Graham Cundy, en distintas etapas de su vida.
Graham Cundy, coronel británico en la reserva: "Rusia sigue sin ser un rival militar para la OTAN"
Este antiguo Royal Marine, encargado de liderar operaciones de contrainsurgencia en Irak y Afganistán, analiza cómo ha cambiado la sociedad europea tras la invasión de Ucrania y, también, cómo nos ven desde Rusia.
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Graham Cundy sonríe divertido al estrechar la mano y, cuando los ecos de una manifestación que recorre Gran Vía llegan hasta la sala donde tiene lugar nuestra conversación, pregunta de qué va la cosa. El interés parece genuino. Y es que este coronel británico en la reserva, que formó parte de los Royal Marines y que cuenta con bastantes operaciones de contrainsurgencia a la espalda en lugares como Irak y Afganistán, no parece bajar nunca la guardia.
Cundy, quien también ha ocupado cargos dentro del gobierno británico y que ahora asesora a empresas y gobiernos desde la consultora de riesgo geopolítico Earendel Associates, accedió a hablar con EL ESPAÑOL en el marco de un encuentro anual organizado a finales de octubre por la Fundación ESYS en Madrid.
Durante la conversación que sigue, editada para facilitar su lectura, se habla de por qué es mejor no llamar “guerra híbrida” a lo que está sucediendo en el Báltico, de la importancia otorgada por el Kremlin al crimen organizado a la hora de defender sus objetivos y de cómo urge asumir que, en tiempos de conflicto, el sector privado y el sector público deben estrechar su colaboración.
Además, Cundy también pone encima de la mesa los otros frentes geopolíticos que enfrenta Europa en el corto y medio plazo y explica por qué no le cuadra la estrategia desplegada por Donald Trump en el Caribe para, supuestamente, luchar contra el narcotráfico.
El coronel Cundy, en sus tiempos por Afganistán.
¿Cómo está cambiando la guerra de Ucrania a Europa?
Una de las cosas que ha cambiado es el lenguaje. Antes hablábamos de guerra en pasado y ahora lo hacemos en presente. Ha cambiado, en fin, nuestra relación con la posibilidad de experimentar un conflicto en primera persona. Hasta fecha reciente esa posibilidad era distante, incluso impensable para mucha gente, pero ahora se encuentra más cerca que nunca. La guerra de Ucrania también está cambiando nuestras sociedades, que ahora se encuentran bajo presión. Lo cual lleva hacia una Europa cada vez más consciente de sí misma, por un lado, pero también hacia una Europa cuyos populismos nacionalistas empiezan a crear divisiones internas importantes.
¿Qué opinas de esto último?
Opino que en Europa siempre vamos a tener nuestras diferencias porque somos naciones distintas. Sin embargo, una Europa unida bajo un sistema de creencias compartido –la democracia liberal– es una fortaleza que conviene proteger frente a quienes quieren erosionarla. La prueba de ello es la insistencia que Rusia está poniendo en generar fracturas precisamente ahí.
Entiendo que hablamos de la ‘guerra híbrida’ que el Kremlin está llevando a cabo contra Europa. ¿En qué fase crees que se encuentra? En otras palabras: ¿puede escalar más allá de lanzar drones para que sobrevuelen territorio europeo, de los asesinatos selectivos y de los sabotajes?
Antes de contestar a la pregunta me gustaría hablar de las definiciones que a veces utilizamos para referirnos a las cosas. Algunas palabras tienen significados diferentes según la persona y a mí, personalmente y dada mi trayectoria, no me gusta el concepto de ‘guerra híbrida’ para explicar lo que está sucediendo ahora mismo en Europa.
¿Por qué?
Porque la palabra “guerra” tiene implicaciones militares. Hoy por hoy hablar en esos términos me parece un error ya que fuerza a las sociedades europeas a pensar en acciones militares cuando, en realidad, los gobiernos europeos tienen capacidad suficiente –a través de sus cuerpos de seguridad y de sus servicios de inteligencia– como para enfrentarse a lo que el Kremlin nos está lanzando. Sí, es cierto que actos de agresión como los sabotajes, los asesinatos selectivos o el tema de los drones son mucho más frecuentes que antes. Pero repito: nuestras democracias pueden, y deben, abordar el problema sin alterar su estructura.
