Pankaj Mishra, durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Pankaj Mishra, durante su entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández

Oriente Próximo

Pankaj Mishra, pensador indio: "La mezcla de ultraderecha y rearme augura un desastre en un país como Alemania"

Este novelista y ensayista se ha consolidado como una de las voces más críticas frente a la narrativa predominante en Occidente. "Gaza es un reflejo del colapso moral de nuestras democracias", sostiene. 

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Pankaj Mishra (Jhansi, India, 1969) tiene prisa. Lleva apenas unos días en Madrid y su agenda, marcada por su participación en el Festival de las Ideas, ha estado llena de compromisos. No es para menos. Este novelista y ensayista indio, que reside en Reino Unido, se ha consolidado como una de las voces más críticas frente a la narrativa predominante occidental. Un defensor incansable de las voces silenciadas del Sur Global

Miembro de la Royal Society of Literature y colaborador habitual de The New York Times, The New York Review of Books, The Guardian o The New Yorker, Mishra publica ahora El mundo después de Gaza (Galaxia Gutenberg), un libro en el que repasa las últimas décadas de la historia internacional y señala el conflicto en el enclave palestino como un punto de inflexión hacia un nuevo orden mundial. "Este genocidio es un reflejo del colapso moral de nuestras democracias", sostiene.

Para el autor, la violencia reciente no es un episodio aislado, sino parte de una larga cadena de desigualdades, malentendidos culturales e intervenciones que han alentado tanto el resentimiento como la polarización.

Pankaj Mishra: "No hay ninguna duda de que lo que ocurre en Gaza es un genocidio"

Durante su breve conversación con EL ESPAÑOL, denuncia la hipocresía occidental y subraya la urgencia de que la ciudadanía actúe para frenar la masacre. "¿Cómo podemos permitir esta barbarie?", se pregunta, convencido de que el daño infligido en Gaza ya resulta irreversible, con o sin acuerdo de paz.  "El objetivo de Israel ha sido siempre destruir la posibilidad de la existencia de un Estado palestino", afirma tajante. 

¿Cambia algo que una comisión de Naciones Unidas haya concluido que Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos en Gaza?

Depende de si existe voluntad política entre los líderes europeos. Todas las pruebas llevan tiempo ahí: muchas organizaciones, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch ya habían dicho lo mismo días antes. Lo sabíamos y ahora no queda ninguna duda de que lo que ocurre en Gaza es un genocidio. Está confirmado. Pero no vemos señales de ninguna acción concreta por parte de la Unión Europea para detener y castigar a Israel por lo que está haciendo.

¿A qué se debe esa inacción? Usted habla en su libro de la culpa histórica, pero ¿hay algo más?

La culpa jugó un papel al principio; ahora lo que hay es una enorme inversión en Israel por parte de ricos en Europa y EEUU. Hay lobbies corporativos y sionistas que han comprado clases políticas enteras. En EEUU, los políticos reciben abiertamente dinero de ellos. Lo que vemos es una podredumbre masiva en el corazón de las democracias occidentales, donde la gente vende su alma y su mente a cambio del apoyo de esos grupos. Gaza no debe ser vista como algo aislado, sino como un reflejo de la crisis en nuestras propias sociedades.

¿Qué hace falta para que Occidente aumente la presión hacia Israel?

Más presión pública, más gente alzando la voz, protestando, manifestándose y dejando claro a sus líderes políticos que tienen que representar la voluntad democrática de los pueblos. En la mayoría de los países europeos, se quiere frenar a Israel, que no se le vendan armas y que sea castigado. Las encuestas lo confirman. Pero los políticos no responden. Eso demuestra que la democracia misma está corrompida en gran parte de Europa. Hay que transformar la presión de la opinión pública en acciones concretas.

Entrevista con Pankaj Mishra.

Entrevista con Pankaj Mishra. Sara Fernández

Aquí en España, que ha tomado acciones contra Israel, hubo movilizaciones concretas, como las polémicas manifestaciones propalestinas en la Vuelta Ciclista. El resultado fue una discusión sobre si conviene "mezclar política y deporte"...

