La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que condena al Estado español a indemnizar a los etarras que atentaron en la T-4 por haber sido maltratados tras su detención inflama las dudas y achica las certezas en torno a convenciones y conceptos.

Por ejemplo, dudas sobre la frontera entre emoción y reflexión. Sobre la diferencia entre Derecho y justicia. Sobre la proporcionalidad entre los fines y los medios; también entre los delitos, las infracciones y sus penas. Sobre el improbable concepto de reparación. Sobre la virtud de la coherencia. Sobre la cotización de la dignidad en los códices de los hombres. Sobre la frialdad ante el dolor ajeno. Y sobre la incomprensible belleza de las matemáticas.

Vamos, que una noticia a la hora del cruasán te llena la mañana, así que habrá que empezar por dar las gracias a la Guardia Civil y al Estado por incurrir en falta y a la Corte de Estrasburgo por impartir justicia.

Los hechos

El 30 de diciembre de 2006 los etarras Igor Portu y Mattin Sarasola detonaron una furgoneta cargada con entre 200 y 500 kilos de explosivos en un aparcamiento del aeropuerto de Barajas. En el atentado murieron dos trabajadores ecuatorianos y resultaron heridas una veintena de personas; daños materiales aparte. Los asesinos fueron detenidos días después y, tras pasar algunas horas incomunicados en el cuartel de Intxaurrondo, ingresaron en el hospital con hematomas varios y alguna costilla rota. Ambos precisaron atención médica durante 27 y 14 días respectivamente. Denunciaron que habían sido torturados y, después de que la Audiencia Provincial de Guipúzcoa condenara a cuatro agentes, el Supremo anuló la sentencia. Ahora Estrasburgo condena al Estado por haber permitido y no haber investigado el "tratamiento inhumano y degradante" que sufrieron.

Dudas y consideraciones

1.- Emoción y reflexión. Que las emociones entren en colisión con la racionalidad es saludable. Defendemos el Estado de Derecho, deploramos el maltrato. No podemos condenar la abyección de la tortura si no se ha producido, pero… ¿podemos ser taxativos al respecto?

2.- Justicia y Derecho. Confundir ambas es un absurdo recurrente, puro delirio positivista. Si así fuera, el asunto acabaría con la verdad judicial de la última instancia: es decir, hubo maltrato y degradación pero no tortura. No ser dogmáticos aboca al primer fundamento de la filosofía cartesiana. También permite a Otegi mentir como un bellaco y apoyarse en el fallo del TEDH para seguir hablando de "tortura" y al Gara informar sin mencionar el atentado de Barajas.

3.- Proporcionalidad. Complicadísimo. ¿Es desproporcionado patear a dos terroristas acaso armados durante su detención? ¿Y tras ser reducidos, cuánto apretamos lo grilletes? ¿Insultar, amenazar, coaccionar son métodos plausibles para lograr una confesión? ¿Y si su confesión puede evitar nuevos atentados con más víctimas inocentes?

4.- Reparación. Toda indemnización es un arbitrio y un absurdo porque es imposible restituir la materia y el espíritu. En este caso más, pues tasar un "daño moral", ponerle precio, es en sí mismo degradante.

5.- Coherencia. Los agentes y el Estado fueron coherentes a medias: cumplieron con su obligación de servir y proteger al detener a los pistoleros de ETA, pero los "maltrataron y humillaron" poniendo en la picota el Estado de Derecho. Portu y Sarasola fueron -como suelen ser los etarras- absolutamente incongruentes: ningún verdadero soldado emprende una guerra para luego reclamar daños y perjuicios a sus enemigos publicando fotos lastimeras de sus heridas.

6.- Dolor ajeno y empatía. Particularmente he de hacer un enorme esfuerzo racional para concluir que la golpiza a esos dos terroristas es inadmisible, las tripas van por otro lado: pero lo hago y deseo que cumplan sus penas lo más cerca posible de sus familias como el resto de los presos españoles. No sé si a ellos les ocurre algo parecido con sus víctimas, si empatizan o intentan empatizar. En cualquier caso, ambas consideraciones no son comparables: yo no he matado a nadie, no soporto la violencia.

7.- La belleza de las matemáticas. Eso de "la belleza de las matemáticas" es un arcano y un verso de Enzensberger. La indemnización fijada a los etarras asciende a 50.000 euros. ¿Al Estado español le ha salido caro o barato que dos asesinos fueran pateados? ¿Es poca o mucha indemnización?