Y luego está la cuestión puramente conceptual: según la doctrina estadounidense una ‘guerra híbrida’ es una mezcla de guerra convencional, dominio cognitivo y operaciones encubiertas. Es decir: una combinación de lo que uno tiene en mente cuando piensa en una guerra y de medidas más bien alineadas con la guerra asimétrica. Eso no encaja con lo que vemos en lugares como el Báltico ahora mismo.
"Incluso sin Estados Unidos creo que la OTAN sería bastante más fuerte que antes"
¿Qué término utilizarías?
Yo prefiero hablar de un conflicto librado en la ‘zona gris’ [una ‘zona gris’ es ese espacio ambiguo que se encuentra entre la paz y la guerra y en donde las tácticas empleadas por los contendientes evitan cruzar el umbral que lleva al conflicto armado]. Me parece más exacto porque es justo lo que estamos viendo: la utilización de métodos subversivos, o sea indirectos, para tratar de alterar el orden establecido por las democracias liberales occidentales. Eso es, en definitiva, lo que busca Vladímir Putin. Explotar nuestras vulnerabilidades y eliminar consensos.
A fin de cuentas él no puede utilizar la fuerza bruta, o sea la expansión territorial directa, contra la Alianza Atlántica porque Rusia sigue sin ser un rival militar para la OTAN. Y menos ahora que se han sumado los suecos y los finlandeses y se está incrementando el gasto militar. Pero seamos honestos: nosotros en su lugar –porque los rusos están convencidos de estar en guerra no solo contra Ucrania sino contra Occidente– intentaríamos hacer lo mismo. Buscaríamos medios para debilitar internamente al adversario. Ahí está la Guerra Fría y cómo a través del BBC World Service o Voice of America difundíamos, dentro del espacio soviético, el mensaje de que su sistema no funcionaba.
Has mencionado la entrada de Finlandia y de Suecia en la OTAN. ¿Cómo de fuerte ves, hoy por hoy, a la Alianza Atlántica?
La OTAN tiene más futuro que hace una década. Lo digo a pesar de la actitud poco clara de algunos estadounidenses. Esperemos que Estados Unidos se mantenga dentro, por supuesto, pero incluso si no es el caso creo que la OTAN es bastante más fuerte que antes.
Decías que ahora mismo no hay necesidad de abordar ese conflicto librado en la ‘zona gris’ desde lo militar. Que los cuerpos de seguridad de los estados europeos, así como nuestros servicios de inteligencia, deberían bastar. Lo cual me lleva hasta las redes de crimen organizado. ¿Crees que Rusia las está utilizando para promover sus objetivos?
Sin lugar a dudas. Rusia está utilizando todos los activos que puede y el crimen organizado ruso es uno de ellos. Otro sería la famosa ‘flota gris’ que transporta petróleo ruso pero que también aprovecha para vigilar las costas europeas e incluso para lanzar drones hacia el continente. De nuevo: un país que cree estar en guerra utilizará todos los medios a su alcance para explotar su causa. En Occidente el enfoque es diferente porque en nuestras sociedades mucha gente no se considera en guerra y ese tipo de acciones se suelen catalogar como “terrorismo” o meros “actos delictivos”.
Por eso insisto en que, de momento, la batalla la tienen que dar los servicios de inteligencia y los cuerpos policiales. No el entramado militar porque eso sería contraproducente desde un punto de vista social. En cuanto al crimen organizado, como te decía me parece evidente que el Kremlin lo está utilizando. Primero porque desde su perspectiva sería insensato no hacerlo y, en segundo lugar, porque en un país como Rusia las organizaciones criminales están controladas por el Estado. No puedes crecer a partir de cierto punto, o dedicarte a según qué cosas a partir de una determinada escala, sin el visto bueno de las autoridades. La pregunta que a veces me hago es hasta qué punto esos criminales obedecen órdenes. ¿Siguen un mandato o son ellos quienes toman la iniciativa para congraciarse con Moscú?
Regresando a las alteraciones que ha traído consigo la guerra de Ucrania quería preguntarte cuánto ha cambiado la actitud del mundo empresarial a la hora de lidiar con cuestiones geopolíticas.
No lo suficiente, desde luego. En Occidente continuamos trazando una línea de separación bastante gruesa entre el gobierno y las grandes empresas. El sector público es el Estado y es una cosa diferente del sector privado. En Rusia o en China no ven las cosas de la misma manera. Allí no puedes ser una gran empresa sin que el Estado avale tu actividad o directamente la controle. Desde su perspectiva las grandes empresas españolas –constructoras, telecos…– tendrían que estar controladas o tuteladas de alguna manera por el Estado español. Por eso muchas veces se convierten en objetivo legítimo.
