Cuando viajes a Ítaca o a los áticos de Aravaca-Estepona pide que el camino sea largo, que te respeten la biela, la tuerka y el cigüeñal; que a tu Irene no la pillen en un fallo hegeliano- freudiano entre parada y parado. Pide que el suavizante y el desodorante y la batería del móvil te aguanten este calorazo anticipado en Madrid, estimado Pablo. Pide también un vagón supletorio o una flota de tranvías para Ignacio González, con su cogote blanco y sus doce niños del Canal isabelino. Pide también, y ahí sí que lo bordas, que te enganchen en una conexión en directo más, con ese balbuceo espídico avanti el popolo; pide la Comunidad de Madrid y vente arriba, estimado Iglesias. Pide que cuando saques la tartana/bus no haya partido de Champions. Y sé feliz, que después del gulagcito de "Vistalegre 2" tienes manga ancha y un clon en la alcoba y en el frente. 
Porque tú sabes, Pablo Iglesias, que es éste país de autobuseros y de corruptibles. Que Brunete hoy pasa por dos autocares echándose las largas a pleno sol, cada uno en su guerra: unos con la vulva inmaculada, otros con un retardo de meses en lo que venimos denunciando desde antañazo en la prensa libre. Aunque bueno, allá tú con tu autobús, que no ha nacido aquí quien dude de tus merecimientos plurales para llegar mejor que bien a fin de mes. Por el carril de la izquierda no te preocupes, que no te van adelantar, que los puñales del PSOE han dejado el partido sorpassado para una década roja. Prosigue con tu campaña de ti mismo. Y no vayas a preocuparte del muerto de hambre patrio, sonríe con dientes en tu carroza del día infinito del "Orgullo Iglesias". Nunca dejes de ladrar a ese archipiélago de tus bandidos predilectos, pero cuídate de bebedores carbonatados y afines. De quienes se "hacen la rubia" en lo morado.  
No te preocupes si el español con dos dedos de frente piensa que tu bus es un biombo chino para poner en sordina el paseíllo de Rajoy, ¿acojonado? por el "abuso de derecho" y por "ese señor del que usted me habla": ese Lute de Aravaca que es aquí Ignacio González con su coletilla canosa y su decena de pijillos emprendedores. Tú, cuando viajes a Ítaca o a Plaza de Castilla, pide que te pasen la ITV y que nunca tengas que "romper en caso de emergencia": ni la luna delantera ni el cielo de tu asalto.
Que ni el presente ni el teletipo rebasen tu tartana; tus tertulias, tus risitas marhuendas