El equipo que ha confeccionado Pedro Sánchez para el puñado de meses que va a estar en la Moncloa es, desde un punto de vista político, una obra maestra; empezando por la forma inaudita de anunciar los nombres de los ministros, a cámara lenta, uno a uno y con suspense hasta el final. El sentido del espectáculo con que se ha llevado a cabo ha tenido pendiente al país. ¿Alguien se ha acordado de Torra estos tres días?

Con precisión de orfebre, Sánchez ha ido engastando las piezas de un Gobierno pensado al milímetro. Los sutiles guiños a colectivos sociales, los medidos equilibrios territoriales con la vista puesta en las autonómicas del año que viene, los elegantes sopapos a sus adversarios políticos, particularmente Podemos... Todo eso ha resucitado al PSOE y ha hecho olvidar a muchos que esta etapa nace con pecado original.   

Personalmente, vaticiné un Gobierno a lo Zapatero, supeditado básicamente a la imagen, y reconozco mi error. Sánchez ha hecho un Gobierno escandinavo, con especial protagonismo de las mujeres -sólo han pasado tres meses del histórico 8-M-, con currículums muy atractivos, con personalidades seductoras; un Gobierno en el que España puede mirarse y gustarse. Un Gobierno para ganar autoestima.

No es el caso entrar al detalle, pero determinadas comparaciones con algunos ministros-amigos de Rajoy producen bochorno. Para ser el Gobierno Frankenstein que vaticinaron algunos, ha quedado hermoso. Y de una manera natural, Sánchez ha demostrado que sí, que las cosas se podían hacer de otra manera.

El comienzo es tan ilusionante que mucho me temo que la cosa sólo pueda ir a peor. Porque además de personas hace falta programa. Porque vivir a base de gestos para estirar la legislatura puede generar fastidio y frustración. Porque este PSOE tiene demasiadas hipotecas. Porque Torra reaparecerá. Porque con 84 diputados se pueden sumar fuerzas para echar a Rajoy pero no se puede gobernar. Por todo ello y para mi gusto, con el Mundial a la vuelta de la esquina, a Sánchez sólo le ha faltado nombrar a Del Bosque ministro de Deportes. ¿Y si va y salimos campeones?