"Los análisis que realiza China antes de mover ficha son más mesurados, exhaustivos y significativos que los que realizan los rusos"
¿Te refieres a los hackeos que ocurren de vez en cuando?
A esos hackeos o, como en el caso de la armamentística alemana Rheinmetall, a intentos de asesinato contra sus directivos. El caso es que en Occidente las sociedades todavía no se han dado cuenta de esto. Incluso en compañías dedicadas a la industria de defensa todo lo que está ocurriendo se ve como una oportunidad de expandir negocio, de ver cómo se puede adaptar la última tecnología disponible a tal o cual producto, sin percibir el contexto geopolítico actual como una amenaza para ellas mismas. En Occidente solemos decir que lo comercial y lo gubernamental va por separado y que, por tanto, una decisión gubernamental de tal país respecto a Rusia no tendría por qué afectar a las empresas de ese país. Que una cosa no tiene nada que ver con la otra cuando, en realidad, sí tienen que ver.
¿Qué tendría que suceder para que las sociedades occidentales caigan en la cuenta de lo que dices?
Hay que dejar de descartar según qué episodios alegando que son puntuales. Lo del piloto de helicóptero ruso que desertó y al cabo de un tiempo apareció muerto en una urbanización de Alicante, por ejemplo. O el incendio de una subestación eléctrica en no sé dónde. O un hackeo a tal o cual gran empresa. ¿Cuál es la reacción habitual? Pensar que ha sido un hecho aislado, inusual, y por tanto que no hay grandes motivos para preocuparse. Hay miedo a generar alarma. Sobre todo en el caso de las empresas porque, además, está en juego su reputación y temen enfrentarse a demandas legales. Con lo cual creo que hay que empezar informando de lo sucedido con transparencia y, también, de las sospechas pertinentes en torno a lo ocurrido. Eso permitiría conectar los distintos puntos que hay repartidos por el mapa y empezar a hacerse una idea de la situación.
Dado que muchos de esos ataques proceden del ciberespacio, entiendo que también conviene aumentar urgentemente la ciberseguridad.
Por supuesto. No sé si estás familiarizado con lo que ha sucedido recientemente en Reino Unido: una de nuestras principales automovilísticas lleva dos meses fuera de servicio debido a un ataque de esas características. Más allá del perjuicio para la empresa, ¿sabes cuántos millones le está costando la interrupción al Estado? O sea: al contribuyente. Cuando esos ataques afectan a determinadas compañías, y lo hacen de manera prolongada, el problema deja de ser sectorial y pasa a ser un problema estatal debido a la pérdida de capacidades y de ingresos.
Hay que minimizar los efectos que un ataque contra una entidad comercial independiente puede tener más allá de la propia empresa y para ello hay que fortalecer la ciberseguridad con ayuda del Estado. Establecer unos protocolos nacionales. Porque en esos casos cuanto antes se actúe mejor. No se puede esperar semanas para informar de lo ocurrido; necesitamos que nuestras poblaciones sean conscientes de la amenaza a la que nos enfrentamos. Necesitamos, en fin, que se establezca un diálogo entre el Estado y la gente al respecto porque esa amenaza está empezando a afectar a nuestras vidas.
Más allá de Rusia y de lo que está sucediendo en Ucrania… ¿a qué frentes geopolíticos crees que Europa debería prestar más atención ahora mismo?
Creo que el principal frente geopolítico, al margen del que supone Rusia, se encuentra en China. Ojo: hay diferencias entre ambos e incluso si se observa la situación entre China y Taiwán creo que es poco comparable a la de Ucrania y Rusia. Por varias razones. La principal tiene que ver con el lugar en el que se encuentra China ahora mismo: está ascendiendo como súper potencia y considera que dispone de tiempo. Su estrategia no es tan agresiva como la de Rusia. Además, creo que los análisis que realiza China antes de mover ficha son más mesurados, exhaustivos y significativos que los que realizan los rusos.
En resumen: los chinos suelen tomar mejores decisiones. Luego hay un segundo frente geopolítico que no tiene que ver con un lugar concreto sino con una dinámica concreta: la política exterior que despliegan las grandes potencias a partir de lo ‘híbrido’.
