El Tribunal Supremo ha reconocido que el sistema de escuchas policiales Sitel es capaz de captar el sonido ambiente a través del micrófono de un teléfono móvil que recibe una llamada, incluso antes de descolgar y sin necesidad de instalar ningún dispositivo en el aparato. El Alto Tribunal que preside Carlos Lesmes ha desvelado esta información en una sentencia en la que avala que un juez admita como prueba los datos obtenidos a través de ese sistema, es decir, valida el uso del "micrófono ambiental" como parte de una intervención telefónica.

Se trata de un fallo cuando menos controvertido, pues el debate entre la seguridad y la privacidad es un tema enormemente complejo. Sin embargo, lo más llamativo es que la opinión pública haya tenido conocimiento del alcance potencial de este tipo de vigilancia masiva a través de una sentencia. Que ni los gobiernos de Zapatero ni de Rajoy hayan informado del funcionamiento de Sitel, que lleva en marcha desde al menos el año 2004, denota oscurantismo y alimenta las tesis de quienes aseguran que estamos más expuestos de lo que creemos al Gran Hermano orwelliano.

La sentencia del Supremo demuestra que una posible invasión de nuestra privacidad a través de los móviles no es ciencia ficción. Y dado que la legislación permite a la Policía utilizar medios de intrusión electrónica para perseguir determinados delitos, nos encontramos con que su capacidad de vigilancia sobre los ciudadanos es amplia. Por eso resulta inquietante que sepamos tan poco de este asunto.