Maniobras de tanques israelíes en Gaza, vistas desde el lado israelí de la frontera, 17 de julio de 2025.

Maniobras de tanques israelíes en Gaza, vistas desde el lado israelí de la frontera, 17 de julio de 2025. Reuters

Oriente Próximo

Los tanques israelíes entran en los últimos reductos de Gaza mientras la Casa Blanca ya teme que Netanyahu "esté loco"

Las FDI pretenden tomar la ciudad de Deir al-Balah ante el miedo de las familias de los rehenes y las críticas en privado de la Casa Blanca. Israel también sigue negociando con países como Indonesia o Etiopía el envío de millones de gazatíes según el “plan Gatz”.

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Los tanques israelíes avanzaron este lunes hasta las inmediaciones de la ciudad de Deir al-Balah. Hablamos de uno de los mayores centros de población civil de la Franja de Gaza, pero también uno de los últimos reductos de actividad del grupo terrorista Hamás. De hecho, las FDI piensan que los pocos rehenes que aún siguen con vida pueden estar recluidos en una ciudad que ahora mismo da acogida a decenas de miles de gazatíes de todas las puntas del país, hacinados en busca de un poco de seguridad y de comida.

La noticia no ha causado precisamente el entusiasmo entre las familias de los rehenes, pues temen seriamente por la vida de sus seres queridos, sea por algún error en la ofensiva de las FDI o por una represalia de los terroristas.

Hay que recordar que, más de veintiún meses después de la masacre del 7 de octubre de 2023, el ejército israelí apenas ha podido rescatar con vida en torno a la decena de secuestrados. El resto ha logrado volver a casa merced a las negociaciones que se han ido llevando en Doha con el apoyo de las administraciones de Joe Biden y de Donald Trump.

Desde hace dos semanas largas, hay un nuevo plan de alto el fuego sobre la mesa, pero las partes se van turnando para pedir modificaciones y prolongar la agonía. Cuando Hamás estuvo de acuerdo, Israel se tomó su tiempo para dar el sí. Ahora que Israel parece conforme con la nueva redacción del texto, es Hamás quien se niega a firmar.

Este regateo constante está provocando una cierta desesperación en la Casa Blanca, quien no entiende la deriva de Benjamin Netanyahu, metido al mismo tiempo en operaciones militares en Gaza, Yemen y Siria, sin acabar de cerrar las iniciadas en Irán o en Líbano.

Según relatan fuentes internas de Washington al portal de noticias Axios, la sensación que hay entre los altos cargos del Gobierno estadounidense es que Netanyahu “actúa como un loco” y “lo bombardea todo, todo el rato”.

Lo irónico de la situación es que el primer ministro israelí estuvo hace poco en la Casa Blanca y regaló a Trump una copia de la carta que habría enviado a Oslo pidiendo el Premio Nobel de la Paz para el presidente estadounidense. Un premio que Trump solo estaría en condiciones de ganar si consigue forzar algo parecido a una tregua estable en Oriente Próximo.

Condena de veintiséis países occidentales

Sin embargo, las acciones israelíes parecen ir siempre en sentido contrario. Ni ha seguido la recomendación estadounidense de no meterse en Siria, ni se acaba de creer que el programa nuclear iraní esté realmente “acabado”, como afirmó Trump, ni es capaz de parar los bombardeos a civiles, incluso en las colas para recoger alimentos y agua de la ONU o el propio ejército israelí.

Estos actos han provocado un duro comunicado de veintiséis potencias occidentales, encabezadas por Reino Unido, criticando a Tel Aviv y pidiendo el fin de estos ataques indiscriminados.

Este comunicado llega justo después de las duras palabras de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y del secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, con motivo del bombardeo de la iglesia católica de la Sagrada Familia por parte de las FDI. Incluso el Papa, León XIV, hizo público su descontento con la política de bombardeos indiscriminados de Israel en Gaza durante el rezo del Ángelus del pasado domingo.

La invasión terrestre de Deir al-Balah, al sur de Ciudad de Gaza y a su vez al norte de Jan Yunis, presenta evidentes riesgos a todos los niveles, y por ello es la primera vez que Israel lo intenta desde que empezara la guerra.

Por un lado, la presencia de residuos de Hamás hace que la operación sea peligrosa para las FDI. Por otro lado, y esto es lo que más preocupa a la comunidad internacional, provocará probablemente un nuevo éxodo de civiles hacia otras zonas de la Franja, lo que dificultará aún más cualquier esfuerzo humanitario.

El “plan Katz” sigue en marcha

Hay que recordar que, más allá de las negociaciones a las que Israel sigue asistiendo en Doha, el plan del ministro de Defensa, Israel Katz, sigue vigente.

No es que sea un plan suyo, obviamente, sino de su Gobierno, pero él ha sido su mayor defensor público. Se trata de la reubicación forzosa de cientos de miles, incluso millones, de gazatíes fuera de la Franja.

Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo de ese tipo con ningún país árabe del entorno, Gatz está pidiendo ayuda a Estados Unidos para que influya en países algo más alejados como Libia, Indonesia o Etiopía.

Se trata de opciones disparatadas y que los países árabes no van a aceptar bajo ningún concepto. Aunque fue el propio Trump el primero que habló de la deportación de los palestinos de la Franja para organizar la Riviera de Oriente Próximo en sus territorios, a nadie se le escapa que, si Estados Unidos quiere el apoyo de las monarquías del Golfo y mantener la privilegiada relación comercial que tan feliz hace a su presidente, no puede participar en algo así, pues inmediatamente se produciría un levantamiento de las opiniones públicas de toda la región, muy difícil de contener por sus élites.

Trump, que no pasa por su mejor momento de popularidad entre el electorado MAGA debido al escándalo de Jeffrey Epstein, prometió estabilidad en el mundo y una mínima involucración militar de su país. No es lo que se está viendo ni en Ucrania ni en Gaza y, como a sus antecesores, da la sensación de que el desgaste de la política internacional está afectando a sus labores internas.

Trump confiaba en su carisma para convencer a Vladímir Putin y a Netanyahu de la necesidad de alcanzar acuerdos favorables a sus intereses, pero la realidad se está imponiendo, sin expectativas de mejora.