Ya que los partidos han sido incapaces de llegar a un acuerdo para formar gobierno tras agotar cuatro meses de negociaciones, toda vez que están haciendo perder al país un tiempo precioso y dado que obligan a realizar un gasto extra a las arcas del Estado con una nueva convocatoria de elecciones, habría que pedirles, al menos, que tanto despropósito sirva de lección. España no debería volver a pasar más nunca más por una situación así.

Lo ideal sería que los líderes políticos antepusieran el interés del país a los de sus formaciones o a los suyos propios. Pero dado que está visto que eso no es posible, como hay instalada en nuestra democracia una cultura sectaria, habría que arrancar a los partidos el compromiso de cambiar la ley electoral en la próxima legislatura.

Momento de cambiar

Nada garantiza que apelar a la buena voluntad o al patriotismo vaya a hacer que las cosas sean diferentes en un futuro próximo. La prueba es que esta vez no ha servido de nada. Por tanto, es el momento de exigir a Mariano Rajoy, a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias y a Albert Rivera que eviten al país el tener que repetir este trance nunca más. Ahora es el momento de exigirlo, cuando la herida sangra y la sensibilidad de los ciudadanos está a flor de piel. Después puede existir la tentación de aparcar el asunto.

Una de las Obsesiones de EL ESPAÑOL es la de cambiar la ley electoral para ir a un sistema más proporcional, que no castigue a las minorías y que permita mayor capacidad de decisión a los electores. El modelo alemán, que da opción de elegir a una parte de los parlamentarios fuera de listas cerradas, es un buen espejo en el que mirarse. Pero además, abogamos por elecciones separadas del ejecutivo y el legislativo: poder elegir al presidente, por un lado, y al Parlamento, por otro. Con ello se evitaría también un bloqueo como el generado tras el 20-D.

Perú nos sirve un ejemplo, pues está ahora en esa tesitura. Votó el pasado 10 de abril y, como quiera que ninguno de los aspirantes alcanzó más del 50% de los votos, el 5 de junio habrá de elegir entre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, los dos aspirantes que obtuvieron mayor respaldo. En menos de dos meses, problema resuelto.

Segunda vuelta

Destacados intelectuales como Fernando Savater, Andrés Trapiello, José María Marco o Fernando Vallespín, entre otros, defienden hoy en nuestras páginas un sistema electoral con segunda vuelta para elegir a los diputados al Parlamento. Existen varios modelos, pero ello obligaría, en cualquier caso, a elegir en distritos uninominales en los que sólo podría haber un ganador por circunscripción.

Ya antes de las pasadas elecciones de diciembre estaba bastante claro que el impulso regenerador obligaba a un cambio de las reglas de juego en España. Después de todo este tiempo echado a la basura -y el que aún queda por delante-, con el lógico hartazgo de los ciudadanos y el consiguiente descrédito de los políticos, la reforma es inaplazable.