Yahya Sinwar, líder de Hamás, en una foto de archivo en la Franja de Gaza.

Yahya Sinwar, líder de Hamás, en una foto de archivo en la Franja de Gaza. Europa Press

Oriente Próximo

Desconcierto en Israel: no saben si el líder de Hamás, desaparecido, mantiene aún rehenes con vida

El ejército israelí intenta adentrarse en el complejo de túneles controlado por Hamás para eliminar al grupo terrorista. 

10 febrero, 2024 03:32

Mientras la comunidad internacional exige a Israel que no lance una ofensiva sobre la ciudad fronteriza de Rafah, donde se apilan decenas de miles de refugiados sin techo ni recursos, lo cierto es que el ejército hebreo sigue sin cerrar por completo sus objetivos en Gaza City y en Jan Yunis.

En la capital del norte de la Franja, continúan los enfrentamientos en el barrio de Jabalia y en el de Sheik Radwan. Cada vez que por fin parece que las tropas israelíes pueden abandonar la ciudad, aparecen de la nada nuevas unidades de Hamás que obligan a continuar los combates.

Obviamente, estos grupos armados llevan meses escondidos en ese 80% del complejo de túneles que Israel aún no controla. Este mismo viernes, las IDF aseguraron haber encontrado el centro de mando de la banda terrorista justo bajo una oficina de la UNRWA, la agencia de la ONU dedicada a los refugiados palestinos. No es la primera vez que Israel afirma algo parecido, pues el bombardeo y posterior toma del hospital Al-Shifa se justificó de la misma manera. En cualquier caso, no hay prensa independiente que pueda verificar dichas acusaciones.

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En Jan Yunis, a Israel también le queda trabajo por terminar, pese a las repetitivas afirmaciones de distintos generales, del ministro de Defensa Yoev Gallant y del propio primer ministro Benjamin Netanyahu. Es más, se podría decir que la situación lleva semanas encallada con las fuerzas israelíes tratando de entrar en el complejo formado por el hospital Al Nasser y las calles circundantes.

Este viernes, la Media Luna Roja Palestina informó del asalto al hospital Al-Amal, muy cercano a la propia sede de la organización. Varias geolocalizaciones apuntan a un intento de las IDF de partir en dos el barrio para dificultar las comunicaciones, pero nada de esto servirá de mucho sin controlar el subsuelo y eso es algo que nadie puede conseguir sin exponerse a unas pérdidas humanas gigantescas.

¿Dónde está Sinwar?

Precisamente en Jan Yunis y, en concreto, en las cercanías del hospital Al Nasser, era donde el alto mando israelí esperaba encontrar a Yahya Sinwar, el jefe militar de Hamás en Gaza junto a Mohammed Deif. Sinwar fue el encargado de planear la masacre del 7 de octubre y es el enemigo público número uno del ejército hebreo.

Sin embargo, después de tres meses de ocupación, aún no han conseguido dar con su paradero. Ni los testimonios de los terroristas detenidos ni el control de la casi totalidad de la Franja ha permitido su captura.

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De hecho, según las últimas filtraciones a medios afines, Israel ya reconoce abiertamente que Sinwar ha huido de Jan Yunis, ciudad en la que nació y en la que vive toda su familia, incluido su hermano Muhammad, encargado de la construcción de la red de túneles subterráneos.

En su momento, se rumoreó que Israel podría aceptar la huida de Sinwar, de manera similar a cuando aceptó que Arafat abandonara Líbano con sus hombres más fieles en 1983, a cambio de la liberación de los rehenes. El problema no es solo que dicha decisión iría en contra del proclamado gran objetivo de Israel en esta operación -eliminar por completo a los líderes de Hamás-, sino que da la sensación de que Sinwar puede huir cuando quiera, sin necesidad de permiso alguno.

Un soldado israelí en los túneles de Hamás al norte de Gaza.

Un soldado israelí en los túneles de Hamás al norte de Gaza. Reuters

La otra preocupación de Israel es que siempre ha dado por hecho que Sinwar llevaba consigo, como escudos humanos, a buena parte de los rehenes aún en manos de Hamás. Ya no lo tiene tan claro. Podría ser que los hubiera dejado atrás en su intento de escapatoria para agilizar la marcha.

Por no saber, Israel no sabe ni cuántos rehenes quedan vivos. Se calcula que el 20% ha muerto desde el alto el fuego de finales de noviembre, con lo que puede que la cifra actual no llegue al centenar. Los testimonios de los liberados dejan bien claro que las condiciones de vida son durísimas y no es descartable que, al hacer de escudos humanos en muchas ocasiones, los propios bombardeos de Israel hayan acabado con la vida de varios de sus compatriotas.

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Una sucesión de objetivos imposibles

A la confusión en torno al paradero de los rehenes, algo con lo que Netanyahu claramente no contaba, se suma el informe filtrado el jueves por la inteligencia estadounidense en el que se afirma que Israel está muy lejos de acabar con Hamás en Gaza. Aunque las ciudades vayan cayendo al paso de los tanques y las bombas y las muertes de palestinos se acerquen a las treinta mil, lo cierto es que los líderes de la organización siguen manteniendo un cierto control sobre la resistencia y un alto grado de seguridad personal.

Su estrategia de protegerse en los túneles les facilita el aparecer y desaparecer a su antojo y la solución, como quedó dicho, sería meterse en una guerra subterránea en la que Israel tiene muchísimo que perder.

Si a la dificultad de lograr los objetivos militares, se suma el drama humanitario provocado y el consecuente rechazo internacional, tarde o temprano Netanyahu tendrá que plantearse llegar a algún tipo de acuerdo, aunque es imposible saber cuál: ni Israel va a aceptar tener a Hamás como vecino ni Hamás va a aceptar las condiciones de rendición propuestas mientras el ejército israelí esté ocupando su territorio.

El presidente estadounidense, Joe Biden, insistió ayer en que la actuación de Israel en Gaza había ido demasiado lejos. Tanto él como el secretario de estado, Antony Blinken, llevan tiempo repitiendo a Netanyahu que ese no es el camino, pero los planes de paz que no rechaza uno los rechazan los otros.

A cada día que pasa, la posibilidad de que Israel se quede de nuevo con la Franja o que al menos mantenga fuerzas de ocupación en la zona que impidan un ataque como el del 7 de octubre, aumenta. Una posibilidad que todos los países árabes y los propios aliados de Israel rechazan, pero a la que es difícil encontrarle alternativa realista.