Quienes dicen que política y deporte deben estar separados no conocen la historia ni del deporte ni de la política. Siempre han estado unidos. Se boicotearon los Juegos Olímpicos de 1936 porque se celebraban en Berlín, la capital del fascismo. España los boicoteó. El régimen de apartheid en Sudáfrica fue boicoteado en múltiples niveles, incluidos los equipos de rugby y cricket más famosos del país. Más recientemente, Rusia fue expulsada de varias competiciones internacionales. Hablar de deporte sin política es absurdo y peligroso, porque estamos luchando por derechos básicos, como el derecho de los niños palestinos a vivir, a sobrevivir. O porque nuestras propias sociedades, para que no caigan bajo la influencia de quienes apoyan un genocidio. Lo que ocurre en Palestina ya está afectando a todos: alimenta a la extrema derecha en nuestras sociedades. Así que debemos abandonar la ilusión de que la política puede separarse del deporte, la literatura, la música o el periodismo.

Menciona la inacción de Occidente, pero ¿qué me dice de los países árabes? Ninguno ha tomado una postura firme.

Es un error idealizar a los países árabes. Sus élites también están corrompidas, buscan dinero, poder y alianzas con EEUU y Europa. Sus declaraciones en favor de Palestina son superficiales, sin políticas ni acciones detrás. Son élites despóticas y corruptas desde hace mucho. No deberíamos esperar otra cosa.

"Gaza es un reflejo de la crisis en nuestras propias sociedades"

En su libro dedica un capítulo entero a Alemania y cómo ha pasado del antisemitismo al filosemitismo. ¿Cómo interpreta que Alemania sea hoy uno de los principales apoyos de Israel en Europa?

Estamos viendo cómo es que todo el proyecto de desnazificación de Alemania, de superar su pasado nazi, fue un gran fracaso y que en realidad solo consiguió ocultar muchos crímenes. Hubo muchos encubrimientos. Los nazis permanecieron activos en la vida política y cultural alemana durante un período muy largo. Las mentalidades del nazismo siguieron vivas. Y hoy, con el auge de la extrema derecha en Alemania, vemos cómo esas tendencias regresan. Igual que en Estados Unidos, donde la supremacía blanca nunca murió y ahora ha resurgido. En Alemania ocurre lo mismo: creo que el nacionalismo alemán, el supremacismo étnico y racial alemán están resurgiendo de forma dramática. Y debemos estar preparados para que Alemania se convierta realmente en un lugar muy bárbaro.

La extrema derecha, sin embargo, está en auge en prácticamente toda Europa, no sólo en Alemania.

Pero la alemana es una sociedad muy inquietante, que se está rearmando al mismo tiempo. Dice que existe una amenaza de Rusia y por eso hay que rearmarse. Tienen a la extrema derecha emergiendo. La combinación de extrema derecha y rearme augura un desastre en un país como Alemania, que ya fue responsable de dos guerras mundiales y del Holocausto, y que ahora está implicado en el primer genocidio del siglo XXI.

Israel justifica sus ataques a Gaza como una manera de defenderse del terrorismo de Hamás. Hay quien sostiene que es eso lo que hace diferente la guerra en Gaza, a la guerra en Ucrania, que sí contó con el apoyo prácticamente unánime de Occidente.

Los palestinos en Gaza y Cisjordania llevan décadas bajo ocupación militar israelí. No existe un Estado palestino independiente. Israel es el ocupante y tiene responsabilidades hacia esa población. Lo ha dicho la ONU. Los palestinos luchan por libertad y dignidad. Israel es el agresor histórico, el que ha robado territorio durante décadas. Aquí no hay ninguna cuestión de defensa: Israel tiene una responsabilidad hacia la gente de Gaza y de Cisjordania, ya que es oficialmente el ocupante de esos territorios. Si comparamos con Rusia, diría que Israel lleva mucho más tiempo robando territorio que Rusia.