"Los europeos damos importancia al derecho internacional, al juego limpio. Los EEUU de Trump, en cambio, tienen otra forma de conducirse"
¿Te refieres a las compañías militares privadas como el Grupo Wagner?
Entre otras cosas, sí. Un activo del que también han tirado los estadounidenses, como bien sabemos, y que ahora mismo vemos con bastante claridad en África. Un continente riquísimo en recursos naturales y que se encuentra muy disputado en zonas como el Sahel, donde los rusos han conseguido entrar al tiempo que los franceses han perdido su influencia. Y luego está el Ártico, claro: un área sumamente interesante para estadounidenses, rusos y chinos debido a la riqueza económica que atesora.
¿Consideras que el Sahel es un peligro para los intereses de España y del llamado ‘flanco sur’ de Europa?
Ahora mismo el riesgo que supone no es comparable al que supone Rusia para Europa del Este y la zona del Báltico, pero es indudable que el Sahel es una zona muy inestable y que su falta de estabilidad puede llegar a afectar gravemente a los países del sur de Europa. Sobre todo a través de los flujos migratorios. Es decir: sabemos que la inmigración masiva puede generar inestabilidad en los países receptores. La pregunta es: ¿puede ser un factor a explotar por nuestros adversarios? Y la respuesta es sí. Es más: se dice que una de las razones por las que los rusos se metieron en Siria tenía que ver con la creación de una crisis migratoria en Europa Occidental.
No soy un experto en ese tema y no te puedo decir hasta qué punto eso es cierto, pero lo que sí sabemos a estas alturas es que la inestabilidad que trae consigo la inmigración masiva está empezando a afectar a nuestro ecosistema político. Lo estamos viendo en Francia, en Alemania y en el Reino Unido, por citar tres ejemplos donde el populismo nacionalista no deja de ganar terreno. ¿Si yo estuviese en guerra con Occidente y tuviese la oportunidad de utilizar un factor semejante para golpear a Europa lo utilizaría? Evidentemente.
Pasando a otro tema: ¿por qué los Estados Unidos de Trump son mejores que Europa a la hora de convertir el poder económico en influencia geopolítica?
Partiendo de la base de que no soy economista, y tampoco un experto en política exterior estadounidense, creo que todo se resume a las distintas formas que tenemos a la hora de asomarnos al mundo. Las democracias liberales europeas queremos tener éxito en los negocios y queremos influencia, qué duda cabe, pero debemos andarnos con cuidado a la hora de conseguir ambas cosas. Damos importancia al derecho internacional y, en definitiva, al juego limpio. Los Estados Unidos de Trump, en cambio, tienen otra forma de conducirse. Una que ha sido, en muchos sentidos, increíblemente eficaz… a corto plazo. Tampoco es demasiado complicado cuando tienes el palo más grande en la mano. El problema es que lo que está haciendo Trump puede llevar a una pérdida de influencia diplomática estadounidense en el largo plazo. Así que la pregunta es: ¿dónde va a estar Estados Unidos en diez años, en veinte años o en medio siglo? ¿Cómo va a ser tratado por el resto entonces? A fin de cuentas, todas las sociedades son producto de sus respectivas historias y de las consecuencias que éstas generan.
Enlazando con lo que acabas de decir y para terminar: ¿qué crees que busca Trump en Venezuela?
Es una buena pregunta. La verdad es que no lo sé. Sí te diré que no me parece que el uso de la fuerza contra las supuestas narcolanchas esté siendo proporcional. Es decir: si puedes atacarlas puedes interceptarlas. En cualquier caso, si verdaderamente el objetivo de esa operación militar es golpear a los narcotraficantes atacar lanchas solo está afectando a quienes las pilotan… y aun así la mayoría seguro que continúan logrando transportar su mercancía. Por otra parte, ahora mismo la droga que más preocupa en Washington es el fentanilo y éste suele entrar por México a través de la frontera terrestre. Mira: una guerra debe basarse en los resultados y, visto lo visto, no tengo nada claro que esta ‘guerra contra las drogas’ tenga demasiado sentido a gran escala. Puedes estar interrumpiendo un par de rutas marítimas y evitando que lleguen a tu país unos cuantos kilos de lo que sea, pero si analizamos el tráfico de drogas en su conjunto no parece que el efecto final compense el despliegue que estamos viendo.