El húngaro Viktor Orbán charla con su aliado eslovaco, Robert Fico, durante un Consejo Europeo en Bruselas
La UE alerta de que Hungría es ya una "autocracia electoral": no logra frenar la deriva autoritaria de Orbán ni sus vetos
La Eurocámara ha aprobado este martes un informe en el que avisa de que sus actuaciones amenazan los valores europeos y el orden jurídico de la UE.
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Mientras el Parlamento Europeo vuelve a dar la voz de alarma por el deterioro acelerado de la democracia en Hungría, los Gobiernos de la UE siguen sin encontrar la fórmula para frenar la deriva autoritaria de Viktor Orbán ni para sortear su veto sistemático a cualquier iniciativa relacionada con la ayuda a Ucrania o las sanciones contra el Kremlin por su guerra de agresión.
El resultado es que Orbán ha consolidado una influencia desmedida en Bruselas, que aprovecha para boicotear desde dentro la acción de la UE. Su último golpe: apoyar sin reservas el plan de paz de 28 puntos pactado por EEUU y Moscú, que Bruselas consideró inaceptable y del que incluso Donald Trump se ha acabado distanciando.
El pleno de la Eurocámara ha aprobado este martes -por una amplia mayoría de 415 votos a favor, 193 en contra y 28 abstenciones- un duro informe en el que avisa de que las violaciones persistentes del Estado de derecho en Hungría (país al que tachan de “régimen híbrido de autocracia electoral”) amenazan los valores europeos y el orden jurídico de la UE.
El informe ha sido respaldado por la 'Gran Coalición' formada por democristianos, socialistas, liberales y verdes, a la que en esta ocasión se ha sumado el grupo de La Izquierda.
En contra han votado los tres grupos de derecha radical: los Patriotas por Europa -fundado por Orbán y en el que milita también Vox-; los Conservadores y Reformistas Europeos de Giorgia Meloni; y Europa de las Naciones Soberanas.
En particular, los eurodiputados critican las injerencias del Gobierno de Orbán en la justicia, la existencia de redes clientelares y corrupción, el uso indebido de los fondos europeos y los ataques a la sociedad civil.
Entre los demás problemas señalados por el Parlamento figuran el debilitamiento sistemático del Consejo Nacional de la Judicatura húngaro por parte del Gobierno, las amenazas a la libertad académica, la asignación de publicidad estatal a medios afines al Gobierno y la prohibición constitucional de facto de las marchas del Orgullo.
El informe exige a la Comisión que haga públicos lo antes posible los resultados de su investigación sobre una supuesta red de espionaje húngaro en las instituciones europeas y del papel que jugó en ella el actual comisario de Orbán, Olivér Várhelyi.
Finalmente, la Eurocámara alerta sobre los contenidos políticos generados por inteligencia artificial de cara a las elecciones de 2026. Entre ellos, la publicación deliberada de vídeos deepfake en redes sociales vinculadas al partido y la campaña de Orbán, con el objetivo de confundir a los votantes y desacreditar a adversarios.
El Parlamento acusa a la Comisión de Ursula von der Leyen y al resto de Gobiernos de ser incapaces de frenar la deriva autoritaria de Orbán y proteger el Estado de derecho en Hungría.
“La falta de medidas decisivas por parte de la Comisión y el Consejo contra Hungría ha permitido la erosión continua de la democracia y del Estado de derecho. La UE no puede permitir que la autocratización de Hungría continúe", ha protestado la holandesa verde Tineke Strik, ponente del informe.
En el debate previo ante el pleno, el comisario de Justicia, Michael McGrath, se defendió de las críticas y recordó que Budapest tiene ahora mismo bloqueados 18.000 millones de euros y ha perdido definitivamente 1.000 millones de su asignación inicial de fondos de cohesión debido a esta deriva autoritaria.
El Ejecutivo comunitario ha abierto además un gran número de procedimientos de infracción contra Hungría en áreas como "los derechos de las organizaciones de la sociedad civil, la libertad académica, la libertad de los medios de comunicación, los derechos de los migrantes y solicitantes de asilo o los derechos de las personas LGTBIQ".
Pero nada de esto ha hecho que el Gobierno de Orbán cambie de rumbo. El último recurso que le queda a la UE es apretar el denominado 'botón nuclear': llegar hasta el final en la aplicación del artículo 7 del Tratado y suspender el derecho de voto de Hungría por vulneraciones sistemáticas del Estado de derecho.
A petición precisamente de la Eurocámara, la UE lanzó el procedimiento sancionador del artículo 7 contra Hungría en septiembre de 2018. Desde entonces, el Consejo de Asuntos Generales ha celebrado un total de 9 audiencias sobre el deterioro democrático bajo el mandato de Víktor Orbán, pero siguen atascados en el procedimiento.
Suspender el derecho de voto de Hungría en el Consejo exige el apoyo unánime del resto de Estados miembros, y Orbán cuenta ahora mismo con el apoyo del eslovaco Robert Fico.
En el fondo, los líderes europeos lo apuestan todo a la derrota de su partido Fidesz, en las elecciones de abril de 2026. Todas las encuestas le dan ahora una amplia ventaja al líder de la oposición, Péter Magyar, que fue parte del círculo de Orbán pero lo acabó abandonando con denuncias de corrupción y autoritarismo.
El riesgo que corre la UE es que lleguen más Gobiernos afines a Budapest (el siguiente podría ser el de Andrej Babis en Eslovenia), que impidan definitivamente actuar contra el deterioro democrático en Hungría si Orbán vuelve a ganar.