ver cómo los niños de los cargos intermedios de la Junta tenían chalet en Sierra Nevada y se las daban de videoartistas en esa juventud que me robaron. En los 1.700 folios está la Historia General de Andalucía, al menos de la última década que no es sino la más ilustrativa de la Autonomía andaluza.

Lo robado hace palidecer el despachito del henmano de Guerra y otras trapacerías que se hicieron mientras nos vendían algo de la Tercera Modernización (la mayúscula es intencionada) de la Bética. La permanencia del PSOE debajo de Despeñaperros -al igual que los 40 años de progreso y bienestar de Franco- se entiende por las regalías de la Junta a los afines y a los cuñados de los afines... y por la paga del 18 de Julio de la dictadura.

En salir la sentencia ha pasado una eternidad, de modo que para lo que nos interesa nada afectará a Sánchez, que capeará esto como ha capeado esos fraudes suyos que nos lo hacen tan humano. El fallo de los ERE le ha puesto prosa judicial al milagro de que a los enchufados en Andalucía les tocara varias veces la quiniela.

Para eso la Justicia es lenta y llega.