Ursula von der Leyen y Roberta Metsola, durante el pasado Consejo Europeo del 23 de octubre
Von der Leyen desactiva la insurrección de la Eurocámara contra su presupuesto para la UE con cesiones menores
La presidenta de la Comisión mantiene su propuesta de centralizar todos los fondos en planes nacionales condicionados a reformas, pese a las propuestas del Parlamento Europeo.
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La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha logrado sofocar la insurrección de la Eurocámara contra su propuesta de presupuesto plurianual de la UE para 2028-2034 -que amenazaba con hacer descarrilar la negociación incluso antes de comenzar- ofreciendo un paquete de concesiones de bajo alcance.
"Las propuestas constituyen un buen paso adelante y el proceso continuará", ha asegurado la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, tras una reunión virtual a tres bandas con Von der Leyen y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, cuyo país ostenta la presidencia de turno de la UE.
"Ahora las propuestas están claras y tenemos una hoja de ruta clara a seguir", se ha felicitado Von der Leyen, que ha dado por cerrada así la crisis. Tras la reunión de estel unes, la Eurocámara ha desistido de aprobar esta misma semana una resolución contra el plan presupuestario, la baza con la que intentaba doblegar a la presidenta.
Al final, los eurodiputados se limitarán a debatir en el pleno de este miércoles en Bruselas las propuestas de Von der Leyen, pero no se votará ningún dictamen.
En el fondo, lo que ha hecho la Eurocámara es plantear un pulso al Ejecutivo comunitario, pero también a los Gobiernos nacionales, para lograr más poderes en la negociación presupuestaria y poder intervenir desde una fase temprana.
Según los Tratados, son los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 los que aprueban por unanimidad el marco financiero plurianual, algo que está previsto que suceda a finales de 2026. La Eurocámara sólo interviene al final de todo el proceso para dar su consentimiento (o tumbar el acuerdo previo).
Sin embargo, el Parlamento pretende ahora modificar de entrada la nueva arquitectura presupuestaria que ha planteado Von der Leyen para el periodo 2028-2034, que centraliza en los Estados miembros la gestión de los fondos estructurales, agrícolas y migratorios.
Todas estas ayudas se fusionan en un único sobre nacional para cada país, cuyo gasto quedará en gran medida a discreción de los Gobiernos.
Se trata de un giro radical que arrebata a comunidades autónomas y regiones buena parte de su capacidad para decidir cómo se reparten las ayudas. Y, además, difumina la esencia de dos políticas emblemáticas de la UE: la agrícola común y la de cohesión.
En una carta remitida a finales de octubre, los líderes de los grupos políticos de la 'gran coalición' que sostiene a Von der Leyen (populares, socialistas, liberales y verdes) rechazaron esta renacionalización de los fondos europeos y exigieron restablecer la independencia de la política agrícola común, así como un mayor papel para las entidades regionales y locales.
Sin embargo, los Gobiernos nacionales sí que apoyan esta nueva arquitectura porque les libera de muchas cargas burocráticas y les da mucho más margen de maniobra a la hora de decidir en qué gastar los fondos europeos.
De ahí que Von der Leyen se haya resistido hasta el final a modificar sus propuestas. Sólo la amenaza de una resolución negativa de la Eurocámara le ha llevado a ofrecer concesiones menores, que en todo caso son más simbólicas que reales.
En una carta dirigida este domingo a Metsola y Frederiksen, la presidenta plantea en primer lugar reservar de forma obligatoria una parte del dinero de los sobres nacionales no sólo a pagos agrícolas directos (como contempla su propuesta original), sino también a políticas de desarrollo rural. El objetivo es "reforzar la identidad" de la política agrícola común.
En segundo lugar, Von der Leyen plantea introducir un 'control regional' para garantizar plenamente la participación de las autoridades regionales en la preparación, aplicación y evaluación de los planes de gasto, así como su derecho a comunicarse directamente con la Comisión. Finalmente, la alemana ofrece dar más poderes a la Eurocámara durante la negociación y supervisión de estos planes nacionales.
Estas cesiones de mínimos han sido suficientes para aplacar de momento a la Eurocámara, aunque el grupo socialista todavía pide más cambios.
Sin embargo, la auténtica batalla es la que enfrenta a Alemania y los 'frugales', que reclaman más recortes en el presupuesto de la UE, contra los principales beneficiarios de los fondos europeos, como España, que ven insuficientes las propuestas de Von der Leyen.
En total, el presupuesto plurianual propuesto por la alemana asciende a 2 billones de euros para siete años, cifra equivalente al 1,26% del PIB comunitario.
Si se descuenta el pago de los intereses de la deuda asumida con los fondos Next Generation, se queda en el 1,15%, un ligerísimo aumento respecto al 1,13% del actual marco financiero.
El nuevo marco financiero multiplica por cinco el gasto en Defensa (hasta situarlo en 131.000 millones de euros en siete años) y recorta los fondos agrícolas y de cohesión, que son los más importantes para países como España.