Entrevista con EL ESPAÑOL.

Entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández

¿Cuál cree entonces que es el objetivo de Israel de Gaza?

Destruir la posibilidad de la existencia de un Estado palestino, anexionar los territorios ocupados y crear un Estado de la Gran Israel —Eretz Israel—. No se detendrán ahí. Están robando territorio libanés. Están robando territorio sirio. Este es un país que, a estas alturas, está fuera de control. Si no se detiene, todos estaremos en problemas. Estamos ante un conflicto global muy serio, quizá una tercera guerra mundial si no se frena a este país. Esta es la situación en la que nos encontramos ahora mismo. Debemos reconocerlo con claridad.

¿Cree que la inacción de Occidente envalentona a Netanyahu? 

Absolutamente: se siente impune. Mientras los estadounidenses sigan apoyándole y mientras los europeos se sigan prosternado ante Trump, él sabe que nunca harán nada que le desagrade. Netanyahu sabe que los europeos no irán contra Trump. Le tienen miedo. Son cobardes. Así que Netanayhu está feliz: hace lo que ha querido hacer durante mucho tiempo y se sale con la suya. Y está aprovechando la guerra es para mantenerse en el poder; eso es algo que ha hecho desde el principio. Pero, al mismo tiempo, ahora sabe que tiene la oportunidad de crear esa Gran Israel y que, con el tiempo, la gente lo olvidará y se adaptará a la nueva realidad —palestinos expulsados, asesinados, erradicados—. Y Israel pasará a existir también en el oeste, en Cisjordania y en Gaza. "Acostúmbrate", ese es su cálculo.

¿Y la sociedad israelí? ¿No sería justo separarla de las intenciones del Gobierno?

Es demasiado simplista culpar solo a Netanyahu o a la extrema derecha. La sociedad israelí está radicalizada y la mayoría aprueba lo que ocurre en Gaza: hambruna, bombardeos, expulsiones. Los palestinos han sido deshumanizados al punto de que esto resulta aceptable para muchos.

El autor indio durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

El autor indio durante su entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández

¿Cómo explica esa radicalización?

Es un proceso de décadas. A los israelíes se les educa con la idea de que siempre están en peligro, que los palestinos y árabes vecinos planean otro Holocausto. Eso crea paranoia y una sociedad dispuesta a matar y expulsar a sus vecinos para sobrevivir. Ya no podemos culpar solo a los líderes o a la extrema derecha, debemos reconocer que es una sociedad radicalizada.

En su libro explica que de joven defendía los ideales iniciales del sionismo, pero cambió de opinión. ¿En qué momento considera que se distorsionó el proyecto?

Muy pronto. Ya desde el principio, cuando se convirtió en un proyecto militante que ignoró a la población que ya vivía allí. Hannah Arendt advirtió en los años 40 que Israel caería en el racismo, y así ocurrió. Hoy vemos la culminación de décadas de radicalización e intolerancia. Es un reflejo de un colapso moral global. Pienso en tiempos aún más oscuros por venir.

¿Qué hace a esta guerra diferente de otras tragedias ignoradas o explotadas?

Que las democracias la apoyan. Líderes políticos y periodistas en EEUU y Reino Unido la respaldan. Y, por primera vez, los perpetradores de un genocidio difunden orgullosos sus crímenes en redes sociales, en TikTok, en X. Presumen de matar, torturar, destruir universidades y escuelas. Nunca antes había ocurrido algo así.

¿Y los daños en Gaza? ¿Son reversibles?

No lo creo. Es demasiado tarde para reparar lo que Israel está haciendo en Gaza. Solo podemos esperar que esta calamidad no se extienda aún más.

¿Hay espacio para la esperanza?

Sí, pero solo si la creamos. Protestando, presionando a los políticos, organizándonos, educando e informando con hechos. La esperanza no existe por sí sola, debemos construirla. De lo contrario, ya sabes, todo seguirá igual que antes.